El coronavirus se hizo presente cuando el mundo en su totalidad estaba haciendo cada vez más propia la economía en línea. De acuerdo con Javier Minsky, CEO de Virtualmind, el confinamiento marcó un punto de inflexión en las conductas de consumo, acelerando el crecimiento de las transacciones online.
Esta aceleración y cambios en los modos de compra, tanto en venta como en consumo, se advierte mucho más en los rubros esenciales como alimentos, farmacia, productos de limpieza; también en entretenimiento y conectividad.
Alternativas como los links de pago, las billeteras virtuales y los pagos con QR en plataformas virtuales, demostraron la posibilidad de reducir el intercambio de efectivo entre personas y la circulación de estas, para realizar operaciones de manera presencial. Todo esto, con un solo objetivo, cuidar la salud de la población, al minimizar las posibilidades de contagio del virus.
Según cifras oficiales de PayU, aunque el Estado de emergencia desaceleró por unos días algunos segmentos en América Latina, el número de transacciones aumentó y los sectores que evidencian el mayor crecimiento en marzo de 2020 con respecto a igual periodo de 2019 son: supermercados (86%); domicilios/restaurantes (77%); droguerías (57%); servicios médicos (39%); facturación electrónica y pago de servicios (27%).
A raíz de ello, se pueden delimitar tres tendencias muy marcadas en lo que respecta a los hábitos de consumo en Latinoamérica y el Caribe durante la pandemia, como lo son la aceleración en la adopción del comercio electrónico, la priorización de compras de bienes y servicios esenciales, además del incremento en el número de transacciones de débito en el ámbito de e-commerce.
Toda esta revolución fintech, aceleró la transformación e innovación digital en muchas organizaciones. Los empresarios y comerciantes han tenido que recalcular rápidamente su modelo de negocio ajustando sus mecanismos y circuitos de transacciones online, para estar a la altura de las circunstancias y nuevas necesidades del mercado.