Las afganas están de nuevo sin el derecho a educarse | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Domingo, 17 de Abril de 2022
Mario F. Hurtado

A pesar de que el nuevo gobierno talibán ha querido desmarcarse de las atrocidades que protagonizó durante el periodo 1990 -2001, la situación de las mujeres respecto a su educación vuelve a ser crítica. Esta historia se remonta a algo que no parece tener fin: las tensiones entre Estados Unidos y Rusia, antes la Unión Soviética.

En los años ochenta, el ejército soviético se toma Afganistán, derroca la monarquía e impone un gobierno de corte socialista–comunista. Este buscaba alejar a la sociedad de la religión musulmana y, para lograrlo, amplió el acceso de la mujer a la educación. Se afirma que, en 1988, Afganistán era el país del mundo musulmán con mayor número de profesoras, tanto en la educación básica como en superior.

Estados Unidos en su larga historia de intervenciones, decidió aliarse con los líderes religiosos afganos, algunos de ellos fundamentalistas, con el único fin de derrocar el régimen prosoviético. Objetivo que alcanzan, en 1990, impulsados por la caída de la Unión Soviética. Dejando al país en manos de los talibanes, un grupo de jóvenes radicalizados con el islam, que consideran que la sharía o ley religiosa es la que debe regir las normas de Afganistán.

Dicha situación lleva a que las mujeres pierdan sus derechos políticos y educativos. Se cierran las escuelas, se les prohíbe ir a la universidad y se les aparta de cualquier derecho fundamental. Las condiciones se van al extremo, son años de terror y discriminación.

En 2001, con la invasión estadounidense a Afganistán, después de responsabilizar a los talibanes dentro de los partícipes de los atentados sobre las Torres Gemelas en Nueva York, se impone un gobierno prooccidental que a pesar de la poca legitimidad que tiene, reabre las escuelas y las universidades para las mujeres y de forma tímida se reanuda su acceso a la educación. Sin embargo, ante la falta de legitimidad y la retirada de la ocupación estadounidense, uno de los grandes fracasos de la política occidental, los talibanes recuperan terreno y toman el poder en 2021. Desde ese momento las escuelas y las universidades quedaron cerradas de nuevo para ellas.

Sin embargo, para dar un parte de tranquilidad sobre el régimen anterior, las autoridades talibanas habrían prometido volver a abrirlas. Así, miles de niñas afganas estaban a la espera de la apertura de las escuelas, pero esta semana las autoridades talibanas anunciaron que han decidido mantenerlas cerradas hasta que se diseñen todos los uniformes que deben responder a la ley de la sharía y a lo que consideran ellos “la cultura afgana”, es decir, mujeres cubiertas de pies a cabeza.


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La realidad, es que hay un interés por prohibir de nuevo el acceso a la educación para las mujeres, ya que la educación bien orientada puede llevar a la construcción de un pensamiento crítico y la capacidad de cuestionar lo establecido. Además, como la sharía está escrita en tiempos medievales, se considera que la mujer solo cumple con un fin reproductivo y debe encargarse de la crianza de los hijos y del hogar.

Casi un año después de la toma de poder por los talibanes, las mujeres no han regresado a la escuela. Lo que las limita y restringe el acceso a sus derechos fundamentales. Ejemplo de ello es la imposibilidad de permitirse tener un trabajo, cada vez está más limitado. Así mismo, su derecho a la movilidad, pues quieren prohibir que las mujeres caminen solas por las calles y solo puedan salir en compañía de un hombre.

Durante los primeros 20 años del siglo XXI, Afganistán pasó de un millón de escolares a 9, 5 millones, más de la mitad de ellos mujeres. Se incrementó en un 200% el número de escuelas. Seguía existiendo un serio problema de escolarización en las zonas rurales, donde todavía durante el duro invierno muchas familias venden a sus hijos para que no mueran de frío. Así se relata en la novela Las Montañas hablaron del escritor afgano Khaled Hoseinni.

Modificar la cultura machista tardará años, en las dos décadas sin talibanes se creó el Ministerio de la mujer que desapareció para dar paso a uno de valores islámicos, sin embargo, muchas mujeres seguían sometidas a la violencia intrafamiliar, a las rígidas normas morales sobre el cuerpo, el sexo y el amor. A pesar de los intentos de occidentalización, las afganas se vieron obligadas a seguir usando el burka por sus familias o en otros casos la represión ha sido tan marcada y profunda que, sin ser obligadas, preferían hacerlo.

*Especialista en Educación