Cuando la Junta Directiva del Banco de la República realice la primera reunión de política monetaria del año, los miembros tienen el camino ganado para bajar más las tasas de interés, tal como ya lo pronostican los mercados financieros, que prevén un recorte de 0,5% para dejar la tasa en 9,25%.
El primer hecho que incidirá, fuera de las peticiones del gobierno para que bajen más las tasas, está en el comportamiento de la inflación que prácticamente para noviembre y diciembre pasados, permaneció estable en 5,2%.
Otro factor a favor, es que la Reserva Federal de Estados Unidos, dejó estables las tasas, pese a los pedidos del gobierno Trump para que las bajaran. Sin duda, los mercados ya han percibido una disputa entre Jerome Powell, el jefe del Banco Central y el todopoderoso mandatario estadounidense.
De todos modos, esa estabilidad en 4,5% y 5%, les permite a los directivos del Emisor, tener un margen de decisión que sin duda sería de la disminución de 0,25%.
Sin duda, si la política monetaria se mantiene a la baja, muy pronto se podrá esperar que también el comportamiento del crecimiento mejore en los primeros meses de este año.
Partir de un posible PIB de 1,8% en 2024, a uno de 2,5% este año como lo pronostican los expertos, sería gracias a una mayor laxitud de las tasas de interés, que permitirían reactivar con fuerza la demanda y el consumo, elementos que pueden elevar la actividad productiva.
Además, muy fácilmente para este año se podría alcanzar el rango objetivo del Banco de la República entre 2% y 4% con un costo de vida de 3%, todo un panorama para mejorar el comportamiento de la economía.
Señalan los investigadores que lo más seguro es que la tasa de interés de política monetaria continuaría en tendencia de descenso, en medio de la cautela que demanda la persistencia inflacionaria y las condiciones financieras internacionales.
En los últimos meses, la Junta Directiva del Banco ha reducido, con corte a diciembre pasado en 375 puntos básicos (pb) la tasa hasta 9,50%.
Sin embargo, en sus comunicaciones ha enfatizado que persisten riesgos como la devaluación de la tasa de cambio, la creciente preocupación por el financiamiento del presupuesto de 2025 y la incertidumbre por las perspectivas fiscales de mediano plazo asociadas al acto legislativo aprobado que incrementa las transferencias a los entes territoriales.
Sin duda, los recortes continuarían en adelante, motivados por el descenso de la inflación.