MILES DE turistas nacionales y extranjeros se sorprenden durante su recorrido en el Museo Aeroespacial al conocer la historia de la aviación militar y civil en Colombia y encontrar dos verdaderas joyas de la Fuerza Aeroespacial Colombiana (FAC) que participaron en el conflicto con el Perú, entre 1932 y 1933.
El coronel Yesid Peña Ortiz, un historiador egresado de la Universidad del Valle, es el jefe de la sección que se encarga de la administración y operación del Museo Aeroespacial, localizado en el municipio de Tocancipá junto al parque Jaime Duque.
El oficial explica a EL NUEVO SIGLO que la FAC busca posicionar el Museo Aeroespacial como uno de los más importantes centros culturales y aeronáuticos de Colombia y “seguramente cuando terminemos su construcción será el museo más grande y robusto de Latinoamérica en materia de infraestructura, pero también en el tamaño de aeronaves y de los servicios complementarios que ofrecemos a nuestros usuarios”.
Peña Ortiz insiste en que “nuestra misión al 2042 es ser el principal referente de museos de la Fuerza Pública en Colombia y además porque desde el principio trabajamos para ser el primer museo aeronáutico ecológico, autosostenible y respetuoso con el medio ambiente en Iberoamérica”.
“Desde que ingresé a la fuerza me he desempeñado en diferentes cargos en lo que actualmente se conoce como la Sección Estratégica Patrimonio Histórico, que es la dependencia de la institución que se encarga de tres cosas principalmente: la recuperación, la conservación y la difusión del patrimonio material e inmaterial aeronáutico de todos los colombianos”, acotó.
Señala que “actualmente me desempeño como el jefe de la sección que tiene bajo su responsabilidad, entre otros espacios museales, la administración y operación del Museo Aeroespacial. Aquí tenemos un trabajo de comunicación y de contacto permanente con la comunidad. Resultado de ello es que desde que abrimos las puertas al público en esta nueva sede el 1° de diciembre de 2017, hemos tenido un crecimiento permanente en el número de visitantes. El año pasado la cifra llegó a 206.425 visitantes nacionales y extranjeros”.
Recuerda que en la antigua sede, en la Base Aérea Brigadier General Camilo Daza Álvarez, en el Comando Aéreo de Transporte Militar (Catam), en Bogotá, recibía un promedio de entre 20 y 25 mil visitantes anuales. “Nosotros duplicamos esas cifras y el año pasado, reitero, superamos todas nuestras expectativas”.
Afirma que “gracias al esfuerzo que se realiza por parte de la FAC en esta sede, se ven los resultados, no solamente por estar en un sitio privilegiado junto al parque Jaime Duque, a pesar de que tenemos dos operaciones completamente separadas. Claro, compartimos parte de la infraestructura y nuestros visitantes tanto los del museo como los del parque Jaime Duque, tienen la oportunidad de conocer ambos centros”.
Asegura que “es una satisfacción enorme, porque el ‘voz a voz’ y los comentarios que recibimos en las redes sociales sobre lo que actualmente tenemos a disposición del público evidencian que hay un mayor conocimiento de la comunidad nacional e internacional de lo que actualmente estamos desarrollando aquí y sobre todo porque nuestros visitantes cada año encuentran algo distinto en el museo”.
Destaca que “cuando iniciamos la operación en el 2017 teníamos 25 aeronaves en exhibición y hoy en día contamos con 42. Hemos duplicado el material de exposición. Solamente se había construido una de las siete fases del museo. Actualmente tenemos dos en operación y estamos construyendo la tercera etapa y hemos incrementado la oferta de servicios culturales disponibles para nuestros usuarios”.
Indica que las instalaciones cuentan con pantallas interactivas, gafas de realidad virtual y simuladores. “Es decir, que esa diversificación de oferta no solamente está apalancada al crecimiento del museo, sino al ofrecerles a nuestros visitantes alternativas distintas mediante las cuales pueden acceder a la rica historia de nuestra institución”.
