MÁS de 1 millón 500 mil personas han recibido ayuda y orientación que trasformaron sus vidas gracias a los 15 años de labor de la Fundación mi Sangre que nació cuando el país requería una organización que pusiera su mirada en las víctimas de minas antipersona, esos explosivos sembrados en el campo que apagaron miles de vidas.
La Fundación nació en 2006 y años más tarde, después de reconocer en las mismas víctimas la fuerza del cambio, Juanes y Catalina Cock, él artista y ella emprendedora social y cofundadores de esta iniciativa, avanzaron en un nuevo enfoque, el de la educación para la paz. “Empezamos programas que no solo respondieran a las consecuencias de la guerra, sino que contribuyeran a la prevención de violencias”, como dice Catalina Cock.
Y hoy, contando más de una década y media de incansable trabajo, Mi Sangre puede hablar de más de un millón y medio de personas impactadas, vidas, historias, huellas y verdaderas transformaciones en niños, niñas y jóvenes de 19 departamentos y 142 municipios del país.
En el año 2020, por primera vez en su historia, las actividades de la Fundación no se pudieron hacer en salones de clase, parques, casas comunitarias y vivir ese proceso presencial en el que fomentan y desarrollan habilidades para la vida como la empatía, la resolución de conflictos, el pensamiento crítico y creativo, entre otros; tampoco los espacios de formación en liderazgo, derechos humanos, violencias basadas en género para los participantes que empiezan su camino como líderes; ni los encuentros inesperados que reúnen a representantes y actores de diferentes sectores y orillas opuestas a cocrear y colaborar juntos y juntas por un propósito común: la paz.
Sin embargo, la organización no paró ninguno de sus procesos y adaptándose a los desafíos de una pandemia mundial, consiguió llegar en el 2020 a 49.033 personas de los lugares más alejados del país, con nuevas metodologías, formatos adaptados a la virtualidad o que llegaban en forma de kits pedagógicos y acompañamiento telefónico directamente a los hogares de los participantes.
También, antes de que se declarara oficialmente la pandemia y se tomaran medidas nacionales, Mi Sangre canceló su evento anual de recaudación de fondos en una decisión consciente por el cuidado de todas y todos los invitados. Un año después de este episodio, ha encontrado nuevas maneras de invitar a más personas a su causa y respaldar sus proyectos, que es a su vez, apoyar a niños y niñas con sus familias, a jóvenes líderes y a las comunidades que ellos y ellas impactan.
Es así, como lanzaron la colección “4 verbos para conjugar la vida”, una alianza con Distrihogar en la que el 12% de las ventas serán destinadas a respaldar el trabajo de Mi Sangre en todo el país.