Un riesgo latente | El Nuevo Siglo
Domingo, 7 de Septiembre de 2014

Está próxima la fecha fatal que recuerda los fatídicos ataques de alienados en el propio territorio norteamericano, el 11 de septiembre de 2001. Jamás se imaginaron ni siquiera guionistas de películas violentas que se utilizarían como misiles aviones comerciales. En efecto los terroristas se apoderaron de aeronaves con sus pasajeros y las lanzaron sobre objetivos previamente escogidos, como el edificio del Pentágono, las Torres Gemelas, en Nueva York. Se cree que la destinada a la mansión presidencial fue derribada antes de que cumpliera su siniestro propósito.

Las Torres Gemelas recibieron el impacto de dos aeronaves, con los tanques repletos de combustible. Se desató un incendio de grandes proporciones que derritió la estructura de acero de las Torres. Tres mil personas murieron en esta hecatombe provocada por fanáticos suicidas. Este hecho cambió radicalmente la percepción de los estadounidenses sobre la seguridad en su propio suelo. La responsabilidad de la criminal acción se atribuyó a la red Al Qaeda, en cabeza de su líder Osama Bin Laden.

Estos luctuosos hechos forzaron medidas excepcionales, como de tiempos de guerra. Se establecieron controles estrictos en aeropuertos norteamericanos y lugares vulnerables de la primera potencia del mundo. Todo con el fin de prevenir posteriores acciones violentas. Pero no solo la amenaza se enfocaba hacia EE.UU. Occidente, en general, el blanco de las organizaciones extremistas. El 11 de marzo de 2004, la estación Atocha de los trenes en Madrid se estremeció con el estallido de bombas que dejaron 190 muertos y numerosos heridos. El 7 de julio de 2005, la escena se repite en el Metro de Londres. Tres bombas dejan 56 personas muertas y decenas de heridos. Luego de tan terribles experiencias, el peligro no ha sido conjurado. Las céluas yihadistas están activas y fuertes en países como Irak, pretenden establecer un califato y su meta contra Occidente sigue en pie. En desafiante actitud decapitan periodistas estadounidenses. En Europa hay temor de ataques. El primer ministro británico David Cameron ha urgido medidas especiales como lista de pasajeros de aviones antes de aterrizar, para verificar identidades de potenciales terroristas, facultades de confiscar pasaportes, y otras, de control, tendientes a evitar en lo posible que los terroristas vuelvan a causar tragedias.