Una pregunta que requiere una respuesta inmediata del Gobierno y de los centros de estudios especializados hizo ayer el presidente de la ANDI y del Consejo Gremial, Bruce Mac Master.
En su cuenta en la red social X, el principal vocero del empresariado colombiano publicó las fotos de dos noticias. La primera hacía alusión al informe anual que presentó la semana pasada la Oficina contra la Droga y el Delito, de la ONU, según el cual la extensión de cultivos ilícitos en Colombia creció en 2023 hasta 253.000 hectáreas, en tanto que el potencial de producción de cocaína se elevó en el mismo lapso en un 53%, llegando a casi 2.700 toneladas.
La otra noticia que referenció Mac Master se refería a que el Índice de Seguimiento de la Economía (ISE) para agosto, creció un 2,02%, según el reporte del DANE, también la semana pasada.
“¿Qué relación tienen estas dos noticias? Algunos economistas han indicado estos días que parte del crecimiento de la economía puede provenir del aumento en actividades ilícitas ¿Tiene el DANE detalle sobre este posible efecto?”, se preguntó el presidente de la ANDI.
La duda planteada por el principal vocero del sector privado en el país debe ser resuelta de manera clara y taxativa. No es la primera vez que se pone sobre la mesa cuál es el impacto de las economías subterráneas, claramente ilícitas, en la curva de crecimiento o decrecimiento productivo en el país.
Los cálculos de cuánto dinero mueven el narcotráfico, la minería criminal, la extorsión, el contrabando y otros delitos de alto impacto suelen ser muy disímiles en Colombia. Como también los estimativos en torno a qué proporción de esos recursos de origen ilegal terminan siendo lavados e introducidos al circuito económico local, regional o incluso nacional.
Visto todo ello, la pregunta de Mac Master tiene una significación distinta y es imperativo despejarla.