EL NUEVO SIGLO: ¿Por qué desde la Corte Suprema y otras ramas de la justicia consideran inconveniente la Comisión Internacional contra la Impunidad que plantea el director de Justicia Militar?
NILSON PINILLA: Ante todo, quiero hacer una salvedad. Considero que la Justicia Penal Militar no debería existir como tal. La justicia tiene que ser independiente, la justicia tiene que ser autónoma y no puede ser subordinada.
En las Fuerzas Militares, la subordinación es un precepto imperante, entonces una justicia que tenga que guardar una superioridad por oficiales en tal o cual grado y donde debe existir la obediencia debida, pues no es justicia.
Ahora, en cuanto a que haya una internacionalización de ese cubrimiento, me parece que tampoco debe existir porque cada nación debe tener sus propias orientaciones y sus propios preceptos, pero evidentemente en la lucha contra el crimen, en la lucha contra la injusticia, en la lucha contra la desigualdad debe haber una propensión a que sea universal.
Debe haber unión y debe haber una superación de la frontera de manera que llegue a todos los seres humanos y en lugares donde las democracias no logran salvaguardar la individualidad de cada quien y la libertad de cada quien, pues debe haber una observación internacional para que no se abuse en contra del ciudadano.
ENS: Desde el Gobierno aseguran que la comisión es un mecanismo ideal para lograr mayor transparencia en la justicia, ¿usted qué opina?
NP: No creo que eso sea un tema de transparencia. Creo que es importante que haya internacionalización para que haya transparencia, para que haya opiniones de otras naciones, para que haya una amplitud de visión, pero que eso tenga que asumirse como una imposición para cada nación me parece que no es conveniente.
Estado de Derecho
ENS: El director de la Justicia Penal Militar desconoce la función de los jueces y magistrados en Colombia y afecta el Estado de Derecho, ¿usted qué opina?
NP: Me parece que en el Estado de Derecho debe prevalecer la separación de poderes y que los jueces estén sometidos al imperio de la Constitución, al imperio de la ley, al imperio de la preceptiva vigente, pero que no pueden ser interferidos desde ninguna otra de las ramas del poder público.
ENS: ¿Se puede hacer una comparación entre la justicia hoy en Colombia y lo que pasaba años atrás en Guatemala cuando se creó la Comisión Internacional contra la Impunidad?
NP: Pueden repetirse en cuanto a su origen y en cuanto a la manera de completarlos, pero que tienen una identidad propia del lugar donde está ocurriendo.
La historia de Colombia ha sido muy compleja, también la historia de Guatemala lo ha sido, pero en Colombia hemos padecido tal vez mayor violencia todavía que la que se padece en Centroamérica. Por ello, debemos ser más estrictos en la presentación de los derechos ciudadanos.
Reforma a la justicia
ENS: En medio de todo el escándalo por las presiones a la Corte Suprema para elegir fiscal y la propuesta de reformar la Procuraduría, ¿usted cree que al gobierno Petro el Congreso le aprobaría una reforma a la justicia?
NP: Una es que la Corte Suprema de Justicia debe ser respetada en cuanto a la designación de la fiscal general de la nación. Necesita tiempo para analizar las hojas de vida, es muy difícil poner de acuerdo a 16 juristas para que se pueda elegir el fiscal de la terna que ha presentado el presidente. Entonces a la Corte hay que respetarlas totalmente en su autonomía y en los tiempos que requiere para que haya más posibilidades de acierto de la decisión que se tome.
ENS: ¿Cuáles considera que deben ser los principales aportes de los expertos a la reforma a la justicia?
NP: Una reforma a la justicia simplemente por el cambio de normas no va a lograr ningún cometido. Son muchas las reformas que se han intentado, por una parte, mientras que, por otra, lo que se está requiriendo es una reforma al ser humano. Los seres humanos perdimos el temor de Dios, aquí ya no se actúa con el interés general por el bien común, cada quien va procurando una posición donde le vaya mejor.
Ante todo, debemos buscar la reeducación del ser humano para que vuelva a imperar el interés supremo general por encima del interés particular.