HACE cuatro años los uruguayos en las urnas pusieron fin a un prolongado período de gobierno izquierdista y eligió a la centroderecha, con Luis Lacalle Pou a la cabeza para dirigir el país. Gracias a su gestión y alta popularidad es altamente posible que opte nuevamente por ella en una definición que sería en el balotaje del 24 de noviembre.
Aunque las encuestas ubican en primer lugar de intención de voto a Yamandú Orsi, la carta del izquierdista Frente Amplio y delfín del expresidente José Mujica, con 42%, no sólo este porcentaje lo deja lejos de ganar en la primera vuelta de este 27 de octubre, sino que el apoyo popular a sus contendientes, todos integrantes de la coalición gobernante, llega al 41%, por lo que se da por descontado que en la segunda vuelta el oficialismo unido y con una segura mayoría parlamentaria -que se definirá también ese día- tenga mayor chance de victoria.
El promedio de las recientes encuestas ubica a Álvaro Delgado, del candidato del Partido Nacional y exministro de Lacalle Pou, con un 24%, seguido por el abogado penalista Andrés Ojeda, del partido Colorado (12%), el general retirado Guido Manini de Cabildo Abierto (3%) y el exministro de Trabajo, candidato del Partido Independiente Pablo Mieres (2%).
Entre tanto, Identidad Soberana, fundado en 2022 y que se presenta como alternativa a las dos corrientes políticas mayoritarias, recoge el 2% de las adhesiones para su candidato, el abogado penalista Gustavo Salle, mientras un 1% corresponde a otros partidos y el restante 14% incluye a los indecisos y en blanco.
En la encuesta de Equipos Consultores, Orsi registra el 43% de las preferencias, mientras el bloque oficialista, el 40% y en la de Cifra Consultora el candidato izquierdista llega a 44% frente al 41% de la coalición, en tanto que los indecisos los ubican en 15% y 13%, respectivamente.
Sin embargo, la tendencia, según los mismos sondeos, es que la mayoría de indecisos avalarían en el seguro balotaje a la carta de la coalición multicolor gobernante, máxime porque si bien el saliente mandatario, quien no puede buscar la reelección por prohibición constitucional, mantiene una popularidad del 50% por su buena gestión económica y social. Sin embargo, le quedaron pendientes ganar la guerra al narcotráfico -como lo prometió- y una lucha más eficaz contra la corrupción.
Pareciera un contrasentido que el apoyo ciudadano al Partido Nacional esté en 24%, cuando su líder y el de la centroderecha, Lacalle Pou supere el 50% de popularidad. Pero la explicación, como reseñamos, es que, para la jornada electoral, que aúna la primera vuelva presidencial con las parlamentarias, para escoger a los 33 senadores y los 99 representantes del poder legislativo, los cinco partidos de la coalición gobernante tienen su respectivo candidato presidencial, los que cerrarían filas en torno al más votado para el balotaje, para evitar el retorno de la izquierda al poder y así lo anticiparon algunos de ellos.
Una explicación en ese sentido entregó, en días pasados en entrevista con el periódico uruguayo El Observador, el candidato oficialista Álvaro Delgado, quien también lamentó la ausencia de un debate real de ideas y propuestas que permitiera a los uruguayos conocerlas agendas programáticas.
“Esta elección la comparo con la de 2019, cuando 15 días había una efervescencia diferente: actos, balconeras y militancia. Había ambiente de cambio, que se milita. Ahora hay un ambiente de continuidad, una mayoría silenciosa que, entre la continuidad o el cambio, prefieren la continuidad. Está pasando un poco eso, hoy seguramente es un voto más escondido y que cuando le preguntan todavía se dice indeciso. Estoy muy convencido de que el Partido Nacional (PN) va a votar parecido a la elección anterior y la coalición va a tener mayoría parlamentaria. Eso va a ser la espalda necesaria para ir a ganar un balotaje”, sostuvo el exsenador de 55 años.
