HA designado a la mitad de los puestos claves de su gabinete, llama a su respaldar que su equipo sea avalado por el procedimiento “nombramientos en receso” así como a bloquear la designación de jueces que, en ‘manada’ buscan los demócratas en lo que resta del año. Así, el presidente electo Donald Trump comenzó a ‘ejercer el poder’ desde el mismo momento de su arrasadora victoria presidencial y lograr el partido mayoría en las dos cámaras legislativas.
Con el sinsabor de la derrota, los demócratas pregonan que el triunfante líder conservador busca saltarse la aprobación que el Senado debe hacer de sus nominados a los cargos claves, como lo prevé la Constitución, cuando lo que pretende es comenzar a trabajar, con todo su equipo, desde el próximo 20 de enero, cuando retorna al Salón Oval de la Casa Blanca.
“A veces las votaciones pueden tardar dos años o más. Esto es lo que hicieron hace cuatro años, y no podemos permitir que vuelva a suceder. ¡Necesitamos que los puestos se cubran INMEDIATAMENTE!”, escribió esta semana en X el mandatario electo. De inmediato sus detractores adujeron que el presidente electo acudía a este mecanismo constitucional para evitar que algunos de los elegidos, blancos de fuertes críticas, fueran rechazados por el Senado actual.
A menos de dos meses del relevo presidencial en Estados Unidos y la instalación del renovado Congreso que, como señalamos, será controlado en ambas cámaras por los republicanos, el saliente mandatario Joe Biden y la bancada demócrata buscar sacar avante algunas leyes claves, así como la confirmación de la mayor cantidad posible de nominados judiciales por el presidente Biden antes de que pierdan su escasa mayoría en la Cámara alta del Congreso.
Por ello, Trump también escribió en su red social un mensaje a los parlamentarios conservadores: “No se debe aprobar a ningún juez durante este período de tiempo porque los demócratas buscan imponer a sus jueces mientras los republicanos luchan por el liderazgo. ESTO NO ES ACEPTABLE. ¡GRACIAS!”.
Con el mensaje claro, los republicanos unidos más que nunca, encontraron un gran aliado para cumplir esas directrices: Joe Manchin, el senador independiente por Virginia Occidental, que tradicionalmente vota demócrata, manifestó que no avalará ningún nominado judicial que no tenga el apoyo de los conservadores, lo que deja a ambos partidos con igualdad de votos, incluyendo el que tiene la vicepresidenta Kamala Harris, al que se acude cuando hay un empate.
El recién elegido líder de los republicanos en el Senado, John Thune (Dakota del Sur), se pronunció en X: “debemos actuar con rapidez y decisión para que los nominados del presidente ocupen su lugar lo antes posible, y todas las opciones están sobre la mesa para que eso suceda, incluidos los nombramientos en receso. No podemos permitir que Schumer y los demócratas del Senado bloqueen la voluntad del pueblo estadounidense”.
En el mismo sentido se manifestaron Rick Scott (Florida) y John Cornyn (Texas) los otros dos opcionados para presidir el Congreso durante Trump II.
El primero de ellos Scott respondió al presidente electo en X, "100% de acuerdo. Haré lo que sea necesario para que sus nominaciones sean aprobadas lo más rápido posible…Es inaceptable que los demócratas del Senado bloqueen los nombramientos del gabinete del presidente @realDonaldTrump. Si lo hacen, permaneceremos en sesión, incluidos los fines de semana, hasta que cedan. Además, la Constitución confiere expresamente al presidente el poder de hacer nombramientos durante el receso”.
¿Qué es?
En una semana, Trump ha designado a 13 miembros de su futuro gabinete y le restan anunciar al menos once más para los denominados cargos claves. A algunos de ellos les han cuestionado por razones que van desde sus cambios de posturas políticas hasta por investigaciones en curso y, de allí, que los demócratas busquen que en lo que les resta de legislatura sean sometidos al consabido examen del Senado, rechazando la intención del presidente electo.
Las “nominaciones en receso” es un procedimiento contemplado en la Constitución, que prevé que el Presidente pueda designar y comenzar a trabajar con su equipo de gobierno sin la previa aprobación del Senado la que, sin embargo, debe darse antes de que concluya la primera legislatura.
La página web del Congreso de EE.UU., reseña que la cláusula de la Constitución que autoriza al presidente a hacer los llamados ‘nombramientos en receso’, “fue adoptada por la Convención Constitucional sin disenso y sin debate respecto a la intención y alcance de sus términos”, por lo que su uso ha sido regulado por la jurisprudencia y la costumbre.
Data la normativa de 1788, cuando el Senado se reunía una vez al año, el primer lunes de diciembre y así fue ratificada por la Constitución. Sin embargo, desde hace décadas, el Congreso sesiona casi todo el año, por lo cual al mencionado procedimiento se apela para casos extraordinarios o de emergencias.
