LA ASAMBLEA Nobel en el Instituto Karolinska anunció la entrega del Premio Nobel de Medicina 2024 en conjunto a los científicos Víctor Ambros y Gary Ruvkun por el descubrimiento del microARN y su papel en la regulación genética postranscripcional.
De acuerdo con la información oficial del Premio Nobel este año el galardón honra a los estudiosos por su descubrimiento de un principio fundamental que rige cómo se regula la actividad genética.
El microARN es un nuevo tipo de molécula ARN minúscula que tiene un papel crucial en la regulación de la actividad de los genes. Según el jurado de la Academia sueca, los microARN “tienen una importancia fundamental para el desarrollo y el funcionamiento de los organismos”.
“Una alteración de la regulación de los genes puede causar enfermedades graves, como el cáncer, la diabetes o la autoinmunidad. Por eso, comprender la regulación de la actividad de los genes es un objetivo importante desde hace varias décadas”, añadió.
Desde el Premio Nobel destacaron que su “descubrimiento revolucionario reveló un principio completamente nuevo de regulación genética que resultó ser esencial para los organismos multicelulares, incluidos los humanos. Ahora se sabe que el genoma humano codifica más de mil microARN”.
Su sorprendente hallazgo “reveló una dimensión completamente nueva de la regulación genética. Los microARN están demostrando ser fundamentalmente importantes para el desarrollo y el funcionamiento de los organismos”, agregaron.
¿Cómo funcionan?
Benoît Ballester, investigador del Instituto francés de investigación médica Inserm y especialista en genoma no codificante, explicó: “El descubrimiento de los microARN ha aportado un nivel adicional de complejidad al revelar que regiones que pensábamos que no codifican igualmente desempeñan un papel en la regulación genética”.
Estos microARN interfieren en el funcionamiento del ARN mensajero: “Es como un velcro que se adhiere a él e impide que se traduzca en proteínas”, afirma Ballester. La consecuencia es que ciertos genes se inhiben y otros se intensifican.
Sin embargo, no hay que imaginarlos como una especie de parásitos que estropearían el buen funcionamiento del genoma, sino que son "parte integral de la regulación de nuestro genoma, algo tan importante como la traducción de un gen en proteína", subrayó.
Toda una vida de ciencia
Ambros, de 70 años, es biólogo en la Massachusetts Medical School, y Ruvkun, de 72, es profesor de genética en la Harvard Medical School. En 1993 publicaron en dos artículos separados sus hallazgos sobre "un nuevo nivel de regulación de los genes", que fueron decisivos.
"¡Es increíble!", dijo por teléfono Ruvkun a AFP tras conocer la noticia, mientras su perro ladraba frente a la puerta de la casa, a donde llegaban otros periodistas.
El investigador Ruvkun precisó que con Ambros eran "amigos desde hace años: Es algo magnífico y vamos a celebrarlo como locos".
El segundo laureado, su compatriota Víctor Ambros, mostró el mismo entusiasmo. "¡Wow! ¡Es increíble! No lo sabía", le dijo al reportero de la radio pública sueca SR que le dio la buena noticia, dado que el jurado no había logrado contactarlo antes.
Los dos investigadores, que colaboran juntos, pero trabajan separados, llevaron a cabo sus trabajos a partir de un gusano redondo de un milímetro, el C. elegans, para determinar por qué y cuándo se producen las mutaciones celulares.
Cada célula contiene los mismos cromosomas y, por lo tanto, exactamente el mismo conjunto de genes e instrucciones. La regulación de los genes permite que cada célula seleccione solo las instrucciones relevantes.
Los dos investigadores se interesaron en cómo se desarrollan los diferentes tipos de células y descubrieron los microARN.
Este descubrimiento dio lugar a "numerosos ensayos (que están) en curso, y no sólo contra el cáncer, sino también contra otras enfermedades [...], pero no hay nada cercano a una aplicación real", señaló Gunilla Karlsson Hedestam, profesora del Instituto Karolinska.
Años de investigación
Eric Miska, genetista de la universidad de Cambridge, destacó a AFP la importancia del estudio de las mutaciones celulares del C. elegans, realizado por los dos biólogos.
