Momento del viraje | El Nuevo Siglo
Viernes, 8 de Junio de 2012

*Recambio en el Gabinete distrital

**Bogotá debe salir de la crisis

 

Interesa particularmente en Bogotá superar la sensación de crisis que se vive. Como lo hemos dicho, el problema consiste en que los escándalos suscitados durante la Administración Moreno, con alcalde en la cárcel, han dado el salto, sin finiquito, a una percepción de ingobernabilidad citadina.

No está bien que ello siga ocurriendo. Finalmente la Administración Pública requiere de modificar el ambiente político y esas circunstancias en las que la ciudadanía no ha recuperado la confianza de antaño, cuando la Capital era modelo nacional e internacional. En esas épocas, ciertamente, Bogotá mostró un vigor inusitado, pudo trabajarse en conjunto, el crecimiento económico estuvo por encima de las cotas nacionales, y la oferta de empleo y servicios era muy superior a todos los promedios del país. Hoy puede estar ocurriendo lo mismo, con las cifras netas en la mano, pero indudablemente la confianza, que es el bien más preciado de la Administración Pública, está gravemente erosionada.

Inclusive los rubros de seguridad han mejorado y si se toman las cifras de las últimas dos décadas, en particular aquellos años 1990 a 1993, en los tiempos infaustos del narcoterrorismo, puede verse en la actualidad cómo los fenómenos de inseguridad han venido cediendo paulatinamente y el Estado generando una mejor cobertura y calidad. Aun así, la percepción ciudadana es negativa, lo que significa que las señales no están llegando debidamente a la población.

Bogotá, a su vez, sigue siendo la máxima empleadora nacional. De otra parte, las tarifas de servicios públicos, a causa de los subsidios cruzados, son de las más potables en la Nación. Igualmente, es el centro universitario más importante del país. Y sus ofertas culturales, de toda índole, resultan ejemplo latinoamericano, hoy con las mejores salas de conciertos e intérpretes reputados. Tendría todo, pues, para presentarse de modo diferente a la melancólica situación que se vive.

No es secreto, tampoco, que la Capital aporta alrededor de 62 por ciento de todo el recaudo por IVA, como igualmente es la zona tributaria de mayor impacto en los ingresos nacionales. La reversión del país hacia la urbe sigue siendo, sin embargo, ínfima. Apenas se da el caso de algunas inversiones puntuales, pero no en la proporción o equilibrio entre lo que se aporta y lo que reingresa en las arcas distritales. Sin duda, efectivamente, la metrópoli es un supermercado de servicios, aunque ciertamente muestra atrasos en su aparato industrial. No obstante, es difícil prosperar en el país sin tocar el mercado bogotano, donde se concentran la mayor oferta y demanda nacionales. No merece, entonces, la Capital mantenerse en una situación de crisis. Por el contrario, tiene que dar el salto hacia adelante, dejar que la Justicia resuelva los entuertos anteriores y pasarse a una Administración congruente con los requerimientos de una urbe cuya infraestructura y posibilidades se quedaron pequeñas frente a su dinámica y empuje. No sólo es así en cuanto al sector automotor o de la construcción, sino en cuanto a todos los acápites de importancia en la economía.

En su momento, el actual alcalde Gustavo Petro ganó con 32 por ciento de la votación frente a la división de los demás aspirantes que, pese a ideologías y programas parecidos, prefirieron la multiplicidad y la derrota. Ya no es hoy tiempo de entrar en esas vicisitudes electorales. Lo que interesa, particularmente, es encaminar la ciudad hacia derroteros específicos, con el equipo adecuado para ello, ya aprobado casi por unanimidad el Plan de Desarrollo en el Concejo.

Como quiera calificarse la situación, ajuste, crisis o revolcón del Gabinete, como lo acaba de hacer el Alcalde, la necesidad perentoria, en toda Administración (pública o privada), es configurar un equipo a la altura de las circunstancias por su idoneidad, criterio y sindéresis.

Podrá tomarse el Gobierno distrital un tiempo prudencial para ello, pero en todo caso cada uno de los nombres seleccionados para el recambio será mirado con lupa. Hemos creído, y lo hemos dicho desde hace meses, aun antes de la posesión del actual Alcalde, que las exigencias están por los lados de un Gabinete de la más alta calidad posible, cualquiera sea el origen partidista de sus componentes. Ojalá así sea.