En  pleno siglo XXI el mundo experimenta una escalada de conflictos y violencia en diversas regiones. Son varios los frentes de guerra. En el de Siria, las facciones yidahistas, en primera línea; van 190.000 muertos y tres millones de desplazados; en Nigeria, el grupo Boko Haram secuestra mujeres y asesina a personas por cuestiones religiosas, la mayoría de víctimas, los cristianos. En Irak, los extremistas de EI se proponen crear un califato que no solo abarque este país sino una amplia área de esa región.

Cualquier observador desprevenido habría supuesto que con el final de las dos contiendas universales desaparecía el fantasma de la confrontación. No ha sido así. El germen de la guerra parece estar latente y siempre habrá pretextos para los enfrentamientos, algunos eternos como el de palestinos e israelíes. A propósito de lo que ocurrió en la franja de Gaza donde el ejército de Israel desarrolló una operación militar ‘margen protector´, que dejó muchos muertos y destrucción de infraestructura y viviendas, como respuesta por los cohetes lanzados a territorio judío por Hamas. Positivo que se haya logrado cese el fuego, aunque la negativa de Hamas a desarmarse pone en juego su duración. En todos los combate los civiles resultan afectados, y más si los ponen de escudos. Además se debe recalcar que el grupo Hamas comete actos bárbaros aun contra sus compatriotas. Ejecutó a 18 sin fórmula de juicio. Para una pena de esta naturaleza, el Presidente de la Autoridad Palestina debe dar antes su aprobación. Hamas no tuvo en cuenta este requisito y en la práctica es quien manda en Gaza.

En Irak, la situación es cada vez más complicada. En uno de los más recientes y duros ataques a una mezquita suní, perpetrado por chiíes en la provincia oriental de Diyala, hubo 70 muertos. Región que pretende conquistar Abu Bakr al Bagdadi, quien se autoproclama califa. Es su propósito borrar las fronteras en Oriente Próximo. Para el Gobierno de EE.UU. este grupo es más peligroso que Al Kaeda, más despiadado. Además, está reclutando gente de naciones occidentales. Es lo que ha hecho que Washington haya decidido involucrarse con bombardeos a las milicias de EI. Y quizá el riesgo es mayor para Europa, porque no se pueden descartar ataques terroristas en ese continente.