Señala que “vamos a cumplir 105 años de existencia y obviamente, al replicarla a través de diferentes canales, hace que los medios físicos y virtuales de los que hoy en día disponemos nos permiten que personas que están en otros continentes puedan también conocer el museo, porque tenemos un recorrido virtual en nuestra página web”.
Lo que encuentran
Señala que “los miles de visitantes encuentran las dos aeronaves militares más antiguas que existen en nuestro país, de origen alemán y que fueron adquiridas en 1932, en el marco del conflicto colombo-peruano, el único conflicto internacional en el que estuvo inmerso nuestro país”.
Lamenta que “cuando nacimos en el 1919 no teníamos una dependencia que se preocupara por la conservación de nuestro legado histórico y desafortunadamente todas las aeronaves militares que compramos entre 1919 y 1931 ya no están con nosotros. Se perdieron por obsolescencia, porque se vendieron después de cumplir su ciclo de vida útil, porque se perdieron en accidentes y porque se chatarrizaron”.
Sin embargo, dice Peña Ortiz, “esas dos aeronaves que le menciono de fabricación alemana –una es el Junkers JU-52, el FAC 625 con el cual comenzó el servicio presidencial en Colombia, y la otra el W-34, FAC 407, el único hidroavión que hay en estos momentos en nuestro país y es la aeronave militar más antigua que tenemos–, tienen un sitial de honor aquí en el Museo Aeroespacial”.
Aclara que “ello sin desconocer que las otras 40 aeronaves en exposición, también han tenido una contribución significativa al desarrollo aeroespacial de nuestra patria, porque en algún momento surcaron los cielos colombianos y por esto es que este museo se encarga de que ese patrimonio, que no es de la Fuerza Aeroespacial, sino de todos los colombianos, sea preservado para las generaciones futuras de los ciudadanos y para futuros oficiales, pilotos, administradores y científicos que día a día trabajan para la institución”.
Dice igualmente que los turistas pueden abordar dos aeronaves: un helicóptero Hiller H-12, uno de los más antiguos, y un H-500. “En estas aeronaves nuestros visitantes pueden ingresar y tomarse fotografías. Gradualmente, el museo tiene un plan de desarrollo mediante el cual otras aeronaves seguirán siendo habilitadas para acceso al público”.
“Gradualmente cada año habilitamos una capacidad nueva para el museo. El año pasado habilitamos el simulador, que no lo teníamos, y para este año nuestro proyecto pasa para habilitar el avión de carga C-130 Hércules como aeronave auditora para que nuestros usuarios puedan conocer la historia de nuestras operaciones de transporte aéreo militar en Colombia”.
El Túnel de Viento
El oficial revela que “estamos construyendo actualmente el Centro de Entrenamiento en Caída Vertical de la Fuerza Aeroespacial Colombiana, que en términos generales es denominado el Túnel de Viento”.
Precisa que “este centro de entrenamiento tiene como propósito la formación y la instrucción de los paracaidistas de la Fuerza Pública colombiana, ya que actualmente esa instrucción se realiza en aeronaves reales. Pero con un simulador como el que vamos a tener en este lugar, vamos a incrementar las horas de instrucción teórica y práctica que ellos deben recibir para tener las cualidades necesarias para realizar sus saltos”.
Señala que “con este centro vamos a reducir los costos de operación y permitir que nuestras aeronaves militares cumplan otras misiones, por ejemplo, en el contexto que tenemos de incendios forestales, y que se encarguen además de suplir otras necesidades de nuestra institución”.
Anuncia que “aquellos amantes del paracaidismo deportivo, del parapentismo y los visitantes también van a poder venir al museo y utilizar ese centro de entrenamiento en caída vertical cuando estén abiertas las puertas al público. No habrá ningún tipo de restricción, además porque las condiciones de seguridad son inmejorables”.
Agrega el coronel Yesid Peña Ortiz que “el museo, sin lugar a dudas, busca contribuir al desarrollo económico, social y cultural de Colombia y además brinda la posibilidad de prácticas profesionales para estudiantes de Ingeniería Aeronáutica, Mecánica, Industrial y otras tecnologías y del medio ambiente, porque protegemos la flora y la fauna nativas”.