EN LA tarde de ayer Instagram, Facebook y WhatsApp suspendieron las cuentas del canal de televisión Russian Today (RT), el eje del aparato desestabilizador de Rusia en occidente, que tiene sedes en varios países europeos y en América Latina.
La medida fue tomada tras una serie de investigaciones publicadas por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, el FBI y académicos e investigadores privados, que desde noviembre de 2023 han demostrado cómo funciona la estructura rusa que lleva años teniendo páginas web falsas, influenciadores pago, políticos y periodistas a su servicio para propagar mensajes con información falsa que afecta a Estados Unidos, Ucrania y todos sus países aliados en occidente, entre ellos varios de América Latina.
Según la investigación del Departamento de Estado, “Alerting the World to RT’s Global Covert Activities”, publicada el pasado 13 de septiembre, “RT utiliza medios de comunicación indirectos que pretenden ser independientes de Rusia para difundir de forma encubierta contenidos y mensajes en todo el mundo y eludir las respuestas occidentales a la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia”.
“Los empleados de RT utilizan tácticas de inteligencia, empresas pantalla y tecnologías de red para ocultar su papel en estas actividades encubiertas. Hay varios ejemplos de esta actividad de influencia encubierta”, describe la investigación.
“Operación Doppelgänger”
En Moscú saben que el poder de Rusia radica en su capacidad para cambiar el relato e imponer narrativas que permitan desestabilizar al enemigo. Cuenta con un aparato mundial que se dedica única y exclusivamente a manipular la información para beneficiar los intereses de Rusia y afectar las políticas de occidente y sus aliados.
A partir de ello, un grupo de analistas y asesores rusos hace aproximadamente 10 años crearon “El plan Doppelgänger” (doble malvado, en alemán), con el que sentaron las bases para que Rusia comenzara su plan de desestabilización informática o, mejor, llenar Internet de noticias falsas.
Moscú, que ya veía el auge de las redes sociales norteamericanas y su posicionamiento incluso dentro de Rusia, entendió que la gente en el mundo contemporáneo no verifica la información por falta de interés o conocimiento, y suele tener un sesgo de confirmación que la hace compartir información toda vez que ha sido publicada o validada por personas con influencia política, social o cultural.
Teniendo claro que el mundo actual es más propicio a caer en noticias falsas, “la operación Doppelgänger” ordenó la compra de más de 32 dominios de Internet con el fin de crear copias de los principales medios de comunicación y así darle un manto de credibilidad a las supuestas noticias que se publicaron en estas páginas.
De acuerdo al FBI, Rusia ha clonado las páginas de medios como Reuters, CNN, BBC, Der Spiegel, Bild y Le Monde, desde los cuales se publican noticias falsas que en pequeños detalles −como la dirección de web− se ven exactamente iguales a la versión original de estos medios.
Detrás de esta arquitectura de mentira está el “Sofacy Group”, o “Fancy Bear”, según la BBC, un grupo de hackers e ingenieros de sistemas y desarrollo que está asociado al GRU (principal institución de inteligencia y seguridad) y lideró la campaña de intromisión en la campaña presidencial de los Estados Unidos en 2016, una de las primeras veces en las que se empezó a conocer la estrategia Rusia para desestabilizar gobiernos y procesos electorales usando su capacidad tecnológica e informativa.
A su vez, la red desestabilización informática la manejan dos empresas cuya sede está a pocas calles de Moscú, “SDA” y “Structura”. Estas empresas, además de dirigir las líneas de desinformación, son las encargadas de crear perfiles con rostros y biografías verosímiles con ayuda de Inteligencia Artificial (IA), que, como apunta el FBI, se potencian entre ellas para ser virales y promocionarse en redes sociales. Son, en otras palabras, bots o cuentas falsas que escriben artículos que comparten en sus redes sociales.
América Latina
En América Latina, Estados Unidos tiene múltiples aliados. Extensa y diversa políticamente, Rusia ha puesto sus ojos allí desde hace más de 10 años. Lo ha hecho no solo por la cercanía política (no ideológica) con las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela, sino, también, por la importante presencia de socios de Washington como México, Colombia, Perú o Chile y, recientemente, Argentina.
Precisamente, en el comunicado del pasado 13 de septiembre, el FBI advierte que “el Gobierno ruso también participa en operaciones destinadas a desestabilizar al gobierno de Argentina y a aumentar las tensiones entre este país y sus vecinos”.
Por mucho tiempo, RT tuvo su sede en Buenos Aires y desde allí dirigía todo su aparato de desinformación que se conectaba con socios regionales como Telesur, de propiedad de Venezuela e Hispano TV, de Irán. Con la llegada de Javier Milei, RT ha tenido que enfrentar serios cuestionamientos y se espera que cierre sus operaciones.
Así como estos canales, el FBI también dice que Moscú hoy está financiando a 2.800 personas en América Latina, entre ellos influenciadores, políticos, periodistas, profesores universitarios, comediantes, empresarios y políticos. De momento, no ha dado sus nombres, como en el caso de Alemania, en donde se han publicado las personas que hacen parte de la red de desinformación local con conexiones rusas.
Estas personas tienen presencia en medios de comunicación y redes sociales en “Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Cuba, México, Venezuela, Brasil, Ecuador, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay, entre otros países de América Latina”. Varios hechos muestran con claridad la forma en que estas redes impactaron los países donde operan.
Douglas Farah, un investigador, que recientemente ha publicado con Román Ortiz el informe “Campañas de influencia rusa en América Latina”, revela que “… los problemas (protestas sociales) que hubo en 2019 en Colombia, Ecuador, Chile, fueron masificados por las redes sociales en Rusia y también manejados desde Nicaragua y Venezuela, y tiraron miles y miles de tuits y desinformaciones, etcétera”.
Esa misma red de desinformación, apunta Farah en diálogo con el medio El Expediente Público de Centroamérica, guardó silencio sobre la matanza en Nicaragua que hizo Daniel Ortega en el mismo tiempo o el fraude electoral de Evo Morales en Bolivia.
“Ellos amplifican los mensajes negativos con muchas mentiras por encima y encubren todo lo que no les parece, como todos los problemas que tuvo Evo (Morales) en la reelección o en Nicaragua, donde mataron más de 300 personas, casi ni se mencionó”, explicó Farah.
Están por conocerse los nombres y medios adscritos a toda la red de desinformación que Rusia ha montado en América Latina, hoy anclada en la polarización y en la falta de diálogo, en parte, pero no solo por la estrategia rusa de desestabilizar y generar caos.
*Analista y consultor. MPhil en Universidad de Oxford.