EL NUEVO SIGLO: A hoy, ¿cómo ha escalado el conflicto armado en el país?
JORGE RESTREPO: Ha sido un escalamiento localizado en tres o cuatro regiones del país, donde ha aumentado la violencia. En el Cauca, en el sur del departamento del Valle del Cauca, en la zona que va desde Urabá hasta el sur de Bolívar, pasando por las serranías de Ayapel y toda esa especie de medialuna en la Costa Caribe, que va desde lo que uno podría llamar el corredor que busca unir el Catatumbo o Santander con el Caribe colombiano.
Ha habido algún escalamiento también en Norte de Santander. Yo diría que esas son las zonas donde ha escalado el conflicto.
Una muy importante es el norte del Huila y el sur del Tolima, donde también ha habido un escalamiento importante reciente de la violencia. Es un escalamiento que se debe principalmente al Clan del Golfo y a grupos desertores y reincidentes de las Farc.
ENS: ¿Qué otros departamentos se encuentran en alerta?
JR: Ahora, hay una situación de alerta permanente en Arauca. Hay otras regiones donde, aun cuando no se haya producido un escalamiento del conflicto o incluso se haya desescalado, no quiere decir que no estén en alerta o en situación de riesgo.
Departamentos como Arauca, la región del Catatumbo, la zona entre Chocó y Risaralda, donde opera el Eln; el andén pacífico nariñense, otras regiones en Antioquia y la zona al sur de la Sierra Nevada de Santa Marta, son, a mi juicio, regiones en las que uno tiene que estar muy alerta porque son regiones en las que operan importantes grupos armados y grupos criminales organizados, que tienen el potencial de generar esas situaciones de riesgo.
En muchas de estas regiones ha habido un efecto de reducción de la violencia, tanto en confrontación con la Fuerza Pública como en los propios grupos armados.
En el primer caso, debido al cese al fuego bilateral con el Eln, que ha tenido ese efecto de reducción de la confrontación armada entre el Estado y esos grupos, en particular en Arauca, Chocó y Risaralda.
Pero también, al evento de reducción de la violencia en el caso del Catatumbo, entre grupos de disidentes de las Farc y desertores.
ENS: Habla de un desescalamiento en algunas regiones del país, pero se han visto ataques puntuales en algunas zonas como Jamundí en Valle del Cauca y Popayán en Cauca, que han sido los más recientes, ¿qué está pasando allí?
JR: Es que las disidentes son grupos que no han logrado tener una sombrilla que los organizara. Son grupos que no tienen estructuras de mando ni propósitos comunes ni contenidos tácticos parecidos.
Son grupos muy diversos y muchos de ellos se enfrentan entre sí. Hay varias disputas, por ejemplo, en el Cauca y en Nariño, también en Meta y Guaviare.
Lo último que diría es que a esos grupos les gana la violencia interna. También utilizan la violencia para resolver disputas por las rentas derivadas de el crimen organizado.
Paz total
ENS: En vista de los últimos ataques y amenazas por parte de grupos armados ilegales, en medio de discusiones de paz del Gobierno con el Eln y disidencias, ¿cree usted que las políticas de paz total han servido para algo?
JR: Con el Eln hay la continuación de un diálogo. No le atribuiría a eso una política de paz total. Es un diálogo que se inició en el gobierno del presidente Juan Manuel Santos.
Entonces, yo no le atribuiría ninguno de los beneficios a esta política de paz total, porque tampoco existe una política como tal. Después de decir eso, yo no encontraría, sino un beneficio muy marginal de la iniciativa de paz total del presidente Petro, en el caso de algunos grupos disidentes de las Farc, en particular en la región del Catatumbo.
Tal vez un beneficio marginal en la zona de Arauca. Pero hay que decir que, en ambas regiones, la amenaza de riesgo por inseguridad persiste; es decir, no es una mejora definitiva o un cambio permanente en la situación de seguridad que uno pueda decir que fue positivo.
No encuentro que haya habido beneficios políticos, pero sí ha generado un muy inconveniente fortalecimiento de algunos de esos grupos, en particular en el Cauca, entre Huila y Tolima. Además, en el oriente colombiano, en Caquetá, sur del Meta, Putumayo y Guaviare.
ENS: Desde su punto de vista, ¿cuáles deben ser las estrategias del Gobierno para reducir ataques por parte de guerrilleros?
JR: En primer lugar, un fortalecimiento de las acciones judiciales en contra de esos grupos, de forma coordinada con la Fiscalía General de la Nación. En segundo lugar, hacer unos cambios importantes en materia de las formas de operar de la Fuerza Pública, en particular de las Fuerzas Militares, pero también de la Policía en esas regiones donde operan en sus grupos. Hace falta un complemento de seguridad a esa iniciativa de paz total.
ENS: Hay quienes aseguran que el Gobierno restó fuerza y autoridad a la Fuerza Pública para combatir a ilegales, ¿ha sido así?
JR: No creo que eso sea cierto. Esta es una amenaza de seguridad muy diferente, que como vimos en el caso de Jamundí en los últimos días, se recurre al terrorismo abierto.
Es una amenaza de seguridad de organizaciones desestructuradas que tiene un efecto muy negativo sobre la seguridad de las comunidades, en particular de los líderes comunitarios.
Además, afecta de manera directa el proceso de paz con las extintas Farc. Es el principal riesgo de seguridad hoy en día para los firmantes de paz y para la transición hacia el posconflicto en las regiones donde operaban las Farc son esos grupos.
No es un problema de la Fuerza Pública, sino de la ausencia de una política de seguridad y de una acción contundente de la Fiscalía para desmantelar esas estructuras criminales que están poniendo en riesgo la paz.
ENS: ¿Cuáles son las alertas de Cerac en torno a confinamientos y desplazamientos formados a causa de la violencia?
JR: Yo diría que lo más grave es la situación que ocurre en el Pacífico colombiano y en el Chocó. Diría que también en algunas regiones del Bajo Cauca antioqueño en materia de desplazamientos masivos y confinamientos ante situaciones de inseguridad causadas por enfrentamientos entre los diferentes grupos armados que acabamos de mencionar.
El desplazamiento hoy en día ya no es un fenómeno que sea ocasionado por enfrentamientos entre la Fuerza Pública y grupos armados. Es por enfrentamientos entre grupos armados.