ONU se apersona del acceso a la educación de infantes venezolanos | El Nuevo Siglo
LA EDUCACIÓN primero es una alternativa para paliar la tragedia de miles de niños venezolanos que parecen no tener futuro ante la incertidumbre que reina en su país.
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Viernes, 11 de Diciembre de 2020
Mario F. Hurtado

Por Mario Fernando Hurtado*

La educación no puede esperar es el programa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que busca dar acceso a la educación escolar a los inmigrantes. El programa anunció esta semana una inversión de 27 millones de dólares para los inmigrantes venezolanos que se encuentran en Colombia, Perú y Ecuador y que han salido en masa ante la profunda crisis económica, social y política que ha llevado en franca decadencia a Venezuela en los últimos años.

Para Colombia se esperan cerca de 12 millones de dólares, el 40% de los recursos destinados que buscan incorporar y fortalecer la educación de los 150 mil venezolanos que se estima se encuentran en edad escolar viviendo en territorio nacional.

La directora del programa que se enfoca en el acompañamiento de la educación Yasmine Sherif, expresó que la crisis que enfrenta la nación bolivariana ha hecho que en los últimos años cinco millones de personas abandonaran en el país, uno de los desplazamientos más dramáticos del hemisferio occidental.



El asunto es que al parecer por una política estatal a la población venezolana se le incentivó a tener hijos y a contar con una de las tasas de natalidad más altas de América Latina. Eso se refleja que la mayoría de las personas que huyen caminando por las carreteras suramericanas van con miles de niños en edad escolar. En el caso colombiano se volvió recurrente que la mayoría de los emigrantes venezolanos vengan con infantes entre lactantes hasta adolecentes.

Colombia se ha convertido dese hace 10 años en el país que más emigrantes venezolanos ha recibido, se calcula que casi dos millones han estado o se encuentran en el país. La situación es crítica y sobre todo ahora en tiempos de pandemia.

Algunos expertos han expresado que en un inicio esta gran masa poblacional ha salvado la matrícula de muchos colegios públicos del país. Sobre todo, los que se ubican en áreas centrales donde se han reducido las tasas de natalidad o la población cercana se ha orientado a colegios privados. Algunos profesores de dichos colegios expresan que los estudiantes migrantes vienen con muy pocas habilidades desarrolladas, enormes diferencias en comprensión lectora, habilidades matemáticas, conocimientos de ciencias e inclusive por sus mismas condiciones de desplazamiento, con debilidades en la construcción de hábitos y rutinas.

Por esa situación, sumado a las duras condiciones económicas que viven muchos de sus padres, los infantes migrantes están expuestos al reclutamiento infantil, la trata de personas y presentan altos niveles de deserción.

Según datos de la misma ONU, en Colombia el número de estudiantes venezolanos matriculados en 2018 era de 34.000 infantes y en 2020 saltó a 184.000. En Colombia, los recursos serán administrados por Save the children, junto con la oficina noruega para refugiados, la fundación World Visión y el Plan internacional.

Este primer 40% de recursos, será asignado para atender la emergencia actual, pero se espera que el país reciba en los próximos tres años más de 70 millones de dólares con el objetivo de atender a 150 estudiantes del país vecino. Se calcula que 30 mil en edad escolar, 90 mil en educación primaria y 30 mil para la educación secundaria.



La de Venezuela es una gran paradoja, de ser uno de los países más ricos del continente, con altos niveles de ingreso, pasó a un gobierno socialista desde 1999 que, a pesar de tener las banderas de la educación como prioridad, ha ido en franca decadencia. El país hoy no puede garantizar la educación de calidad, y ni siquiera el derecho básico.

Otro problema es la deserción de los profesores cualificados. Antes los pagos paupérrimos que reciben los docentes en el país vecino, muchos han visto en la emigración la posibilidad para tener calidad de vida. Hoy catedráticos venezolanos, se encuentran trabajando en Colombia, América Latina en general, Estados Unidos e inclusive Europa. Una diáspora que parece no acabar.

Por ahora, la educación primero es una alternativa para paliar la tragedia de miles de niños que parecen no tener futuro ante la incertidumbre que reina en su país.

*Especialista en Educación