DECENAS de miles de palestinos huyeron del norte de la Franja de Gaza ante el avance de las tropas de Israel, que reiteró su rechazo a un alto el fuego con Hamás hasta que el movimiento islamista libere a los rehenes secuestrados hace más de un mes.
"Hoy hemos visto a 50.000 gazatíes salir del norte de Gaza hacia el sur", afirmó el portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari, quien agregó que "parten porque entendieron que Hamás perdió el control del norte y que el sur es más seguro", añadió.
El éxodo de civiles hacia el sur del pequeño territorio palestino se aceleró con la intensificación de los bombardeos y combates terrestres, según observadores de Naciones Unidas.
Israel prometió "aniquilar a Hamás" en represalia por el ataque en su territorio el 7 de octubre, en el que los combatientes islamistas mataron a 1.400 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a unas 240.
Del lado palestino, al menos 10.569 personas, en su mayoría civiles y entre ellas más de 4.000 niños, murieron en los bombardeos israelíes, según el Ministerio de Salud del enclave palestino, gobernado por Hamás.
En imágenes difundidas ayer por el ejército israelí pueden verse tanques avanzando entre las ruinas humeantes de Gaza.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, reiteró su negativa a un alto el fuego sin la liberación de los rehenes.
"Quisiera poner fin a todo tipo de falsos rumores que nos llegan de todas partes y reiterar algo con claridad: no habrá un alto el fuego sin la liberación de nuestros rehenes", insistió.
Una fuente cercana a Hamás indicó a AFP que Catar media para obtener la liberación de 12 rehenes, seis de ellos estadounidenses, a cambio de una "tregua humanitaria de tres días".
Las discusiones tropiezan por el momento en la "duración" de la tregua y la inclusión en ella del norte de la Franja, donde se centra la ofensiva israelí, precisó esa fuente.
En las últimas semanas, ese emirato desempeñó un papel clave en las negociaciones para liberar a los rehenes y consiguió que el grupo islamista soltara a cuatro de ellos, dos israelíes y dos estadounidenses.
La idea de un alto el fuego es rechazada también por Estados Unidos, el principal aliado de Israel, que preconiza en lugar de esto "pausas humanitarias".
Los cancilleres del G7 de las principales potencias occidentales, reunidos en Tokio, apoyaron la idea de "pausas y corredores humanitarios" en Gaza.
Según la ONU, un millón y medio de personas se desplazaron en el interior del enclave palestino desde el inicio de la guerra.
Un experto independiente de Naciones Unidas, Balakrishnan Rajagopal, dijo que el 45% de las viviendas del enclave resultaron dañadas o destruidas en los bombardeos israelíes, lo que según él constituye "un crimen de guerra".
El gobierno de Hamás acusó a la Agencia de la ONU para los refugiados palestinos (Unrwa) de "colusión" con Israel en el "desplazamiento forzado" de la población hacia el sur.
"La Unrwa y sus dirigentes son responsables de esta catástrofe humanitaria", dijo el jefe del servicio de prensa del gobierno de Hamás, Salama Maruf.
La agencia de la ONU afirma que ya no tiene la capacidad de ayudar a los miles de desplazados. Según su último balance, 89 de sus empleados murieron en el territorio.
La oenegé Médicos Sin Fronteras informó que uno de sus empleados murió el lunes en un bombardeo en el campo de refugiados de Shati.
Netanyahu afirmó que tras la guerra su país asumirá la "responsabilidad general de la seguridad" de Gaza por un período indefinido, para impedir que Hamás recupere el poder.
El gobierno consideró que era "muy prematuro" hablar de los futuros "escenarios" en Gaza, pero afirmó que el territorio debía ser "desmilitarizado".
"Estamos estudiando varias posibilidades, con nuestros socios internacionales", declaró Eylon Levy, un portavoz del gobierno.
El secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, afirmó que Israel no debe volver a ocupar Gaza. Israel se retiró unilateralmente del enclave en 2005, después de 38 años de ocupación