La decisión de un magistrado del Tribunal Supremo de Brasil que anula todas las condenas al expresidente Luis Inácio Lula Da Silva generó un terremoto político cuyo impacto alcanzó a sentirse en el mercado bursátil que estaba cerrando la jornada.
El magistrado Edson Fachin, al resolver una apelación presentada por la defensa del exmandatario y líder del otrora mayoritario Partido de los Trabajadores (izquierdista PT) dictaminó que el tribunal que juzgó a Lula Da Silva, en cuatro procesos diferentes por corrupción, no era el competente. De esta forma quedan anuladas, por una cuestión procesal, lo que se conoce como falla de fondo, las condenas correspondientes al exmandatario, lo que le restituye sus derechos políticos y le abre la puerta para presentarse como candidato presidencial en 2022.
Sin embargo Fachin determinó que los casos se reiniciarán en la Corte Federal del Distrito Federal, es decir en Brasilia, tal y como lo solicitaba el recurso interpuesto por la defensa basándose en que los casos concernidos, es decir por los que fue condenado Lula, no se limitaban a Petrobras, el eje de la red de corrupción que dio origen a la operación Lava Jato.
Las condenas
Lula suma dos condenas emitidas por un tribunal de Curitiba (el juzgado 13 que encabezaba el entonces juez anticorrupción Sergio Moro) por casos vinculados con Lava Jato, que descubrió un esquema de sobornos pagados por grandes constructoras a políticos para obtener contratos en la petrolera estatal Petrobras.
Así, el expresidente fue condenado en 2018 por corrupción y lavado como beneficiario de un apartamento tríplex en Guarujá (litoral de Sao Paulo) y estuvo detenido desde abril de ese año hasta noviembre de 2019 en una celda especial en la sede de la Policía Federal de Curitiba.
La sentencia fue validada en tercera instancia y totalizaba 8 años, 20 meses y 20 días de cárcel, aunque una decisión de la Corte Suprema le permitió agotar todos los recursos judiciales en libertad.
En 2020 fue condenado a 17 años en segunda instancia, acusado de recibir sobornos de constructoras, relacionados con un sitio en Atibaia (Sao Paulo) a cambio de influir en la obtención de contratos en Petrobras.
Los otros dos procesos contra Lula tienen que ver con el de la sede del Instituto Lula y el que se ocupa de las donaciones al mencionado.
Fachin explicó que cuando el pleno del STF juzgó la investigación contra la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, en el caso Consist, se definió que el Juzgado 13 Federal de Curitiba no tenía potestad para juzgar procesos Lava Jato que no tuvieran relación directa con desvíos de fondos de la estatal petrolera. De esta forma consideró que la que debía haberlo hecho desde el principio era la Justicia Federal del Distrito Federal (Brasilia).
El fallo no fue sometido al pleno del Tribunal Supremo ni al Segundo Panel, (otro tribunal que investiga los procesos de Lava Jato en dicha Corte) ya que se estaba fallando específicamente sobre un recurso de apelación. Sin embargo es susceptible de que vaya a examen plenario de alguno de esas instancias si el Ministerio Público Federal así lo solicita.
La ofensiva en Curitiba
Como se recordará, los dos primeros procesos contra el expresidente Lula se dieron por presunta corrupción, en el marco de Lava Jato en el juzgado 13 de Curitiba. Fue allí donde Moro, tras el cumplimiento de las investigaciones de rigor, llevó a juicio a Lula donde fue condenado y, por tanto encarcelado.
El equipo jurídico del exmandatario inició desde ese momento (hace tres años) una batalla judicial de le permitió escalar todas las instancias judiciales hasta el Tribunal Supremo Federal, donde este lunes se dio el fallo del magistrado Fauchin.
Lula, según su equipo de abogados, decidió no pronunciarse por el momento frente a esta sentencia judicial a su favor que, como reseñamos anteriormente, generó un inmediato revuelo político y repercutió con fuerza en la Bolsa de Sao Paulo cerró con una pérdida de 4% y el real se depreció frente al dólar.
"Recibimos con serenidad la decisión", dijeron en un escueto comunicado los abogados. "A pesar de todas las pruebas de inocencia que presentamos, el expresidente Lula fue encarcelado injustamente, tuvo sus derechos políticos indebidamente retirados y sus bienes bloqueados", agregaron Cristiano Zanin y Valeska Zanin Martins.
El exmandatario pese a ser condenado en dos de los procesos siempre ha negado los cargos que se le imputan y ha sostenido que fue un blanco de una operación política orquestada por Sergio Moro no sólo cuando lideró la operación Lava Jato sino después cuando fungió como Ministro de Justicia del presidente Jair Bolsonaro.
Reconocido por su ofensiva contra la corrupción, Bolsonaro designó a Moro al frente de esa cartera en la que permaneció hasta abril de 2020 cuando decidió dar un paso al costado tras denunciar tentativas de "interferencia política" en asuntos judiciales por parte del Jefe de Estado.
"No tengo cómo mantener los compromisos que asumí, sin condiciones de trabajo, sin tener cómo preservar la autonomía de la PF" o "forzado a concordar con la interferencia política en la PF", explicó Moro al renunciar luego de que el Gobierno decidiera destituir como director de dicha institución a Mauricio Valeixo, a quien él había designado por ser uno de sus alfiles en la lucha contra la corrupción, tal cual lo había evidenciado desde el juzgado de Curitiba y la operación Lava Jato.
Golpe a Lava Jato
La decisión del magistrado Fachin asesta un golpe de gracia a Lava Jato, que, después de varias derrotas judiciales, fue desactivada a comienzos del mes pasado, luego de haberse convertido en la mayor ofensiva contra la corrupción no sólo en Brasil sino en varios países de la región.
Desde que se inició en 2014 con una requisa por blanqueo de dinero en una estación de servicio donde también se lavaban autos de Brasilia -de allí su nombre- tiró varios hilos, y recurrió a métodos como la delación premiada, llevando a develar una tentacular red de sobornos pagados por grandes constructoras como Odebrecht a políticos de casi todos los partidos, para obtener contratos en la estatal Petrobras.
En casi siete años, el balance es de 174 condenados en Brasil y 12 presidentes o expresidentes involucrados en América Latina, entre ellos el líder Luiz Inácio Lula da Silva, al mismo que ahora la decisión del magistrado le abre la posibilidad de retornar a la política con miras la presidencial del 2022.
Y aunque se mantienen los procesos al exmandatario en la Corte del Distrito Federal, lo que retrotrae la acción judicial al momento inicial, pasarán varios meses y hasta años para el avance de los procesos en su contra. De allí que una eventual candidatura para volver al poder sea muy viable y, de darse, tendría como contendiente seguro a Bolsonaro y con factibilidad a Sergio Moro.
Bolsonaro, sorprendido
Al reaccionar a la noticia, el presidente Bolsonaro afirmó que Fachin "siempre tuvo una vinculación fuerte con el PT".
"Todos fuimos sorprendidos (por esa decisión), pero al fin de cuentas el bandidaje de ese gobierno (de izquierda) está claro para toda la sociedad", manifestó el mandatario en declaraciones a CNN Brasil.
Según un sondeo reciente, el líder histórico del partido de los Trabajadores (PT) sería el único con potencial de derrotar a Bolsonaro en los comicios previstos para octubre de 2022.
La nueva variable surge en momentos en que Brasil está sumido en una grave crisis económica, agravada por la pandemia de coronavirus que ya dejó más de 266.000 muertos en el país y se halla en su peor momento desde su inicio hace un año.