El Papa insta a luchar contra lo que enferma al mundo | El Nuevo Siglo
No es sólo el ser humano el que está enfermo, sino que lo está además nuestro planeta tierra, recordó el papa Francisco a los diplomáticos ante la Santa Sede
Foto Vaticano
Sábado, 13 de Febrero de 2021
Hernán Olano

Francisco se reunió este lunes con los representantes de 183 Estados con los cuales mantiene relaciones la Santa Sede, sumados los dos representantes de la Unión Europea y de la Soberana Orden de Malta, anunciando el 2021 como un año de solidaridad y comunión para toda la familia humana mediante la fraternidad y la esperanza, que ha calificado, junto con las vacunas, como “las medicinas que hoy el mundo necesita” como “remedio a la pandemia”.

En ese sentido, presentando excusas por una cita pospuesta con los embajadores desde el 25 de enero, dijo el Papa que, en este tiempo de pandemia, el virus no conoce barreras ni puede ser fácilmente aislado; por lo tanto, derrotarlo es, una responsabilidad que nos involucra a cada uno de nosotros personalmente, como también a nuestros países.

El Papa puso gran fuerza frente a dos dimensiones ineludibles de la existencia humana: la enfermedad y la muerte, para recordar el valor de la vida, de cada vida humana y de su dignidad, en todo momento de su itinerario terrenal, desde la concepción en el seno materno hasta su conclusión natural. Así mismo, “la pandemia nos recuerda también el derecho al cuidado, que es prerrogativa de todo ser humano”.

También les pidió a los embajadores, que en sus países se ofreciera “a cada persona humana el cuidado y la asistencia que necesita”, favoreciendo el acceso universal a la atención sanitaria básica, así como a la aplicación de las vacunas.

Pero, el Papa, quien en su momento expidió la Encíclica sobre el cuidado de la tierra, expresó: “No es sólo el ser humano el que está enfermo, sino que lo está además nuestro planeta tierra”, para mostrar que la pandemia no sólo ha generado una crisis de salud, con la desnutrición o las enfermedades respiratorias, sino también, en este tiempo se ha dado una crisis ecológica, las inundaciones y las sequías, causadas por la explotación indiscriminada de los recursos naturales, razón por la cual manifestó su esperanza de que la próxima “Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima (COP26), programada en Glasgow” para noviembre, para que ésta, ojalá “permita llegar a un acuerdo efectivo para afrontar las consecuencias del cambio climático”.

Observó Francisco la “otra enfermedad” que afecta actualmente a la humanidad: la de una economía basada en la explotación y el descarte tanto de las personas como de los recursos naturales, recomendando que se den políticas, especialmente para apoyar el empleo y proteger a los sectores más pobres de la población, asegurando estabilidad económica para los más vulnerables, en particular, los sectores de la economía informal, quienes fueron “los primeros en ver desaparecer sus medios de subsistencia”, diciendo: Al vivir fuera de los márgenes de la economía formal, ni siquiera tienen acceso a los amortiguadores sociales, incluidos el seguro de desempleo y la asistencia sanitaria. Así pues, empujados por la desesperación, muchos han buscado otras formas de ingresos, exponiéndose a la explotación mediante el trabajo ilegal o forzado, la prostitución y diversas actividades delictivas, incluida la trata de personas. Y, tampoco dejó ausente que muchos han sido afectados por el “ciber crimen”: “desde el fraude hasta la trata de personas, la explotación de la prostitución, incluida la de menores, y la pornografía infantil”.

De igual manera, el Pontífice hizo alusión a la grave crisis de las migraciones: Desde la Segunda guerra mundial el mundo todavía no había asistido a un aumento tan dramático del número de refugiados, como el que vemos hoy. Por tanto, es urgente que se renueve el compromiso por su protección, como también por la de los desplazados internos y de todas las personas vulnerables obligadas a huir de la persecución, de la violencia, de los conflictos y de las guerras.

Tampoco ocultó Francisco que la pandemia ha provocado una “catástrofe educativa”, así como profundo malestar entre los jóvenes, que se han visto obligados a aislarse y algunos aún más marginados por su falta de acceso a plataformas educativas, proponiendo relanzar el Pacto Mundial por la Educación: «Hoy es necesario un nuevo periodo de compromiso educativo, que involucre a todos los componentes de la sociedad», porque la educación es «el antídoto natural de la cultura individualista, que a veces degenera en un verdadero culto al yo y en la primacía de la indiferencia. Nuestro futuro no puede ser la división, el empobrecimiento de las facultades de pensamiento e imaginación, de escucha, de diálogo y de comprensión mutua”. Lo anterior, sumado al aislamiento, pues algunas familias se han reunido, otras se han distanciado, y en varios casos ha estallado la violencia contra las mujeres.

En relación con la libertad de religión, el Papa ve que la dimensión religiosa constituye un aspecto fundamental de la personalidad humana y de la sociedad, que no puede ser cancelado; y que, aun cuando se está buscando proteger vidas humanas de la difusión del virus, la dimensión espiritual y moral de la persona no se puede considerar como secundaria respecto a la salud física limitando el culto y las actividades educativas y caritativas de las comunidades de fe. Más que un “derecho de reunión”, la libertad de culto deriva esencialmente del derecho a la libertad religiosa, primer y fundamental derecho humano.

Francisco no olvidó “otra grave plaga de nuestro tiempo”: el terrorismo, que cada año se cobra numerosas víctimas en todo el mundo entre la población civil indefensa. Así, se manifestó acerca de la crisis en algunos países del cuerno de África, como Sudán del Sur, al igual que al terrorismo que afecta sobre todo al África subsahariana, pero también en Asia y en Europa. Mencionó también la República Centroafricana; América Latina, Tierra Santa, Libia, Líbano, la Península coreana, así como a la situación en el Cáucaso meridional; los esfuerzos en el ámbito del desarme, junto a "signos alentadores", como la entrada en vigor, del Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares, así como la prórroga por otros cinco años del Nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (el llamado Nuevo START) entre la Federación Rusa y los Estados Unidos, pero también insistió en mantener vivas las realidades democráticas es un desafío de este momento histórico , que afecta profundamente a todos los Estados, sean pequeños o grandes, económicamente avanzados o en vías de desarrollo.

Finalmente, Francisco manifestó, su voluntad de reanudar los viajes apostólicos, comenzando por el de Irak, previsto para el próximo marzo, del 5 al 9, para el cual se ha dado a conocer ya la programación. Viaje que se constituye en componente esencial del diálogo interreligioso, verdadero encuentro entre pueblos y culturas.

Cuando se entiende no como una renuncia a la propia identidad, sino como una oportunidad para un mayor conocimiento y enriquecimiento mutuo, este constituye una buena ocasión para los líderes religiosos y para los fieles de las diversas confesiones", prosiguió.

El Vaticano confirmó el encuentro en Irak entre el papa Francisco y el gran ayatolá Alí Sistani, la más alta autoridad musulmana chiita del país. Según el programa oficial del viaje, el Pontífice  viajará en avión el 6 de marzo a la ciudad santa de Nayaf, al sur de Bagdad, para una "visita de cortesía" al gran ayatolá.

Sistani, de 90 años y figura clave de la política iraquí, no aparece en público, recibe muy pocas visitas y emite los sermones de las oraciones del viernes a través de uno de sus representantes.