¿Qué pasa con la Policía? | El Nuevo Siglo
Lunes, 30 de Septiembre de 2013

¿Qué pasa con la Policía?

 

Los hombres pasan y las instituciones perviven. Esa es una máxima que suele citarse cuando se quiere evidenciar que las organizaciones terminan siendo más importantes que aquellos que las integran temporalmente.

Sin embargo, cuando las actuaciones individuales de unos pocos se empiezan a multiplicar o su eco mediático se potencializa, principia a debilitarse la fuerza argumental de la premisa aludida, y entonces la imagen de las instituciones comienza a ser leída por la forma puntual y coyuntural en que se portan sus militantes. Bien lo decía un expresidente, para un campesino su concepción de Estado y autoridad depende de la forma en que actúe el policía de la esquina.

Y eso es precisamente lo que le está pasando a la Policía Nacional, una entidad que a lo largo de los años ha ofrendado la vida de sus mejores hombres y mujeres en la defensa de todos los colombianos. No en vano en varias ocasiones sus directores han sido catalogados como los “mejores policías del mundo”, un galardón que los homenajeados han recibido en representación de los miles de uniformados que con vocación de servicio, sacrificio y valentía han luchado a brazo partido contra las facciones delincuenciales más peligrosas y bárbaras.

Por lo mismo duele cuando la imagen de una institución se ve continuamente en entredicho por  actuaciones individuales. Uniformados conduciendo vehículos en estado de ebriedad que causan accidentes. Otros acusados de una presunta actuación anómala en un operativo en un bar en Bogotá, en donde seis personas perdieron la vida. El doloroso caso de una conciliación de un pleito familiar que terminó con el asesinato de una mujer a manos de su esposo, un uniformado, que luego trató de quitarse la vida. Impactantes imágenes de agentes liados a golpes con civiles. Y ayer la captura de un general retirado, exjefe de seguridad presidencial en el anterior gobierno, señalado en el marco de una investigación por lavado de activos y enriquecimiento ilícito…Todos casos presentados en las últimas tres semanas, y que se unen a otros escándalos de mayor o menor gravedad que han tenido amplia difusión en los medios de comunicación, y que involucran no sólo a uniformados de rangos bajos o medios, sino también altos.

¿Qué está pasando en la Policía? Nadie lo sabe. Reiteramos que las muestras de eficiencia y sacrificio dadas por la institución a lo largo de muchas décadas sólo merecen agradecimientos y homenajes. Sin embargo, la sucesión de casos de anomalías, pequeñas o grandes, se volvió prácticamente pan de cada día en los últimos meses y debe hacerse algo de fondo para frenar esta penosa situación. Se supone que los mecanismos de selección de personal y de constante evaluación de su desempeño aumentaron en drasticidad y profundidad, lo mismo que las investigaciones y sanciones disciplinarias internas por actuaciones anómalas. Igual, ya es norma que la justicia ordinaria entra a conocer de toda operativo en donde se cometan delitos que no tienen nada que ver con el servicio policial como tal.

¿Entonces? Ese interrogante es el que queda pendiente de urgente resolución. No puede ser que la labor esforzada de miles de hombres y mujeres policías se vea semana tras semana empañada por los desmanes y actos irregulares de unas pocas manzanas podridas, lamentablemente cada vez más visibles.