Los esposos Tirsa Coral y Fernando Cáceres, no solo se decidieron a emprender cuando estaban a punto de pensionarse, sino que se arriesgaron a competir con empresas consolidadas en el país y, diecisiete años después, pueden afirmar que han tenido éxito.
“Nosotros trabajábamos con una empresa del Estado en Pasto, y ya estábamos a punto de jubilarnos, cuando decidimos que todavía teníamos muchas energías para seguir en la lucha. Luego de un estudio de mercadeo, encontramos que todo lo relacionado con condimentos, lo traían de Cali y Bogotá”, relató Fernando.
Como resultado de esa conclusión, la pareja puso en marcha, en junio de 2001, Aliños La Garza, y aunque no tenía idea de ese tipo de negocio, se arriesgó gracias al apoyo de un hermano de Fernando, quien era dueño de una empresa de condimentos en Buga, Valle.
Actualmente la empresa fabrica entre quince y 20 toneladas de condimentos y productos para pastelería al mes, cuenta con dieciocho empleados y es considerada una de las empresas con mayor proyección en Pasto, de acuerdo con la Cámara de Comercio de la ciudad.
“La verdad es que no sabíamos en qué nos íbamos a meter. Pero arrancamos”, señaló el emprendedor, tras recordar que todo lo que recibieron al pensionarse lo invirtieron en la empresa.
“Existen muchas dificultades cuando se emprende. Los bancos no lo conocen a uno, la gente tampoco, menos los proveedores. El comienzo fue bastante difícil, pero afortunadamente con los recursos de nuestra pensión logramos salir adelante”, anotó.
Y advirtió: “hubo momentos en que estuvimos a punto de tirar la toalla, pero el hecho de ir avanzando, así sea de a poco, y tener un personal a cargo, lo hace a uno reflexionar en que no se puede dejar eso tirado”.
Tirsa coincide con su esposo, en que “fue difícil porque veníamos de una empresa en donde todo estaba dado, todo tenía sus normas, sólo había que aplicarlas, y listo. Pero ser emprendedor, tener que pensar en el pago de unos salarios, cumplirles, como nos cumplía la empresa en la que laboramos, eso no es fácil”.