"El mismo pequeño ARN que se encuentra en este gusano y es importante para su desarrollo, se encuentra en ustedes y en mí. Y tiene una función importante, de hecho, resulta ser un supresor tumoral", explicó.
Asimismo, tras su descubrimiento del primer microARN en 1993, Ambros en diálogo con Miska, dijo que en ese momento "nadie realmente nos prestó atención", admitiendo que fueron necesarios años para ver algo más que "algo extraño sobre los gusanos".
Fue en el año 2000 cuando Gary Ruvkun identificó la existencia de mecanismos similares en humanos, abriendo el camino a un área completamente nueva.
"Este minúsculo trozo de ARN, tan importante para el desarrollo de este pequeño gusano, también lo tenemos nosotros e incluso juega un papel esencial, ya que previene la aparición de tumores", agregó Miska.
¿Tratamiento contra el cáncer?
Si bien el conocimiento de los microARN ya permite comprender mucho mejor el genoma, queda por ver si pueden servir como palanca de acción para curar enfermedades.
Desde hace años varias empresas de biotecnología apuestan por esta vía. Se trata de un área especialmente prometedora contra el cáncer, con la idea de establecer tratamientos muy específicos.
Esta investigación es parte de un proceso más amplio para entender cómo los tumores pueden desarrollarse de manera diferente a nivel molecular entre diferentes pacientes.
Sin embargo, contra el cáncer u otras patologías todavía no hay "nada que se acerque a una aplicación real", afirmó a la prensa Gunilla Karlsson Hedestam, profesora del Instituto Karolinska, durante el anuncio del Premio Nobel en Estocolmo.
Pero sin necesariamente convertirlos en la base de un tratamiento, muchos investigadores esperan utilizarlos primero como un "biomarcador", es decir, una herramienta de diagnóstico. /AFP
Premio Nobel de Medicina de los últimos 10 años
Galardonados en los diez últimos años con el Premio Nobel de Medicina, atribuido el lunes por la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska de Estocolmo:
- 2024: Víctor Ambros (Estados Unidos) y Gary Ruvkun (Estados Unidos) por su hallazgo del microARN, un nuevo tipo de molécula ARN minúscula que tiene un papel crucial en la regulación de la actividad de los genes.
- 2023: Katalin Karikó (Hungría) y Drew Weissman (Estados Unidos) por el desarrollo de la tecnología de ARN mensajero que abrió el camino para las vacunas contra el covid-19 de Pfizer/BioNTech y Moderna.
- 2022: Svante Pääbo (Suecia) por la secuenciación del genoma de los neandertales y la creación de la paleogenómica.
- 2021: David Julius (Estados Unidos) y Ardem Patapoutian (Estados Unidos) por sus descubrimientos sobre la manera como el sistema nervioso transmite la temperatura y el tacto.
- 2020: Michael Houghton (Gran Bretaña), Harvey J. Alter (Estados Unidos) y Charles M. Rice (Estados Unidos) por su papel en el descubrimiento del virus responsable de la hepatitis C.
- 2019: William Kaelin (Estados Unidos), Gregg Semenza (Estados Unidos) y Peter Ratcliffe (Gran Bretaña) por sus trabajos sobre la adaptación de las células a los niveles variables de oxígeno en el cuerpo, abriendo perspectivas en el tratamiento del cáncer y la anemia.
- 2018: James P. Allison (Estados Unidos) y Tasuku Honjo (Japón) por sus investigaciones sobre inmunoterapia, que se revelaron muy eficaces en el tratamiento de diversos tipos de cáncer virulento.
- 2017: Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young (Estados Unidos), quienes desmontaron mecanismos complejos del reloj biológico.
- 2016: Yoshinori Ohsumi (Japón) por sus trabajos sobre la autofagia, proceso por el que nuestras células digieren sus propios desechos y que, en caso de mal funcionamiento, desencadena la enfermedad de Parkinson o la diabetes.
- 2015: William Campbell (Irlanda/Estados Unidos), Satoshi Omura (Japón) y Tu Youyou (China) por sus descubrimientos de tratamientos contra las infecciones parasitarias y el paludismo.