Marcel, ¿prenda de tranquilidad en gobierno de Boric? | El Nuevo Siglo
foto archivo AFP
Lunes, 24 de Enero de 2022
Redacción internacional

Las visiones antagónicas sobre la forma de alcanzar el bienestar social es lo que diferencia a la izquierda y la derecha en política. La mayoritaria elección ciudadana en cada país determina el modelo de gobierno a seguir y, generalmente inquieta más a los mercados que sea el primero de ellos. Es por eso que más allá de la escogencia del nuevo presidente, la clave esté en quien asuma las riendas de la economía.

Superada la época de las dictaduras, en ejercicio de la democracia, la mayoría de los países latinoamericanos han optado por gobiernos de derecha y más recientemente en este siglo, con contadas excepciones como Venezuela y Nicaragua, por propuestas programáticas más moderadas de los dos extremos del espectro político, lo que se conoce como el centro. Bajo esta última concepción se han elegido, entre otros a los mandatarios Andrés Manuel López Obrador (México) y Alberto Fernández (Argentina). Más recientemente, con agendas definidas claramente de izquierda, fueron electos Pedro Castillo en Perú, Xiomara Castro en Honduras y Gabriel Boric, en Chile.

Estos últimos triunfos, con la promesa de una distribución más equitativa de la riqueza, mejores servicios públicos, ampliación de la seguridad social y consecución de recursos a través tanto de nacionalización de empresas como de posibles expropiaciones (modelo venezolano) generaron desconfianza en los mercados y frenaron las inversiones. De suyo que los ganadores, casi que desde el mismo momento del mismo, envíen una clara señal sobre el elegido para manejar la economía, llámese ministro de Hacienda, Finanzas o secretario.

Así, el mandatario peruano anunció tempranamente la designación de Pedro Francke al igual que lo acaba de hacer el joven presidente electo chileno con Mario Marcel, y el mexicano con Rogelio Ramírez de la O. Todos tienen en común ser economistas reconocidos, tanto al interior como al exterior de sus países y haber fungido en cargos claves de la hacienda pública.

Entre los analistas tanto políticos como económicos coinciden en señalar hay cuatro condiciones que deben tenerse para fungir como ministro, a saber:  conocimiento técnico, agenda, equipo y capacidad de comunicación ante el público. Y, específicamente para la cartera clave antes mencionada, experticia. Es esta última la que se convierte en prenda de garantía de un manejo moderado ante un posible embate reformista y extremista de los presidentes de izquierda.

Y eso es lo que Ramírez de la O, Francke y Marcel tienen ya que por su excelencia académica fueron escogidos para desempeñarse en el sector público desde hace varios años. De su exitosa gestión pende no sólo el respaldo al gobierno sino hasta su propio futuro político si deciden, como ha ocurrido, incursionar en esa esfera. Tal es el caso del actual presidente de Bolivia, Luis Arce, un curtido economista que fungió al frente del ministerio de Hacienda de Bolivia bajo los mandatos consecutivos del izquierdista Evo Morales y que durante ese largo período moderó los extremos planteamientos de éste.



El equipo peruano

Consciente de que su inesperado triunfo tanto por ser de la izquierda como por su nula experiencia política iba a frenar la economía, el peruano Pedro Castillo tomó dos decisiones que fueron claves para mantener tranquila la actividad económica y la confianza inversionista: ratificar al experto banquero Julio Velarde como jefe del Banco Central de Reserva del Perú (Emisor y a su asesor de campaña, Pedro Francke como ministro de Finanzas.

Velarde (68 años) y Francke (60) son doctores en economía, conocedores tanto de la misma como del tejemaneje político nacional  y con décadas de servicio público, ya que el primero lleva está al frente del Emisor hace 15 años, cuando inició con el gobierno Alan García y prosiguió con los de  Ollanta Humala, Pedro  Pablo Kuczyinski, Martín Vizcarra y Francisco Sagasti, mientras que el segundo fungió del 2011 al 2016 como gerente general del Seguro Social de Salud , que administra parte de los hospitales públicos del país.

“Nuestro compromiso es mantener el equilibrio fiscal, mejorar la calidad del gasto público, promover las inversiones y respetar la autonomía el Banco Central”, dijo en su momento Castillo al anunciar la ratificación de Velarde, alejando el fantasma de un modelo estatista.

De igual forma, cuando anunció a su titular de finanzas, aseguró que “el modelo económico que seguiremos no tiene nada que ver con la propuesta de Venezuela”, lo que el elegido Francke, percibido como de izquierda moderada luego ratificó señalando que “no haremos expropiaciones, estatizaciones, controles de precios generalizados ni control de cambios…haremos algunos ajustes porque queremos que las economías populares mejoren y esa será la prioridad de este gobierno”.

