Es-Pinilla contra el fuero | El Nuevo Siglo
Viernes, 25 de Octubre de 2013

*Golpe bajo a los militares

*Gana la contracultura sediciosa

El   fallo de la Corte Constitucional en contra del Fuero Militar, que se hizo público el miércoles pasado,  ha dejado atónitos a los colombianos y gravemente herida la moral de las Fuerzas Armadas. Los soldados de Colombia constituyen junto con la Iglesia Católica, las dos instituciones más prestigiosas del país, contra las cuales los sectores contestatarios libran sórdidas campañas para desacreditarlas y dificultar su misión en pro del pueblo. Es sorprendente que cinco  magistrados de la Corte Constitucional sobre cuatro, aduciendo vicios de procedimiento, tomen una decisión en contra de la política del Gobierno del presidente Juan Manuel Santos, en pro de restablecer las garantías mínimas que deben tener los militares cuando libran una guerra irregular contra un enemigo que les dispara desde la oscuridad y por la espalda, que utilizando prácticas terroristas ha sembrado de minas gran parte del país, causando numerosas bajas entre la población civil, los militares y funcionarios públicos. La Corte de manera dudosa, por un voto que hizo la mayoría, resolvió  que se  transgredió el reglamento del Congreso que prohíbe  que las comisiones sesionen cuando lo hace la plenaria de la corporación, cuando se cronometraron los  tiempos y las reuniones de las comisiones no fueron coincidentes.

 La  abolición del Fuero Militar, que desde los orígenes de la República se instauró para proteger a los servidores de la Patria, ha sido una medida desastrosa que ha perjudicado en extremo a miles de soldados que al ser juzgados como criminales civiles han terminado purgando injustas condenas en sórdidas prisiones, sin atender que actuaron en combate o en defensa propia. Una vez más la Corte Constitucional da al traste con una ley aprobada por las mayorías del Congreso, respaldada por el presidente Juan Manuel Santos y los colombianos que están por el fortalecimiento de las Fuerzas Armadas y la paz. El Fuero Militar no contempló una verdadera armadura  legal como querían algunos, ni dejó en manos de los militares la competencia para juzgar a sus colegas, fue una solución a medias o intermedia, pero que era un logro frente a la penosa situación de desventaja en la que están los soldados que sirven al Estado.  Se produjo por cuenta de  un gran esfuerzo político y legislativo que se efectúo durante dos años de trabajo con el concurso de los conservadores, de  otras  bancadas políticas y los legisladores, bajo la intensa presión de los enemigos del mismo. Se trató de cinco magistrados que votaron en contra capitaneados por Nilson Pinilla, que no entraron a cuestionar el Fuero Militar, ni aclaran suposición con respecto a su  entrada en vigencia, por lo que no cayeron como en otras ocasiones  en la tentación de legislar  de manera impertinente y abusiva, sino que se ampararon en aparentes vicios de forma. Vicios que los más respetables juristas aducen que no existieron.

Las triquiñuelas y argumentos que se han aducido por los que tumbaron el Fuero Militar recuerdan las disputas bizantinas de la Patria Boba, que dividieron a los responsables del poder y tanto daño hicieron en los albores de la República. Producir un fallo de tan gravísimas consecuencias en medio de una negociación de paz con los subversivos de las Farc en La Habana, es un golpe aleve contra la voluntad de paz con dignidad que anima al pueblo colombiano, contra la fortaleza del Gobierno para negociar y contra las Fuerzas Armadas, que exponen su vida en los campos. En La Habana los subversivos reclaman impunidad total, en tanto en el Congreso se aprueba el Referéndum, sin importar que en sus zonas de influencia las Farc  mantengan el predomino armado. En otros sectores  de la contracultura se equipara a las Farc con las Fuerzas Armadas y se pide un cese el fuego, a sabiendas de que la experiencia de negociar bajo esa condición le sirve  a la subversión que aprovecha para extender su influencia y multiplicar los frentes de combate.

Los expertos y las gentes bien informadas aducen que los cinco magistrados de la Corte Constitucional, que han dado tan inicuo golpe a las Fuerzas Armadas, han querido entre otras cosas dar una muestra de poder sin atender que debilitan al Gobierno en la negociación de paz, ni que su dictamen tiende a paralizar la acción castrense y que aumentan los peligros por cuenta de la violencia contra 40 millones o más de colombianos, que cifran parte de su seguridad en el papel que desempeñan las Fuerzas Armadas en defensa de la legitimidad, el orden y la seguridad, como en la posibilidad de la paz por una victoria militar o por la negociación.