La función notarial | El Nuevo Siglo
Martes, 7 de Abril de 2015

EL  origen del notariado en estas tierras se remonta a los tiempos coloniales por el traslado cultural y de las   formas de administración peninsular a estas regiones. En España corresponde al rey Alfonso “El Sabio” la vigencia de las Siete Partidas en sus dominios, las que fueron escritas a mano sobre pergaminos. El sabio monarca les otorgó la función pública a las cartas cerradas avaladas por los notarios, como aporte trascendental a la modernización de la administración y característica de su autoridad y respetabilidad en la comunidad. Siendo ese, desde entonces, un modelo seguido por otros países y cuya vigencia se extiende a nuestros días, con las consabidas modificaciones y agregados ocasionales.

En el sistema anglosajón los notarios no tienen ese  carácter oficial ni las mismas funciones de sus homólogos en otras regiones, puesto que se trata de agentes o ministros de fe que se ocupan en exclusiva de la veracidad de las firmas.

Las notarías entre nosotros no sólo tienen más facultades sino que son invaluable fuente de datos históricos, que han atraído a investigadores de diversos países para conocer mejor nuestro pasado, como aquel documento que dormía en uno de los despachos de Bucaramanga y desmintió el mito de que los conservadores eran prioritariamente terratenientes y los liberales dados a otras actividades.

En la sociedad democrática el notario ejerce una actividad esencial, al tiempo que su actividad le genera enormes recursos al Estado. Estas dependencias agilizan la administración pública y compiten entre sí en eficiencia. Tramites que en oficinas del Estado tardarían años se efectúan rápidamente ante notario. Por ejemplo, mientras una sucesión dura años en los estrados judiciales, en una notaría, si están de acuerdo los herederos, el asunto se resuelve casi de inmediato.

De allí que la propuesta de abolir las notarías se da en el trance de reformar por reformar o de copiar lo estadounidense, lo que carece de fundamento en cuanto  las responsabilidades y funciones que tienen los notarios en Colombia, que son nombrados por riguroso concurso de méritos, son muy distintas al modelo anglosajón.

El notario es una garantía para la sociedad civil y un apoyo para velar por sus derechos y patrimonio, por lo que merecen el reconocimiento y respaldo nacional.