La elección popular de las personas que tendrán la titánica tarea de redactar una nueva Constitución política que se desarrolló durante el fin de semana en Chile, tuvo una baja participación, el 43%, ocho puntos porcentuales menos de la que se registró en el referendo de 25 de octubre donde se avaló el cambio de la Carta Política.
De acuerdo con datos del Servicio Electoral chileno, Servel, en la inédita doble jornada electoral que se desarrolló entre el sábado y el domingo, votaron un total de 6.458.760 personas, sobre un techo de 14.900.190 electores, lo que implicó una participación total del 43,35%.
La cifra de esta elección es menor a los 7.569.082 de votantes (un 50,9% del padrón total) que participaron en el plebiscito en el que se decidió redactar una nueva Constitución para reemplazar la heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Considerando que esta constituyente era una promesa largamente esperada por la ciudadanía, y que mucho de lo que resultó de los enfrentamientos y saqueos que sacudieron a Santiago de Chile el 18 de octubre de 2019 por el aumento de 30 pesos en el precio del pasaje del metro fue precisamente esta Constituyente, ¿por qué y cómo se explica la baja participación en la misma?
Bajo nivel de votación
Para resolver esta pregunta EL NUEVO SIGLO consultó a la coordinadora de la Maestría en Asuntos Internacionales de la Universidad Externado de Colombia y experta en asuntos chilenos, María Teresa Aya, quien atribuyó tres factores a este hecho.
En una primera medida, hay que tener en cuenta que en Chile el voto fue, durante mucho tiempo, obligatorio y solo hasta el 2012, con la aprobación de la Ley 20.568, se reformó el sistema de sufragio universal, instaurándose el voto voluntario.
“Ahí lo que estamos viendo es un problema generacional: la gente mayor está acostumbrada a votar y la gente joven, por lo que pudimos ver, aún ve el ejercicio de asistir a las urnas como una imposición. Incluso en este contexto, en el cual uno creería que este es el momento de la gente joven. Por eso es aún más paradójico pensar por qué no votaron”, le dijo a este medio la internacionalista.
Un segundo factor clave para explicar la baja afluencia de ciudadanos a las urnas durante el fin de semana está más relacionado con un descontento generalizado del quehacer político, y muy particularmente en Chile con los partidos tradicionales de derecha y de izquierda. De ahí que, por ejemplo, los candidatos independientes arrasaran en las urnas. Esto, hay que referirlo, no es un fenómeno exclusivo de Chile sino de toda América Latina, del para qué.
“La baja participación en las urnas en el país ha sido histórica, pero yo también creo que este fenómeno tiene que ver con esta imagen de que el país no va a cambiar. entonces yo para que me desgasto. Ese es un pensamiento generalizado y no solo en Chile: en toda la región y en América Latina la abstención sigue siendo muy alta y yo creo que eso tiene mucho que ver con un gran desencanto de la política y que en Chile se refleja también por un desencanto por los partidos tradicionales. Si te fijas los independientes fueron los que más sumaron votos a las listas ganadoras”, indicó la internacionalista.
De hecho, a este respecto es importante referir que, con el 99,9% de los votos escrutados, las listas de independientes concentraban el 40%, seguida por la coalición de centro derecha y derecha del oficialismo “Vamos por Chile” con 21%.
Sumadas las dos listas que aglutinaron candidatos del centro-izquierda al Partido Comunista -Lista Apruebo y Apruebo Dignidad- cosechaban 33,20% de los votos.
Y por último, en una tercera y última medida, la elección se realizó el sábado y el domingo para evitar contagios por el covid-19, lo que pudo influir en la baja afluencia de los votantes.
"Hay muchas comunas que aún están en cuarentena. Las condiciones del covid-19, a pesar de que ha aumentado la vacunación, pueden haber dificultado que muchas personas asistieran a sus locales de votaciones", dijo, por su parte la académica de la Universidad de Santiago, Pamela Figueroa, a la AFP.
Un ejercicio de redacción complejo
Surtido el proceso de votación, las preguntas que vienen a colación son: ¿Cómo será el ejercicio constituyente como tal? ¿Qué tan fácil o que tan complejo será que los constituyentes se pongan de acuerdo para ver qué entra y qué no lo hace en la nueva carta política que surgirá de su ejercicio?
Pues bien, de acuerdo con la internacionalista de la Universidad Externado, lo que hoy puede verse de la configuración que quedó de las votaciones de los últimos dos días podría implicar que habrá acuerdos mucho más fáciles de alcanzar en materia social y de derechos humanos y colectivos, pero sin lugar a dudas en el ámbito económico serán complejos y de difícil consenso.
“En materia de género, de salud, de equidad, de reivindicar los derechos indígenas, en todos esos aspectos, ahí la izquierda y la centro izquierda van a estar muy alineados porque tienen un set de valores muy similar. En esos temas yo creo que el ejercicio constituyente no va a tener problemas y sin lugar a dudas vamos a tener una Constitución política muchísimo más incluyente. Eso es sí o sí y no tiene debate: Los derechos sociales van a tener una gran reivindicación”, añadió la profesora María Teresa Aya.
A este respecto lo que indicó la profesora es que todos estos fueron el grueso de los temas que movilizaron a los chilenos durante las protestas del 2019, pero frente al componente económico es otra la situación de “negociación” que se vivirá al interior de la constituyente.
“Para proponer o vetar ideas se necesitan 52 votos. Eso quiere decir que 52 personas deberán estar de acuerdo ya sea para proponer un artículo o vetarlo en la Constitución. Eso va a generar coaliciones y en este momento las dos de la oposición si se juntan tienen esa cantidad de votos pero hay gente muy diversa y no está escrito que vayan a funcionar”, finalizó diciendo la internacionalista.
“La deliberación de ese cuerpo va a ser muy complicada. Una cosa es estar de acuerdo en querer una nueva Constitución y estar en contra por ejemplo de Sebastián Piñera, y otra cosa muy distinta es querer hablar del rol del Estado en la economía, de la Política Exterior, servicios públicos y minería, y creo que vamos a asistir a un proceso dispendioso que debe tomar nueve meses. El primer borrador de la Constitución chilena la podríamos estar viendo en alrededor de un año”, sostuvo por su parte a EL NUEVO SIGLO el internacionalista de la Universidad del Rosario, Mauricio Jaramillo.
Por último, los 155 constituyentes electos deben escribir en un plazo de 9 meses, prorrogable una sola vez por tres más, la nueva Constitución de Chile. Luego de 60 días de entregada la nueva Carta Magna, se realizará un plebiscito ratificatorio con voto obligatorio.