Un punto contra la contaminación | El Nuevo Siglo
Lunes, 15 de Septiembre de 2014

La  contaminación ambiental es asunto muy serio que afecta a todo el planeta. Hace tiempo científicos de diferentes nacionalidades advirtieron sobre el progresivo deterioro del entorno terráqueo motivado por la emisión de millones de toneladas de partículas a la atmósfera. Los países industrializados son responsables de los mayores volúmenes de material dañino lanzados al aire, que lo han enrarecido y en muchas ciudades se torna irrespirable, y son reacios a controles para disminuir de manera drástica las emisiones de gases. Argumentan que les afecta a sus industrias en la producción. Las naciones emergentes ahora están en la misma onda y quizá las superen como es el caso de China, India y otras, que ya sus factorías están generando enormes cantidades de materiales nocivos que van a dar a la atmósfera.

El daño está hecho y las consecuencias son visibles, con el calentamiento global, subida del nivel de los mares, derretimiento de glaciares y paulatina desaparición de los nevados. En muchas partes del mundo las secuelas de la contaminación son evidentes. Los fenómenos naturales como ciclones, lluvias y veranos, entre otros, cada vez son más fuertes.

Quizá no ha habido voluntad en el mundo de reducir las emisiones tóxicas. Cuando hay decisión y propósitos se pueden lograr cosas difíciles. La contaminación de la Tierra, hábitat de los seres humanos, animales y plantas que la pueblan, es un problema de las generaciones presentes y futuras y se debe hacer algo por contenerla, y en esto se incluyen productos que destruyen la capa de ozono. Hay que registrar con gran satisfacción un punto significativo respecto de la recuperación de esta capa protectora de la forma alotrópica de oxígeno, vital para evitar que los rayos ultravioleta del sol caigan directamente en la superficie terrestre y provoquen enfermedades como cáncer de piel. El escudo ha sufrido la acción de agentes destructores como los gases usados en neveras, atomizadores, los clorofluoros, también espumas de aislamiento y equipos de extinción de incendios, que causaron un hueco gigantesco en la capa de ozono. Hace algo más de dos décadas aumentó, pero en el 2000 se frenó. Una intensa campaña tendiente a evitar el uso de elementos que afectan este filtro ha permitido una recuperación que, de mantenerse la prohibición a lo que atenta contra el ozono, tal vez en menos de medio siglo podría estar completo el proceso de recuperación de la capa que nos protege de los rayos ultravioleta.