Y bajo esa óptica a los “nombramientos en receso” han acudido tanto mandatarios republicanos como demócratas, en diferentes ocasiones. El caso más reciente en el gobierno de Barack Obama (2014), quien casi dos años después debió cambiar a los tres que nombró bajo este procedimiento cuando la Corte Suprema falló que esas designaciones eran inconstitucionales porque la Cámara alta no estaba en receso.
Ahora mismo, tanto Senado como Cámara de Representantes están en lo que llaman sesiones "pro forma", es decir que funcionan de manera simbólica incluso, (no acuden al Congreso ni laboran) en un intento de evitar que Trump acuda a “los nombramientos en receso”. Sin embargo, su bancada en el Senado, con el mencionado apoyo del independiente Manchin, buscan posibilitar ese procedimiento.
El equipo
Con corte al viernes, Trump había nombrado a titulares de 13 secretarias (ministerios) -restándole otros once- y tres embajadores claves para su agenda internacional: sus representantes ante la ONU, Israel y el enviado especial para Oriente Medio.
Según analistas políticos, esta primera tanda de elegidos, como ya ocurrió hace ocho años, representa un desafío a una facción tradicional del Partido Republicano, el que sin embargo -al igual que en ese momento- no se opondrá por contrarios que sean a la filosofía de los 'barones' del partido, para garantizar que el segundo mandato de Trump arranque y se desarrolle sin sobresaltos, máxime con el contundente mandato que le dieron los electores, que con su voto expresaron un rechazo a la cultura ‘woke’ que estaba imponiendo la izquierda progresista.
Hasta ahora el equipo para la segunda administración de Trump va así: Susie Willis (jefe de gabinete), Marco Rubio (Secretario de Estado), Matt Gaetz (Secretario de Justicia), Kristi Noem (Secretaria de Seguridad Nacional) Pete Hegseth (Secretario de Defensa), Robert F. Jennedy Jr. (Secretario de Seguridad), Doug Burgum (Secretario del Interior), Michael Waltz (Asesor de Seguridad Nacional), Tulsi Gabbard (Directora Nacional de Inteligencia), Tom Homan (Director del Servicio de Control e Inmigración), John Ratcliffe (Director de la CIA), Stepehn Miller (Subdirector de Política) y Elon Musk y Vivek Ramaswamy (Directores oficina de eficiencia gubernamental).
Los diplomáticos son, Elise Stefanik, Mike Huckabee y Steve Witkof.
Seguramente entre este fin de semana y el próximo completará su equipo ministerial designando a los secretarios del Tesoro, Agricultura, Educación, Comercio, Energía, Vivienda y Desarrollo Urbano, Trabajo, Transporte y Asuntos de los Veteranos.
De los elegidos, hay polémica en torno a dos: el nominado para justicia (fiscal general), el ya exrepresentante por Florida Matt Gaetz, investigado por presunto comportamiento sexual inapropiado con una joven de 17 años, y Tulsi Gabbard (directora de inteligencia), otrora demócrata donde fungió como vicepresidenta del Comité Nacional de este partido, por declaraciones a favor de dialogar con Rusia y Siria.
El caso Gaetz está en la Comisión Ética de la Cámara de Representantes. La comisión a cargo terminó sus pesquisas y tiene en sus manos un informe final que podría acabar sepultado porque el designado dimitió esta semana de su cargo de congresista por incompatibilidad con su nominación.
Gaetz ha negado todas las acusaciones y denunciado que todo este proceso no es más que una campaña de desprestigio -orquestada, denunció, por otro de los grandes exponentes tradicionales del partido, el antiguo líder de la minoría republicana en la Cámara Baja Kevin McCarthy - mientras los demócratas del Congreso insisten en que el documento salga a la luz porque ha sido confeccionado a través de un equipo bipartidista de investigadores y representa una prueba imprescindible sobre el carácter del nominado, más allá de sus méritos al cargo.
En cuanto a Gabbard, quien cuenta con unas credenciales bastante contundentes para desempeñar el cargo: es coronel en la reserva del Ejército de EEUU y fue desplegada en Irak y el Cuerno de África, está en la mira de los demócratas que cuestionan su lealtad al país.
La nominada declaró además en su día que la guerra de Ucrania podría haberse evitado "si la administración Biden y la OTAN simplemente hubieran reconocido las legítimas preocupaciones de seguridad de Rusia con respecto a la incorporación de Ucrania a esa Organización”.
La realidad sin embargo es que, por mucha polémica que susciten estos candidatos, todos parten con ventaja para su aprobación. Solo necesitan la mayoría simple de un Senado que estará formado, tras las últimas elecciones, por 53 republicanos y 47 demócratas. Es decir, haría falta que cuatro senadores republicanos se pasaran al otro bando, dado que el vicepresidente electo, J.D. Vance, puede decantar el resultado en caso de empate- y que absolutamente todos los demócratas se manifestaran en contra de su nombramiento.