El campo colombiano se convirtió para la empresa Íkaro Drones S.A.S. en el mejor escenario para poner a prueba los más novedosos avances tecnológicos en materia de fumigación agrícola.
La empresa comenzó operaciones de exploración y ensayo hace más de siete años, pero fue en 2018 cuando un estudio sobre las necesidades de los agricultores del Valle del Cauca determinó que la fumigación agrícola es una de las labores que más demanda esfuerzo y recursos para proteger los cultivos.
Así, luego de pasar más de 25 años en la empresa privada, el Ingeniero de Sistemas Juan Pablo González Arana aprovechó su conocimiento y experiencia para impulsar una nueva línea de productos y servicios para el campo colombiano.
De esta forma nació Íkaro Drones S.A.S., una compañía ciento por ciento colombiana, radicada en la ciudad de Palmira, y registrada oficialmente en 2018.
“Encontramos en los Drones infinidad de oportunidades para optimizar muchos trabajos de difícil ejecución o de procedimientos que incrementan los costos en un proceso. Vimos que la agricultura sería una de las grandes beneficiadas con nuestras soluciones tecnológicas, por eso desarrollamos modelos de drones que se ajusten a nuestra topografía, a la diversidad de cultivos y que utilizan de forma eficiente y segura los insumos agrícolas”, dice el directivo.
El éxito de la compañía ha trascendido fronteras, al punto de que delegaciones de varios países de Sur América han visitado sus instalaciones para conocer los drones agrícolas que hoy son demandados en todo el territorio nacional.
“El año 2020, a pesar de la pandemia, fue un año muy exitoso para nosotros: vendimos 14 drones dotados de la mejor tecnología y sensores, alcanzando ventas al cierre del ejercicio por más de $520 millones entre drones, repuestos y asistencia técnica, lo que nos ha consolidado como líder en Colombia en esta línea de productos y servicios. Para 2021 proyectamos ventas por más de $1.000 millones”, asegura González Arana.
Íkaro Drones S.A.S. tiene disponibles drones con capacidad para 6, 10, 16 y 21 litros de químico que es esparcido en los cultivos con precisión, sin derrames, y en menor tiempo logrando ahorros hasta del 40% para el agricultor solo en mano de obra, y con un aumento de la productividad de, mínimo, 12% por hectárea.
Estos aparatos son importados y ensamblados en el país, y algunas piezas fabricadas directamente en la sede de la compañía, pues se requiere ajustarlos a las necesidades particulares de cada topografía y cultivo.