Un problema que urge solución | El Nuevo Siglo
Domingo, 20 de Octubre de 2013

Un problema que urge solución

 

Un problema que urge solución pronta en el país es el del hacinamiento en las cárceles. Se ha llegado a extremos increíbles de personas que les toca convivir en condiciones precarias que lesionan la dignidad humana. Es tal el apretujamiento que en algunos penales no reciben ni uno más porque prácticamente no caben.

Entre las políticas del Estado está la de construir más cárceles para albergar el creciente número de sindicados o condenados. Ahora se plantea la reducción de penas como estrategia para enfrentar el hacinamiento. El senador conservador Juan Manuel Corzo propone una rebaja de penas en algunos delitos por única vez. Es una idea que requiere análisis y evaluación para determinar si es viable y positiva.  Y seguramente para aplicarse en casos especiales de quienes no representen en realidad peligro para la sociedad.

Lo importante es que el tema esté sobre el tapete, ya que se trata de algo de vital interés para la justicia y quienes purgan penas en las penitenciarías nacionales. Es asunto de vieja data que se ha postergado y en los últimos años se ha tornado crítico. Uno de los propósitos es el de la rehabilitación de los presos, su resocialización. Y esto es imposible lograrlo bajo el régimen actual de las prisiones. Es cuestión de reorganización de fondo, estructural que no solo implique más edificios para internar prisioneros. Y aquí entra también el sistema judicial. Es un axioma que la justicia es lenta, con deficiencias y fallas. No faltan casos de inocentes que van a prisión y luego se comprueba que en verdad no eran culpables, después de perder su libertad durante varios años. Un decir que a nadie se le niega un carcelazo suele pasar, de hecho ha ocurrido y sigue sucediendo.

Lo ideal de la pronta y cumplida justicia está lejos en nuestro medio. Y más con la acumulación de procesos. Tal vez se daría un paso gigantesco si se agilizaran. Entre los miles de confinados en las cárceles muchos inocentes o acreedores a penas mínimas podrían beneficiarse con la aceleración del estudio de sus casos para definirles su situación. Entonces pareciera que la clave para descongestionar los sitios de reclusión es más rapidez en el análisis de casos para que se establezca el número exacto de quienes eventualmente quedarían libres o con casa por cárcel y los que definitivamente les resta tiempo para cumplir la condena.

Lo que debe hacerse es buscar la mejor manera de terminar con el sobrecupo en las cárceles y mejorar la estructura física de esos lugares y así a quienes purgan penas se les respete su dignidad como seres humanos que aunque hayan delinquido merecen trato justo.