Unidad británica peligra | El Nuevo Siglo
Domingo, 14 de Septiembre de 2014

El separatismo de moda

La ciudad-Estado

Los  ingleses de toda condición están atrapados por los sondeos y noticias sobre la evolución de la disputa entre separatistas y unionistas de Escocia, que se resolverá en un referéndum en las urnas. Los datos son inciertos, si bien las diferencias han cambiado alternativamente en días recientes, es evidente  que una parte de la población oscila de un bando a otro, unos días parecen estar por la separación definitiva de Inglaterra y otros, en la suma de quienes están por el no. Lo que aumenta la tensión de las partes, puesto que la gente en un tema tan decisivo parece moverse al vaivén de los vientos de opinión como una veleta. Los flemáticos ingleses, que mantienen el sosiego aun en los momentos de mayor peligro y solían seguir tomando té en medio de los implacables bombardeos durante la II Guerra Mundial, se muestran sensibles y alertas, por las múltiples consecuencias que pueda tener el desgarramiento del país. Un sondeo de YouGov que el domingo pasado, de improviso puso por primera vez a los separatistas adelante de los unionistas, hizo que se prendieran las alarmas entre los políticos ingleses. En pocas horas esa inquietud se transformó en pánico, hasta el momento se consideraba y así lo demostraban los sondeos, que los separatistas serían derrotados con relativa facilidad. El nerviosismo hizo estremecer la Bolsa de Londres el lunes siguiente: la libra cayó frente al dólar y el euro, el tipo de interés a 10 años está al alza y las acciones de las grandes empresas británicas en Escocia se deprimen y han perdido más de 5.000 millones de euros en bolsa.

Los capitanes de la alta finanza están angustiados, en cuanto se suponía que aun en caso de que ganen las elecciones los separatistas, la transición en lo económico sería tranquila con un colchón que debería suavizar cualquier efecto negativo, por cuanto las empresas inglesas en Escocia les dan empleo a millares de trabajadores locales y brindan enormes beneficios. Por lo que se consideraba que no se presentarían sorpresas ni cundiría el pánico financiero, mas el capital suele ser muy sensible y la incertidumbre afecta los nervios de sus agentes, cuando esto ocurre es posible que se presenten movimientos desesperados de capital que pueden desplomar algunos títulos. Los partidarios de la independencia sostienen que se trata de maniobras financieras desde Londres, con la finalidad política de atemorizar al pueblo escocés y torcer la intención del voto. Mientras que las gentes maduras y más reflexivas, parecen despertar y asumir los riesgos de la separación y sus efectos nocivos en la economía y en otros campos. Quizá por eso en otros sondeos aparece de nuevo en avance la opinión por seguir en unión con Inglaterra y aprovechar la ocasión para conseguir mayores ventajas de Londres.

La reacción del primer ministro David Camerón ha sido inmediata, convocó a los jefes de los otros partidos políticos y figuras representativas de la vida nacional, para ir a Escocia y defender la unidad. Las acciones de las grandes compañías inglesas  en Escocia, ligadas a la banca y las finanzas  se han depreciado más de 5.000 millones de euros. “Lloyds Banking Group ha liderado las caídas al depreciarse un 3,3%, más de 2.100 millones de euros; el Royal Bank of Scotland (RBS) ha caído un 2,8% (casi 1.400 millones); el gigante energético SSE ha perdido un 2,7% (500 millones de euros); Standard Life un 2,6%; y Aberdeen Asset Management un 1,3”. Sobre las cabezas calientes de los agitadores separatistas han caído como un cubo de hielo las declaraciones de Paul Krugman, quien sostiene que los independentistas alucinan al pretender separase y que eso tenga resultados económicos positivos, en particular al referirse  a la idea de éstos  de seguir en la libra. Lo que podría pasar es que Escocia se convirtiera en “una nueva España sin sol”. El Banco Central, que dirige el canadiense, Mark Carney, advierte que: “es incompatible la independencia escocesa con su aspiración de seguir en la libra esterlina”.

En el trasfondo de la encrucijada política pesa el hecho político de una Escocia gobernada por los laboristas, contrarios al gobierno conservador de Londres, que han utilizado los recursos del Estado, para fomentar el separatismo y presentar el referéndum como si se tratara de una elección partidista; estrategia que ha intentado revertir el primer ministro Cameron, explicando que no se trata de un asunto partidista, sino de una decisión histórica fundamental y sin reversa. Lo cierto es que el asunto tiene implicaciones geopolíticas y de toda suerte que apenas se vislumbran, como el mortal efecto para la estrategia militar de Inglaterra que perdería la base de submarinos atómicos en Escocia y otros múltiples coletazos negativos para ambos pueblos en el futuro. Fenómeno segregacionista que  se repite  en varios países, cuando el mundo parece tender a las grandes alianzas supranacionales y algunos quieren volver a los límites del antiguo terruño como Escocia, Cataluña y ciudades pequeñas europeas que pretender retrogradar  a los tiempos de la ciudad-Estado.