Desarrollo estructural macro | El Nuevo Siglo
Martes, 25 de Noviembre de 2014

Pese a las dificultades por las que atraviesa la economía de los países hispanoamericanos, en especial la de Brasil, el interés por Colombia de los inversionistas extranjeros sigue aumentando. El 11  Congreso de la Infraestructura que se efectuó la semana pasada en Cartagena, organizado por el gremio  que preside Juan Martín Caicedo Ferrer, estuvo colmado de inversionistas y por importantes empresas internacionales y nacionales ligadas a la construcción. La concurrencia al evento pasó de las 2.500 personas. En las ruedas de negocios que se hicieron se abrieron posibilidades de asociaciones empresariales extranjeras con las de Colombia, que en no pocos casos se complementan. Algunas empresas nacionales ya están avanzando en la producción para competir en el extranjero y participar en licitaciones cuantiosas en terceros países.

La contratación llave en mano para hacer o renovar la infraestructura se convirtió en un aliciente para grandes empresas que buscan proyectos macro que pueden financiar y que están en condiciones de ejecutar en el tiempo pautado. El atraso vial en varias regiones que han sido azotadas por la violencia, como la falta de trenes y la débil utilización de los ríos, determinan elevados costos en transporte que tienden a hacer menos competitivas las exportaciones. En el Congreso de Infraestructura se corroboró la tesis de que sin avanzar en intercomunicar el país, seguiremos hablando de dos Colombias y el fantasma de la violencia seguirá rondando. Lo cierto es que los empresarios del sector están dispuestos a invertir y apostar al desarrollo del país. Según los informes del Gobierno, del presidente Juan Manuel Santos, de Germán Vargas Lleras, de Juan Martín Caicedo Ferrer, del director de Planeación, Simón Gaviria, de los capitanes de empresas, la prioridad del desarrollo colombiano y de consagrar la paz, pasa por avanzar en el campo de la infraestructura que en algunas zonas recuerda el atraso de los tiempos primitivos. La credibilidad de los empresarios colombianos en las posibilidades de hacer buenos negocios en el país es el termómetro para otear un futuro mejor.