La evidencia más generalizada demuestra que, en especial en el campo económico y comercial, Europa requiere de un reforzamiento notable de sus relaciones con América Latina y el Caribe. Esto se derivaría fundamentalmente de los requerimientos que el Viejo Continente tiene respecto de materias primas y de avanzar en un bloque en el cual se está haciendo mayor el dominio de intercambios con Estados Unidos y China.
Esta tendencia en cuanto a fortalecer las relaciones con Latinoamérica, se ve favorecida cada vez más, en la medida en que los abastecimientos de materias primas con destino a Europa se ven comprometidos. Como uno de los factores, en este sentido, influyen las dinámicas de inestabilidad sociopolítica que están ocurriendo en África.
Nótese al respecto cómo últimamente, con mayor intensidad, la zona del Sahara se está convirtiendo en un auténtico avispero, condiciones en las cuales incluso, los acontecimientos han desembocado en golpes de Estado perpetrados por oficiales militares.
De esa cuenta se tienen problemas de intensa inestabilidad en la región occidental del Sahara -Guinea, Burkina Faso y Malí-; en la región central -Níger y Chad-; en el oriente -Sudán y Sudán del Sur (Estado formado oficialmente a partir del 9 de julio de 2011); incluso en la región sur -Gabón.
Estas convulsiones hacen que la región del Sahara deje de ser, como lo ha sido tradicionalmente, confiable, respecto a ser proveedores de materias primas esenciales para las economías europeas. Por supuesto, que en unos países más que en otros. Por ejemplo, la dotación de uranio que mueve centrales de energía nuclear en Francia y que se abastece a partir de minas y explotaciones en Malí. Eso estuvo relacionado con la implementación, desde París, y con destino a este país africano, de una intervención militar directa a mediados de 2013.
Otro factor que ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de abastecimientos de materias primas e incluso alimentos en Europa, ha sido -como es ampliamente reconocido- la guerra entre Rusia y Ucrania. Los roces se han sentido también en Polonia de manera específica y están condicionando el envío de material bélico a Kiev.
Al estudiar las relaciones de comercio exterior de América Latina respecto a los centros mercantiles más desarrollados, surgen datos interesantes que evidencian posiciones cambiantes durante estas primeras dos décadas del Siglo XXI. Por ejemplo, a manera de ilustración, en 2020 China desplazó a la Unión Europea en el renglón de importaciones. Es decir, de compras totales que hace Latinoamérica en los nexos internacionales.
Siempre considerando esas importaciones o compras desde América Latina, en las condiciones actuales se tiene que Estados Unidos es el principal proveedor de la región con un 30%; China 24%; y Europa con un 12%.
En cuanto a los destinos que tienen las exportaciones de Latinoamérica, de nuevo Estados Unidos aparece en la posición dominante con 45%; China 14%; y Europa con 8%. Es de notar que China sobrepasó a Europa en este renglón como plaza de recepción de productos latinoamericanos en 2017.
A partir del interés recíproco -tanto europeo como latinoamericano- de fortalecer los nexos interregionales, en julio de 2023 se llevó a cabo una reunión cumbre. Los mandatarios de los dos grupos de naciones discutieron temas relacionados con el comercio, las finanzas internacionales y la cooperación técnica. De manera específica se abordó la temática de energías limpias, los sistemas de “huella de carbono” o contaminación, transición energética, promoción del “oxígeno verde” y por supuesto, comercio exterior.
En la referida reunión, de forma más concreta, como elemento para dar seguimiento a un amplio programa de cooperación, Europa anunció la intención de invertir en América Latina y el Caribe un monto cercano a los 43.000 millones de euros. Estos fondos tendrían como destino, renglones tales como infraestructura vial, ciencia y tecnología, educación, investigación en biotecnología, reforzamiento de nexos económicos y comerciales.
Es evidente que los países latinoamericanos en relación con centros comerciales más desarrollados, en referencia a importaciones y exportaciones, tienen diversos grados de dependencia o interdependencia. De esa cuenta, la subregión de México, Centroamérica y Caribe, está más relacionada con el mercado de Estados Unidos, el cual con un total de población de cerca de 350 millones de habitantes, posee una gran capacidad de demanda.
De manera intermedia, en cuanto relación con centros más desarrollados económicamente, están los países de la Comunidad Andina -Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia. En ellos se pueden tener mayores grados de diversificación en el comercio exterior.
Finalmente, los países del Mercado Común del Sur más Chile tienen mayor interacción con Europa y la potencia china.
Importante para la región fortalecer nexos comerciales con Europa. El escenario luce promisorio. Lo importante, reiteradamente, es el conjunto de acciones ejecutivas, en cuento al seguimiento de lo acordado, a la vez que las exportaciones de la región aumentan su valor agregado. Se requieren ciclos virtuosos de crecimiento, competitividad y bienestar incluyente en las sociedades al sur del Río Bravo, la frontera entre Estados Unidos y México.
* Ph.D. University of Pittsburgh/Harvard. Profesor, Facultad de Administración de la Universidad del Rosario
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