Trump en el laberinto | El Nuevo Siglo
Martes, 20 de Diciembre de 2022

* La solicitud de judicialización

* ¿Qué ocurrirá con el partido Republicano?

 

La política en los Estados Unidos sigue presa de la polarización y amenaza con dividir aún más al país. Ahora la remisión de un memorando no vinculante de la Cámara de Representantes al Departamento de Justicia, para ver si se elevan cargos criminales al expresidente Donald Trump por su conducta el día del dramático motín contra el Congreso, durante la confirmación parlamentaria de su derrota electoral, pone de presente que el combate por la Casa Blanca ha iniciado bien temprano y que el trayecto político en los próximos años se mantendrá en máxima tensión.

De hecho, el exmandatario republicano confirmó semanas atrás que volvería a competir por la Presidencia, pese a sus múltiples investigaciones, en tanto que el actual presidente, el octogenario demócrata Joe Biden, no ha descartado buscar la reelección para 2024, a pesar de las malas encuestas que continúan acompañando su gestión.

Es en ese marco que la citada instancia parlamentaria, compuesta por nueve congresistas -siete de ellos demócratas- sugirió al Departamento de Justicia procesar a Trump por incitación a la insurrección, obstrucción de un procedimiento oficial del Congreso, conspiración para defraudar al gobierno y hacer declaraciones falsas, a partir de un voluminoso expediente recordatorio de ese lamentable día para la democracia estadounidense en que murieron cuatro personas.

Si bien varios juristas han advertido que el informe de la comisión de la Cámara abunda en especulaciones e interpretaciones, pero no presentó una prueba fáctica e inapelable de que Trump patrocinó o toleró el ataque al Capitolio para impedir la transición pacífica del poder, mientras estaba en una manifestación paralela en la que insistía en el fraude electoral, parecería prácticamente un hecho que, aún sin ser obligatorio o no tener efectos jurídicos concretos, el informe será eventualmente acogido, al menos en parte, por el Fiscal General y sus delegados, todavía más por la relación institucional con el Ejecutivo.

Si éste fuera el caso, y se comprobara la culpabilidad de Trump en cualquiera de las sindicaciones, lo más deseable para la democracia norteamericana sería que el proceso se llevara a cabo de la manera más pronta y expeditiva. Lo contrario, si se llegara a la inocencia, debería procederse con igual agilidad. En todo caso, el peor de los escenarios para el sistema democrático estadounidense sería, sin duda, la dilación. Lo que, así mismo, abriría las compuertas para confirmar una efectiva politización de la justicia.

Por supuesto, es prematuro avizorar lo que puede ocurrir en el trayecto político, mucho menos en torno a la extravagante e insondable figura de Donald Trump. Sin embargo, ya una proporción importante de los republicanos ha dejado entrever, en las encuestas, que preferirían un candidato diferente al exmandatario como vocero partidista hacia las próximas elecciones presidenciales. De hecho, no pocos le echan la culpa del resultado regular en los recientes comicios de medio término. Incluso en algunos sondeos el mismo Trump es aventajado por otros líderes del Partido Republicano, más jóvenes y con mayor carisma, y con buenas posibilidades entre los latinos y los afrodescendientes. El punto es que los republicanos mantienen ideas similares, por lo cual no hay necesariamente una fractura ideológica, sino en cuanto al estilo y la personalidad, lo que no obstante suele llevar a divisiones más por la forma que por el fondo. En tanto, al reaccionar al informe de la comisión de la Cámara, lo primero que dijo Trump era que los cargos en su contra carecían de sustento y que se evidenciaba una maniobra para impedir su carrera presidencial en 2024.

De otra parte, resulta claro que los demócratas temen que una inflación disparada, el riesgo latente de una recesión el próximo año así como las dudas geopolíticas sobre la estrategia de Washington ante la invasión de Rusia en Ucrania, unido todo ello a las consecuencias de un inevitable empoderamiento chino, pueden pasarle factura electoral a su próximo candidato presidencial. De allí, entonces, que la principal alternativa a corto plazo sea insistir en atomizar a los republicanos, pero estos, a su vez, ripostarán tratando de enjuiciar a Biden en la Cámara por sus acciones cuando era vicepresidente.

Así las cosas, resulta claro que la campaña estadounidense ya arrancó y que, por el momento, la competencia tempranera se enfoca en Trump y Biden, aunque poco a poco empiezan a tomar fuerza otros nombres, significando que las primarias serán un campo de batalla bastante movido. El escenario, por tanto, no sólo se está polarizando de forma sustancial, sino que asoma la complicada antesala para el pulso por el poder en la principal potencia global.