La atractiva Canadá | El Nuevo Siglo
Domingo, 14 de Agosto de 2011

*Un TLC que abre muchas oportunidades
*Potencializar acceso a un mercado rentable


LA  entrada en vigencia hoy del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Colombia y Canadá constituye un paso muy importante en la internacionalización de nuestra economía y la búsqueda y consolidación de nuevos y rentables mercados para las exportaciones criollas. Baste con decir que la nación norteamericana, con 33 millones de habitantes, tiene uno de los ingresos per cápita más altos del planeta y hace parte del G-8, que reúne a las potencias económicas del mundo. De hecho, el que se activa hoy es el primer pacto comercial que Bogotá arranca con ese exclusivo club de naciones ricas, toda vez que el firmado en 2006 con Estados Unidos sigue en el limbo.


Canadá no sólo genera el 2,6 por ciento del Producto Interno Bruto mundial sino que figura en la casilla quinta de las naciones con más alto índice de importaciones, pues compra más de 500 mil millones de dólares al año en productos y servicios.


Como se ve, se abre un mercado muy atractivo para los exportadores colombianos sobre todo en productos como azúcar, arroz procesado, cereales, flores, frutas exóticas, hortalizas frescas, cacao así como en textiles y confecciones, entre otros. También hay mucha expectativa en sectores como el de autopartes, materiales de construcción y hasta en el sector de bienes y servicios, incluyendo los tecnológicos.


Así las cosas, el horizonte cercano una vez el TLC entre a dar resultados, es que las ventas a ese país  superen los 530 millones de dólares del año pasado. Paradójicamente, frente al acuerdo que entra en vigencia hoy son pocos los peros que se han escuchado en nivel local. Los exportadores saben que enfrentan un reto muy grande debido a que se abre un mercado atractivo pero exigente en materia de calidad, valor agregado y producción limpia. Los sindicatos consideran que los condicionamientos en materia de protección laboral que contiene el pacto son positivos y el Gobierno canadiense estará vigilante de su cumplimiento por parte de nuestro país. Es más, las pocas alertas que se han escuchado tienen relación con la forma en que productos estadounidenses serán desplazados poco a poco en las importaciones colombianas por la oferta exportadora de su vecino del norte, sobre todo en los nichos agrícola, cárnico y de maquinaria industrial y automotriz.

Además, dicho sea de paso, el acuerdo tiene esquemas de desgravación arancelaria graduales, incluso a siete años, para proteger las producciones locales sensibles en ambas partes firmantes.


El otro flanco del pacto comercial también es clave. La semana pasada, el primer ministro canadiense, Stephen Harper, dijo en Bogotá que Colombia es un socio clave para su país en Latinoamérica. Prueba de ello son las millonarias inversiones de sus empresas en sectores locales de  telecomunicaciones, servicios financieros y, sobre todo, petróleo y minería. En la última década Canadá invirtió en Colombia más de 1.000 millones de dólares y la previsión a corto plazo supera ese monto.


Obviamente la entrada en vigencia del TLC es apenas un importante pero primer paso. Es necesario que los empresarios de ambos países potencialicen en el corto tiempo todas las ventajas del mismo. Por ejemplo, macrorruedas de negocios como la programada para octubre en Toronto, deben multiplicarse en el corto plazo. Igual, se espera que se le dé vía libre a un acuerdo para evitar la doble tributación, que está pendiente de revisión en la Corte Constitucional.


En el horizonte cercano de la internacionalización económica, no sólo figuran la ratificación de los TLC con E.U. y la Unión Europea, sino los que se negocian con Corea del Sur, los acercamientos comerciales con otras potencias como China, Japón, Australia o Turquía, entre otras. Sólo en esa medida, se podría cumplir la meta cuatrienal de tener en 2014 acceso a mercados de 1.400 millones de consumidores mediante TLC con más de 50 países. Con ejemplos como el de Canadá, la hoja de ruta parece bien enfocada.