ES LA primera mujer que asciende al grado de contralmirante de la Armada Nacional, desde donde invita a otras jóvenes colombianas que, como ella, han deseado pertenecer a la institución.
Se trata de Beatriz Elena García Restrepo, nacida en Manizales y criada en Neiva, quien no ha dejado de sentir orgullo por ser la primera mujer oficial insignia de la Fuerza Naval y una dedicada mamá de dos hijas, a las que siempre les ha manifestado amor, admiración y dedicación.
“Soy una mujer muy positiva, sabiendo que el dolor y la alegría son esencia de la vida, como dice la canción hermosa –El camino de la vida– y que siempre habrá oportunidades de poder destacarse, de hacer mejor las cosas, cuando actuamos con rectitud y pensando siempre en el buen trato a los demás y en el respeto a los derechos humanos”, afirmó esta mujer de padre opita y madre cuyabra.
Siempre quiso ser abogada, al igual que sus padres, ambos egresados de la Universidad de Caldas, en Manizales.
“Mi papá trabajó siempre con la Administración de Impuestos en Neiva y mi mamá fue jueza toda su vida y llegó a ser magistrada de familia. Ellos siempre fueron mi referente para que fuera abogada. Mi padre perteneció a la institución desde muy joven, cuando se hacían los dos últimos años de bachillerato en los años sesenta”, señaló.
También indicó que “desde que estaba haciendo mi carrera en la universidad siempre, él me decía que fuera abogada de la Armada Nacional. Cuando llego con mi diploma de abogada a Neiva, porque la carrera la hice en Armenia, ese día salió la convocatoria y precisamente una de las carreras con las que podía acceder para ser oficial de la Armada del Cuerpo Administrativo era derecho y no lo dudé ni un segundo”.
Sus progenitores tuvieron gran influencia para que fuera una profesional en leyes, pero su padre fue imprescindible en el momento de tomar la decisión de integrar, como oficial, la institución a la que hoy tanto rinde homenaje.
“Mis padres siempre me dieron su apoyo. En todo momento, en el curso de formación de oficial en la Escuela Naval Almirante Padilla, mis padres siempre estuvieron pendientes. En ese tiempo no se usaban celulares y la comunicación era a través de cartas y llamadas a los teléfonos fijos. Siempre me daban apoyo y aliento. También mis amigos y demás miembros de la familia me escribían y me decían: ‘siga adelante, no desfallezca, usted puede y cada día será mejor’. Ellos nunca dudaron ni un minuto, porque tenían claro la gran institución que es la Armada de Colombia y la gran carrera que podía desarrollar en ella”.
Aseguró que “poco a poco uno se va dando cuenta en la formación de los grandes retos que hay y ya cuando se gradúa y va siendo destinado y trasladado a las diferentes unidades, los retos van aumentando y es el día a día el que lo va llevando a uno a sortearlos. Indudablemente, ayudan mucho la experiencia y el conocimiento de los superiores, de los subalternos que llevan trabajando años y apoyan para sortear estas situaciones. Cuando uno ingresa a la Escuela Naval lo hace con muchos sueños, pero no dimensiona, probablemente, todo el peso y la responsabilidad grande que corresponde el servir a la patria”.
Siempre deseó alcanzar el grado de contralmirante. Sin embargo, fue consciente de que existen personas maravillosas que han servido a la institución y que han hecho una excelente carrera dentro de ella, por lo que cualquiera pudo ser postulado al cargo.
“Siempre tuve una fe intacta y un anhelo profundo, pero con los pies bien puestos sobre la tierra, sabiendo también que siempre me rodeaba de grandes hombres y mujeres que han laborado por muchos años en nuestra institución y que también tienen oportunidades maravillosas. Le doy gracias a la gloriosa Armada de Colombia por darme este maravilloso momento de poder continuar sirviendo a mi patria desde mi carrera como oficial naval”, indicó.
Sueño cumplido
García Restrepo manifestó que se trata de “un sueño que se cumple, que se sigue cumpliendo y debe seguir cumpliéndose. No podemos decir que ya se cumplió el sueño. El sueño debe seguir siendo deseado, anhelado, buscado y trabajado. Es un sueño constante por el que debo trabajar”.
Para ella, ser la primera oficial de Insignia de la Armada Nacional es un orgullo indescriptible, sobre todo porque siente que el trabajo de muchos años rindió frutos.
“Pero también hay una responsabilidad enorme por representar muy bien a estos 32 mil hombres y mujeres que integran nuestra institución. Destacar a esas grandes mujeres que hoy son comandantes de batallón, comandantes de buque, pilotos, que desempeñan diferentes cargos desde sus especialidades, desde las diferentes unidades que tiene nuestro país y en específico la Armada de Colombia. Y es poder hacer una muy buena representación de ellas, de entender y valorar el trabajo que hacen y contribuir desde el ejemplo para que sigan realizándolo de una mejor manera”, dijo.
Sobre sus metas inmediatas, García destacó que está “recibiendo el cargo de la Jefatura Jurídica Integral. Debo realizar muy bien el nuevo cargo que me está encomendando la institución, de liderar los hombres y mujeres que hacen parte de esta Jefatura. Es que a través de este cargo también quiero hacer una importante proyección para ir a todas las unidades que tiene nuestra Armada, escuchar muy bien cómo está nuestra tripulación, poder orientarlos y poder ser un referente para ellos. Es lo que quisiera poder desarrollar en el corto plazo”.
La ponderación
Combinar su vida laboral con la personal pareciera ser tarea difícil, pero García sabe que a través de un ejercicio de ponderación puede lograr el equilibrio.
“Aquí se trata de ponderar. Hacer un ejercicio de ponderación en tiempo y calidad de tiempo. Realmente en cualquier relación que uno tiene con sus hijos, con su familia y con el trabajo es necesario optimizar esos espacios de tiempo para que sean de verdadera calidad. Mis hijas ya son grandes, son supremamente juiciosas, obedientes y responsables”, dijo
Sobre sus hijas también dijo que “han hecho muy fácil el camino gracias a Dios y hoy en día me siento plena de poder decir que he cumplido con esta labor y que debo seguir cumpliéndola, porque una mamá será por toda la vida. Pero he contado con mucha suerte, porque han sido unas niñas supremamente juiciosas, que me han colaborado todo el tiempo y obviamente el apoyo familiar y el institucional me han permitido tener esos espacios de atender mis labores maternas y poder seguir desarrollando mi trabajo y cumpliendo con mis funciones”.
¿Pero realmente le gustaría que sus hijas siguieran sus mismos pasos?
“Por supuesto, pero ya la mayor estudia Ingeniería de Sistemas y la menor Administración de Empresas, o sea que abogadas no. Espero que en un futuro deseen ingresar a nuestra institución y es aquí donde quiero hacer una invitación importante para que todas nuestras jóvenes colombianas deseen hacer parte de nuestra Armada. Bien sea prestando el servicio militar como las grandes mujeres que hoy se encuentran en la Escuela de Formación de Infantería de Marina en Coveñas, este curso dura un año”, manifestó.
O “igualmente pueden hacer parte de la gran suboficialidad en la Escuela en Barranquilla o como suboficiales del Cuerpo Administrativo, es un curso que dura seis meses; o suboficiales del Cuerpo de Mar, curso que dura dos años; o para que sean oficiales del Cuerpo Administrativo y Oficiales de Línea. Hay un mar de oportunidades para todas estas jóvenes que quieran contribuir a nuestra patria desde toda su vida con un trabajo hermoso”.