¿Reverdecer Verde? | El Nuevo Siglo
Viernes, 27 de Septiembre de 2013

Lo  que se ha visto en los últimos días, dentro del Partido Verde, es una pugna por el nombre. Y valga la verdad que el termino Verde es lo que suscita interés, sin que en realidad se tengan totalmente establecidos los contenidos de lo que ello significa. Porque tampoco, en el mundo, se ha tenido muy claro lo que supone ser Verde.

 

La oleada verde mundial se dio ya hace un par de décadas, cuando en algunos países europeos especialmente, en los  nórdicos, se abrió un espacio político para ideas nuevas. Conquistaron algunas curules y se pensó que aquellas colectividades tendrían carácter de permanencia, pero hoy  su declive ha sido evidente. En verdad, los partidos verdes mundiales no lograron aglutinar lo que se suponía, por ejemplo, la causa por el medio ambiente y similares. En efecto, podría decirse que en el globo hay mucho más ambientalismo que partidos verdes, lo mismo que se suele decir, en Colombia, que hay mucho más conservatismo que Partido Conservador.

De hecho, el ambientalismo en el mundo se divide entre la derecha y la izquierda. El programa del conservador David Cameron, en el Reino Unido, tiene fundamentos centrales en el desarrollo limpio, nuevas energías y protección de la biodiversidad. Igual ocurre con la triunfante y conservadora Ángela Merkel, en Alemania, exministra de Medio Ambiente, cuya plataforma política, que acaba de arrasar en las últimas elecciones teutonas, tiene bases sólidas en los programas verdes.  De otra parte, puede situarse en la misma línea de acción al demócrata y liberal Barack Obama, presidente de los Estados Unidos, quien paulatinamente ha venido incursionando en este tipo de programas, especialmente en el cambio del carbón por el petróleo y el gas de esquisto. Los tres anteriores, viniendo de orillas políticas diferentes, concuerdan, verbigracia, en que uno de los grandes problemas del mundo de hoy y al futuro es el cambio climático. Tal vez por ello, precisamente, es por lo que no pueda decirse que un Partido Verde, cualquiera que sea, alindera unas políticas exclusivas y excluyentes.

En Colombia, el Partido Verde se mantuvo incógnito, en cabeza de su representante legal, hasta hace tres años y medio cuando en torno de ese nombre se aglutinaron Antanas Mockus, Luis Eduardo Garzón, Enrique Peñalosa y Sergio Fajardo. Bajo la batuta de Mockus y lo que se llamó la “ola verde”, lograron un resultado político extraordinario al quedar segundos en las elecciones presidenciales. Después vino la dispersión y el girasol, que era su símbolo, se fue marchitando paulatinamente. Y así lo fue, ciertamente, porque cada uno de los actores principales no tenía un sentido colectivo y partidista de la política, sino que, jefes de su propia cauda, habían fraguado sus liderazgos a partir de esfuerzos e ideas bastante personalistas.

 

Hoy el Partido Verde ha pasado a manos, según se ha dicho, de miembros del ex M-19. Lo que se dice es que piden ser una coalición de izquierda, incluido el Polo Democrático, y con líderes principales como el alcalde de Bogotá Gustavo Petro y Antonio Navarro. Y tal se pretende mostrar como el reverdecer del Partido Verde, una vez expulsado el lastre de la Anapo de todos los matices izquierdistas. Al parecer, de eso es de lo que se trata.