Una tendencia autodestructiva | El Nuevo Siglo
Lunes, 8 de Septiembre de 2014

La vida de hoy difiere de la de otras épocas. Es acelerada y la competencia es dura. Todos van tras el éxito y en esa emulación pasan por encima del que se cruce en el camino. Como la aspiración de muchos es el dinero y el poder, el esfuerzo se concentra en ese propósito. Solo unos pocos lo alcanzan, quienes no lo logran pueden sumirse en el pesimismo y la desesperanza. La civilización actual tiende al culto de lo material, de la ostentación. Ese es el modelo de la sociedad de consumo.

Ahora los arquetipos ideales para las generaciones contemporáneas son los cifrados en el lujo, lo superfluo. Aquellos valores profundos del espíritu han ido desvaneciéndose para dar paso al hedonismo, el lujo y el dominio que proporcionan los bienes de fortuna. Inclinación que la advertía el filósofo alemán Oswald Spengler en su más célebre obra La decadencia de Occidente, publicada en 1916, donde mostraba a la civilización europea ya agotada de valores espirituales. Con el paso de los años los comportamientos se han ido adoptando a los requerimientos del consumismo, que es más acentuado por cuanto se está en una era de desarrollo tecnológico avanzado y las compañías producen toda clase de aparatos de duración efímera.

Son múltiples las exigencias de los tiempos modernos y en este desbordado turbión muchos quedan a un lado. Es cuando los invade la tristeza, la fatiga y el desencanto de no sentirse realizados. Entonces consideran no pocos que ha sido una experiencia estéril, sin resultados, sin la satisfacción de haber logrado los objetivos trazados. Probablemente las frustraciones son las que corroen la psiquis en tantas personas que deciden autoeliminarse. En los últimos años ha aumentado en el planeta el número de suicidios, incluso en Colombia. Es posible que en la mayoría de casos de quienes toman la ominosa determinación algo tenga que ver la salud mental. La depresión puede llevar a desequilibrio emocional.

Y no se crea que la pobreza es motivo para optar por el suicidio. Es sociedades opulentas, en las que no hay carencias y se disfruta de la mejor calidad de vida, el índice de suicidios es muy alto. Fenómeno preocupante. La Organización Mundial de la Salud ha instado a que se tomen medidas frente a esta situación, en la que pueden evitarse muchas tragedias. Aunque entre los jóvenes el suicidio es la segunda causa de muerte, el mayor porcentaje se presenta en personas mayores.