La vida en las grandes urbes | El Nuevo Siglo
Domingo, 14 de Septiembre de 2014

Las  ciudades de hoy cada vez más se alejan del ideal de ser acogedoras, donde la solidaridad, la integración y todo ese conjunto de virtudes que aproximan y estrechan los lazos de la familia humana, sean vividos en la cotidianidad. La realidad es diferente. Se da un proceso de deshumanización, incluso en aquellas que se dice son las de mejor calidad de vida. Muchos factores inciden para que siga prosperando un espacio árido, donde no florece la amistad, el compañerismo.

En las grandes ciudades industrializadas prevalece el individualismo, la indiferencia. No es raro, como le ocurrió a un latino que visitó un familiar en una metrópoli de Norteamérica, que residía en un edificio, y al salir el vecino, le preguntó al pariente el nombre, éste le contestó que lo ignoraba no obstante llevar más de 20 años viviendo al frente. La urbanización en todos los países ha traído transformación en los comportamientos humanos. Hace quizá un siglo la mayoría de naciones eran en esencia rurales. En todas partes cuando el campesino se traslada a la ciudad, necesariamente debe variar sus hábitos. En el caso de Colombia, aunque la inseguridad podría decirse que es general, siempre en las áreas rurales hay una sensación de tranquilidad. En las selvas de cemento actuales que se han tornado en megaciudades se está a la defensiva puesto que no se respira ese ambiente de calma propio del campo. El ritmo de vida es frenético, y en ese escenario de multitudes hay que estar prestos a enfrentar acechanzas de todo tipo, malandrines, estafadores y antisociales de toda laya.

A medida que los conglomerados urbanos crecen, los problemas aumentan. Esto se experimenta con más intensidad en regiones menos desarrolladas. Aunque también en aquellas partes donde la opulencia es el denominador común los tienen, como la contaminación, el smog, las congestiones de tránsito. Uno de los fenómenos que hoy afecta a todas las ciudades es el calentamiento global, derivado de la misma urbanización, de los millones de carros e industrias lanzando toneladas de gases tóxicos a la atmósfera. En conclusión, las ciudades día a días son más hostiles, pero es algo inevitable con lo que toca convivir, porque en los años venideros aumentará el éxodo rural hacia las ciudades que atraen con sus brillo pero las cosas no son como las proyectan las luces citadinas.