Hay que recordar que Lacalle Pou ganó en el balotaje de 2019 por 1.5% a la carta del Frente Amplio, Daniel Martínez, tras conformar la llamada coalición multicolor de centroderecha. Ahora, Delgado pretende replicar esa fórmula para la definición del poder.
Se presenta como el candidato de la continuidad para profundizar las exitosas políticas del mandatario saliente y asegura que le interesa que a todos los socios de la coalición les vaya bien, tanto en la presidencial como en la parlamentaria. “Inclusive si mi partido vota un punto menos, pero la coalición vuelve a ganar y el rumbo se confirma, es lo más importante, (por eso) hay que ser generoso y mirar el objetivo grande, no el chico”, manifestó en esa entrevista.
También entregó una visión muy particular sobre la elección parlamentaria. “Me interesa que el PN tenga muchas bancas y tenga igual o más que en la elección pasada. Pero si el costo para ganar el gobierno es perder alguna banca pero que la coalición ratifique el rumbo y gane el balotaje, no tengo duda”.
Además, propone una reducción del aparato estatal bajo el nombre de “descontaminación burocrática del estado”.
Yamandú Ramón Antonio Orsi Martínez (57 años), el docente de historia, historiador de Canelones desde el 2015 y carta del Frente Amplio asegura que los políticos tienen la obligación de pensar en el Uruguay del futuro y sintetizarlo en un programa capaz de construir propuestas.
Así ha respondido a quienes le cuestionan no tener propuestas y que según explicó ha resumido en 48 ideas puntuales, entre las que destaca el aumento de las transferencias sociales, el bono de crianza, dar becas estudiantiles a uno de cada cuatro alumnos, incrementar el pie de fuerza en dos mil efectivos y las cámaras de videovigilancia a 20 mil, así como la generación de 12 mil empleos juveniles.
Destaca en esta contienda, que cuatro de las cinco fórmulas presidenciales tiene a una mujer: Valeria Ripoll (Partido Nacional), Carolina Cosse (Frente Amplio), Lorena Quintana (Cabildo Abierto) y Mónica Bottero (Partido Independiente).
Consultas populares
En la cita el último domingo de este mes, a la que están convocados 2.766.000 uruguayos (voto es obligatorio) también se someterá a consulta ciudadana una reforma de la Constitución para permitir allanamientos nocturnos y para realizar varias modificaciones al sistema de seguridad social.
Constitucionalmente se establece que para estos plebiscitos logren su objetivo, deberán obtener cada uno más de la mitad de los votos válidos. (50% +1)
La reforma de la seguridad social, es impulsada principalmente por la central sindical PIT-CNT, y propone fijar la edad jubilatoria en 60 años, entre otras medidas. El proyecto no contará con el apoyo de la actual coalición de gobierno y dentro del Frente Amplio no hay una postura homogénea, ya que decidió la libertad de acción para sus militantes y la fórmula presidencial ha expresado que no va a votarlo. Según los sondeos realizados, esta propuesta fracasaría. Éste tiene una papeleta blanca con letras negras.
El segundo proyecto es la autorización de allanamientos nocturnos policiales y bajo orden judicial a hogares. Lo presenta la coalición gobernante considerando una herramienta más en la lucha contra el creciente narcotráfico. Tiene una intención de apoyo, según todas las encuestas, del 50% como mínimo, así que sería aprobado. Su papeleta es amarilla.
Para ambos temas de consulta ciudadana solo habrá hojas por el Sí, ya que la voluntad contraria se expresará no votando.
A 16 días de la elección presidencial, parlamentaria y los dos plebiscitos, los candidatos multiplican su agenda proselitista y se enfocan en presentar fórmulas de solución a la mayor preocupación ciudadana, que es según las encuestas la inseguridad, seguida por la economía y el desempleo.
Se anticipa que, como ha ocurrido desde que se estableció, la definición del poder se dará en una segunda vuelta y es allí donde la centroderecha demostrará su gran fuerza electoral.