Viernes, 30 de Septiembre de 2011
* Génesis de crisis en EE.UU. y Europa
* Se expande círculo vicioso
* Se expande círculo vicioso
En plena crisis económica europea y en Estados Unidos, de lo que se trata es de salvar, ajustar o reformar el sistema financiero. Los esfuerzos de los gurús se inclinan en ese sentido, a sabiendas de que la embriaguez que se apoderó de banqueros y especuladores, la forma como los gobiernos desregularon controles para permitir que estos actuaran a sus anchas en el mercado, como de la fiebre de gasto que se fomentó entre la población, han empujado al borde del abismo las finanzas públicas y privadas. Se ha cumplido la fórmula darwiniana en la que el pez grande se come al chico y, en ocasiones, los más chicos devoran a los grandes y todos terminan intentando eliminar al otro para salvarse, hasta que llega lo inevitable, las quiebras, mientras los gobiernos disponen de millones para refinanciar la banca, en todos los casos esos dineros salen de los contribuyentes, sea por cuenta de la chequera oficial o por cargas que se disponen contra el capital privado. Expertos advierten que el mayor peligro está en una caída de efecto dominó de la banca europea, que se llevaría por delante los ahorros de muchos, agravaría la situación de grandes y pequeñas empresas y volvería trizas las esperanzas de una pronta recuperación.
Y lo que más preocupa no es sólo solventar de nuevo a la banca, hacer los ajustes que demandan los organismos internacionales, de lo que se trata es de evitar que la crisis económica y social degenere en incontrolables protestas de la población acuciada por la desesperación. En cierta forma se repite en Europa el ciclo de gastos que se vivió en el Medio Oriente en tiempos de abundancia, que coincidió con la reducción del tamaño del Estado, la firma de tratados comerciales con países más avanzados, la caída de la producción nativa y la tendencia de importar casi todo. En ese entonces los gobernantes del Medio Oriente recibían palmadas de felicitación por la compra de bienes foráneos y la forma como se endeudaron cuando bajó el precio del crudo. Cuando llegaron las épocas de vacas flacas, el Estado no pudo emplear a los nuevos tecnócratas formados en el exterior y menos la incipiente empresa privada, lo que llevó a varias generaciones a la diáspora y frustración, con químicos e ingenieros manejando taxis.
El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, ha sido claro al respecto: “Nuestro objetivo era redimensionar el sistema financiero, que había crecido al aire de esa borrachera del endeudamiento y la burbuja que iba hasta el año 2006, ese sistema financiero ya no tenía las mismas posibilidades de crecimiento y beneficios”. Y agrega: “Hoy se ha completado el proceso de recapitalización y todas las entidades españolas cumplen con el capital” con excepción de dos grandes, Mare Nostrum y Liberbank, a las que se les ha dado un plazo casi perentorio para hacerlo, de lo contrario sucumbirán. Las recapitalizaciones superan 8.000 millones de euros.
Lo que no desean España, Italia o Portugal es que se repita el caso de Irlanda o de Grecia, por lo que han procedido a intentar reordenar la banca y ajustar las finanzas públicas, con el fin de evitar el cortocircuito de los mercados financieros, que podría degenerar en incendio. En situación como esta hacen falta los estadistas capaces, en el viejo y nuevo mundo, de poner la economía al servicio del bien común y no dejarse llevar por economistas comprometidos que pretenden que el sistema siga financiando una y otra vez a los especuladores de siempre. Medidas de ajuste como las que acepta Grecia o las financieras en España, no dependen exclusivamente de esos países, su efectividad tiene que ver con el comportamiento de otras economías. No se trata de reducir los gastos y los salarios de los trabajadores del Estado para frenar la crisis, mientras grandes especuladores en Bolsa aprovechan para vender y comprar acciones en un juego de ruleta rusa que deprecia unas y eleva otras, arbitrariamente, hasta que algunas se desploman y se llevan los ahorros del público. Lo grave es que no pocos de los países cuyas economías han sido las más prósperas del planeta, como EE.UU., no consiguen reactivar sus finanzas y su poder de compra se debilita, lo que empieza a afectar a los asiáticos y expande un peligroso circulo vicioso por el resto del planeta.