Y, el día de su posesión, ese reputado economista volvió a indicar que el gobierno Castillo “respetará la propiedad privada, promoverá el buen funcionamiento de los mercados y la inversión privada” lo que hasta el momento se ha cumplido en ese país, donde el mandatario ha enfrentado varias crisis políticas fruto de errores en la escogencia de su equipo de colaboradores.



¿Otro Super Mario?

En un guiño tan radical como el que le dieron los chilenos al elegirlo y tranquilizador para los mercados, el presidente electo Gabriel Boric designó a Mario Marcel como ministro de Economía y Finanzas.

Este independiente, otrora militante del partido socialista y quien no hace parte de la coalición de izquierdas que llevara al joven abogado a ser el inquilino de La Moneda por cuatro años, se desempeñó hasta la semana pasada como gerente del Banco Central (Emisor) y era, sin duda, el preferido tanto por el mundo político como por los empresarios e inversionistas.

Con una hoja de vida impecable e inigualable, ha dedicado la mayor parte de su vida (tiene 62 años) al servicio público en casi todas las áreas de acción económica relevantes: fiscal, y pensional.

En un gabinete dominado por la juventud, cuyo promedio de edad es de 43 años, Marcel es la figura más descollante por su dominio técnico, trabajo metódico y moderación política lo que, según analistas, da tranquilidad frente a posibles reformas radicales que en el ámbito económico pudiese plantear el gobierno de izquierda. Prevén los analistas que, de darse, serán graduales y con responsabilidad.

"Mi rol específico será ayudar a crear las condiciones económicas, financieras y operacionales para que los compromisos establecidos con la ciudadanía se puedan cumplir" y conformar un equipo para lograr "una salida ordenada a la crisis que ha vivido el país en los últimos años", sostuvo Marcel en una carta difundida por la oficina del presidente electo.

Marcel ocupó diversos cargos desde el gobierno de Patricio Alwyn (primer presidente democrático tras la dictadura) hasta el saliente gobierno, el del conservador de Sebastián Piñera donde estuvo al frente del Emisor. Precisamente por su exitosa gestión en este último fue designado “gobernador del año” por LatinFinance, una reconocida plataforma sobre mercados financieros y las economías de América Latina y el Caribe.

Durante 13 años trabajó para el gobierno de Chile, ocupando diversos cargos en el Ministerio de Hacienda, incluyendo subdirector de Racionalización y Función Pública de la Dirección de Presupuestos; secretario ejecutivo del Comité Interministerial de Modernización de la Administración Pública; y presidente del Comité de Auditoría Interna General de Gobierno. Además, fue presidente del Consejo Asesor Presidencial para la Reforma Previsional.

Este ingeniero comercial de la Universidad de Chile y doctor en Economía de la Universidad de Cambridge es también un experto en gobernanza global, ya que, entre otros, director de la Práctica Mundial de Buen Gobierno del Banco Mundial en Washington D.C., Estados Unidos; subdirector de Gobernabilidad y Desarrollo Territorial de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en París, y gerente de Capacidad Institucional y Finanzas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde anteriormente había sido director ejecutivo por Chile y Ecuador.

Cuando asuma el ministerio de Hacienda, el próximo 11 de marzo, Marcel enfrentará una economía en desaceleración tras crecer cerca de un 12% en 2021, impulsada por un fuerte aumento del consumo tras las ayudas sociales entregadas por el gobierno Piñera y los retiros de los fondos de pensiones aprobados por el Congreso.

También deberá poner en marcha la reforma tributaria que prometió Boric para recaudar hasta el 5% del PIB, que busca destinar a financiar proyectos sociales y para ello, sin duda, aprovechará su credibilidad y vínculos con el sector privado.

Coincidencialmente el nuevo ministro tiene el mismo nombre que otro gran economista, el italiano Mario Draghi, quien asumió los destinos de Italia el pasado 3 de febrero tras desempeñarse como presidente del Banco Central Europeo. Por sus logros, especialmente en el fortalecimiento de la moneda común, se le bautizó como “salvador del euro” y sus coterráneos lo eligieron para poner fin a las constantes crisis políticas, por lo que también fue llamado “Súper Mario”. Inclusive ahora es el favorito para ser el presidente, pero su salida como primer ministro sería inconveniente, máxime cuando se están consolidando las políticas para reactivar la economía, gravemente golpeada por la pandemia, como en el resto del mundo.

El chileno Marcel tiene mucho en común con el italiano Draghi. Amén de su coincidente nombre y ser reputados economistas, comparten una gran responsabilidad: dar tranquilidad a los mercados para asegurar tanto la gobernabilidad como el bienestar social, que es el fin último de cualquier modelo político.