Resolver en justicia | El Nuevo Siglo
Jueves, 4 de Septiembre de 2014

*Drama del Fiscal y la Contralora

*Audiencia supera la de telenovelas

 

Según estudios de opinión, el conflicto de poderes entre la hasta hace unos pocos días contralora general, Sandra Morelli, y el fiscal Eduardo Montealegre, ha tenido más audiencia en los medios que algunas telenovelas. Se sabe que muchas veces en Colombia la realidad supera la ficción. El caso se remonta a la venta del edificio donde funcionó por años la Contraloría, el cual,  según los expertos, carecía de las condiciones para un buen desempeño de esa entidad, dado que apenas unos pisos eran suyos y el resto de particulares. La Contralora decidió arrendar un nuevo inmueble cuyo canon es lo que la Fiscalía investiga para eventualmente comprobar si hubo excesos o no. La Contraloría ha dicho que el costo del metro cuadrado de arrendamiento es inferior al de algunas oficinas arrendadas en los últimos tiempos al servicio de la misma Fiscalía.

Para la Contraloría esa situación de compartir responsabilidades y gastos entre los propietarios del viejo edificio generaba dificultades a la hora de tomar decisiones sobre seguridad, ingreso del público y entrada y salida de información delicada. Según antiguos contralores la idea de comprar a los particulares su parte de la edificación no funcionó, puesto que algunos propietarios se negaban a irse. Sandra Morelli es la primera mujer en Colombia en ser elegida para dirigir el ente de control, en el cual se habían quemado varios antecesores en los últimos tiempos. Al contrario, en otras épocas,  dirigentes de la talla de Carlos Lleras Restrepo ocuparon el cargo y se lucieron en su desempeño.

La contralora Morelli explica que ella entró a confrontar a los corruptos y sus agentes en los entes oficiales, por lo que debió enfrentar las más poderosas roscas que mantienen de antaño sus férreos tentáculos en la cosa pública. Nada fácil por cuanto la entidad estaba penetrada por algunos elementos  acostumbrados a los malos manejos y particulares que deslizaban sus garras por los dineros públicos. Con la vehemencia de su temperamento italo-colombiano se interesó en el asunto y entre otros se dedicó al sensible tema de los desfalcos en el sector de la salud. Lo hizo por cuenta propia y por cuanto públicamente el presidente Juan Manuel Santos instó a la institución a investigar a los que habían defraudado en miles y miles de millones al sistema. Al darse la coincidencia de que el fiscal Eduardo Montealegre había sido uno de los abogados de Saludcoop, una situación de tensión enfrió las relaciones entre las cabezas de los dos organismos. Los roces entre las instituciones se repitieron con frecuencia, lo que daba de qué hablar a los medios de comunicación, los políticos y la galería.

La tensión y los rifirrafes entre los altos funcionarios determinaron que el presidente Santos los llamara públicamente a la calma y que no siguiera el escándalo. No obstante, de un lado la Contralora decía que no se dejaba intimidar por las presiones de la Fiscalía, puesto que llevaría el caso de Saludcoop hasta el fin y de otra parte el Fiscal anunciaba que se declararía impedido, pero que la entidad a su cargo de todas maneras adelantaba otras pesquisas en la Contraloría por presuntas chuzadas a periodistas, lo mismo que se sabía que el contrato de arrendamiento ya estaba en la mira. En ese ambiente, la doctora Morelli se presentó en la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes en donde denunció al Fiscal por presuntamente recibir salarios extemporáneos de Saludcoop, lo que a su vez éste desmintió, asegurando que los documentos no tenían fundamento.

Al final de su período, la Contralora fue condecorada por el Congreso a raíz de considerarse su gestión destacada y sin parangón, mientras en paralelo avanzaba la investigación de la Fiscalía y ya sabida una eventual imputación de cargos. En ese momento la doctora Morelli se reafirmó en sus declaraciones contra la Fiscalía, al señalar que el jefe de ese ente le profesaba un odio visceral y “si pudiera me mataría”. El Fiscal no contestó nada. Semanas después el país se enteró de que la doctora Morelli viajó definitivamente a Italia, dejando una constancia de acuerdo con la cual era víctima de una conjura, temiendo también que en caso de ser detenida le arrebataran a su hijo menor de edad. Desde Roma ha dado declaraciones en las cuales informa que no piensa volver a Colombia “hasta que tenga garantías procesales”. La Fiscalía, entre tanto, sigue la causa y aduce que en todo se ha respetado y respeta el debido proceso. Y todo lo anterior no se trata de una telenovela, que la población ha seguido con la mayor atención. La única salida posible es resolver en justicia.