Más monedas de mil pesos | El Nuevo Siglo
Viernes, 12 de Septiembre de 2014

No  tiene nada de anecdótica la denuncia que hiciera el gremio de los comerciantes en torno de que se está evidenciando una grave escasez de la moneda de mil pesos y que ello se puede deber, en alguna parte, a que muchos colombianos las están recopilando para ahorrarlas en las tradicionales alcancías. Este fenómeno, que también afecta a las monedas de 500 pesos, hace, entonces, que en el día a día las monedas que más circulen sean aquellas de menor denominación, como las de doscientos, cien y cincuenta pesos.

Si bien es loable que los colombianos tengan una cultura de ahorro, así sea por la vía de la alcancía o el llamado “marranito” que se sacrifica al final del año o cuando la situación amerita acudir a esos dineros guardados, también es claro que el Banco de la República debería, como ya lo dijo en agosto pasado, acelerar en forma sustancial la producción de la moneda de mil pesos, más aún cuando el billete de la misma denominación se ha vuelto muy escaso, pues su volumen de producción, como era apenas obvio, disminuyó desde que entró en circulación la moneda de igual valor.

La tendencia de retirar billetes de baja denominación y remplazarlos por monedas es una práctica normal en todo el mundo, sobre todo cuando se trata de países con economías estables e inflación controlada, en donde el poder adquisitivo del dinero no sufre los altibajos drásticos propios de naciones con hiperinflación. Ese remplazo también es una estrategia de costo para los bancos centrales encargados de la emisión de recursos en cada país, pues la vida útil de un billete bordea, en promedio, los dos años, en tanto que una moneda puede durar en el mercado siete u ocho veces más sin sufrir mayor deterioro.

La solución, sobre todo ahora que se avecina la temporada navideña y de cambio de año, no es otra que pedirle al Banco de la República que acelere la producción de las monedas de mil pesos. Volver a producir el billete del mismo valor no pareciera una salida lógica ni rentable por cuestión de la vida útil del mismo.