CONTUNDETE fue el triunfo presidencial del economista Santiago Peña en Paraguay, con lo que el conservador Partido Colorado seguirá al mando, frustrando el tercer intento del liberal Efraín Alegre que esta vez, lideró una Coalición Nacional Progresista.

Peña, de 44 años, no tuvo que esperar el escrutinio total de la votación ya que con el 70% de las mesas escrutadas se imponía a su rival político por 15 puntos porcentuales, con una tendencia irreversible a su favor. Así en la sede de su partido se reunió con sus seguidores, tan solo dos horas después del cierre de la jornada electoral, para celebrar.

En este país la elección presidencial es a una sola vuelta y el ganador es el que obtenga el mayor porcentaje de los votos.

Una hora después de ello, la autoridad electoral proclamó ganador a Peña, con el 90% de la votación escrutada, donde el candidato oficialista sumaba más del 42% de respaldo en las urnas frente a Alegre que rozaba el 27%.

En su discurso de victoria agradeció a sus seguidores e instó a todos los paraguayos a la reconciliación para seguir trabajando por el bienestar del país, como lo han hecho los anteriores gobiernos conservadores.

También agradeció a todos, pero especialmente a su familia.  "Tengo un núcleo familiar maravilloso que me ha acompañado, que ha sido una contención en todo este período".

En tercer lugar, se encasilló Paraguayo Cubas, un exlegislador derechista anti sistema, con 21,42%, un porcentaje que sorprendió porque si bien la intención de voto lo ubicaba en esa posición, no superaba el diez por ciento.

El Partido Colorado "en la adversidad sabe superar obstáculos para permanecer en el poder", comentó a la AFP Roberto Codas, analista político y económico de la consultora Desarrollo Empresarial.

"En este caso le ayudó 'Payo' Cubas que quedó como tercera fuerza. Les quitó votos a ambas agrupaciones, pero los más perjudicados fueron los opositores de la Concertación", sostuvo.

 

Lo que viene

A diferencia de lo que ocurre en la mayoría de países, no es la economía la prioridad para el presidente electo de Paraguay, sino plantar cara, con medidas efectivas a los dos mayores lastres de la última década en este país: la corrupción y el crimen organizado.

En una jornada tranquila y con alta participación electoral, ya que en esa nación el voto es obligatorio, los paraguayos eligieron a Peña como presidente, al igual que a sus representantes al Congreso y autoridades regionales.

Tras la intensa campaña en el que el opositor Alegre con su Coalición Nacional centró en recordar las acusaciones de corrupción contra expresidentes del oficialismo, que no implican al hoy electo mandatario del Partido Colorado y prometió, entre otras cosas de su libreto de cambio, alinear el país hacia China, los paraguayos esperan conocer a fondo la hoja de ruta del continuismo.

Enclavado entre Bolivia, Argentina y Brasil, Paraguay tiene una frontera porosa y de allí que se haya vuelto atractiva para los narcotraficantes que con las prácticas de crimen organizado lo convirtieron en un país de tránsito para su lucrativo negocio.

 Por Paraguay transita el cannabis (que también produce) y la cocaína (principalmente de otros lugares) hacia Brasil, desde donde se envía a Europa.

El fiscal antimafia, Marcelo Pecci, y un alcalde conocido por su lucha contra la corrupción, José Carlos Acevedo, fueron asesinados en 2022 en crímenes atribuidos al narcotráfico. El primero de ellos cuando estaba de luna de miel en Colombia y, las investigaciones han permitido establecer que fueron jefes de carteles los que ordenaron su muerte.

En cuanto a la corrupción, Paraguay ocupa el puesto 137 entre 180 países en el ranquin de la organización Transparencia Internacional. Y algunos de sus expresidentes, entre ellos Horacio Cartes, mentor del candidato Peña, han sido acusados de este delito por la justicia norteamericana.

El conservador Partido Colorado ha estado al frente del poder en las últimas siete décadas, con la excepción de los tres años en que el exsacerdote izquierdista Fernando Lugo gobernó sin concluir el período ya que fue destituido (2008-2012) y seguirá al frente del Palacio de los López con Peña, tal cual lo auguraban la mayoría de encuestas.

Este joven economista, la oposición liderada por el abogado Alegre (60años) y cimentada en los llamados ‘progresistas’ le consideran un tecnócrata de poca experiencia política. Sin embargo, fue ministro de Economía durante el gobierno de Cartes y perdió las primarias coloradas en 2017 frente al actual mandatario Mario Abdó.

Si bien su agenda programática es continuista, especialmente en política exterior donde defiende las relaciones de Paraguay con Taiwán, es innovador en otros frentes, como en su propuesta de generar 500 mil empleos.

Para atacarle, sus adversarios le llamaron durante la campaña, "el secretario de Cartes".

Pero este joven conservador, que muy temprano ayer ejerció su derecho al sufragio en compañía de su esposa Leticia Ocampos y su hijo mayor, dijo que más que optimista por el resultado electoral se siente muy tranquilo y preparado para tomar las riendas del país.

"Me siento con mucha tranquilidad, con mucha paz de saber que he dado todo lo humanamente posible", dijo a la AFP.

Sabe, además, que cuenta con una fuerte maquinaria política. "El Partido Colorado es por lejos la nucleación política más grande del Paraguay: 55% de todos los electores nacionales están afiliados al partido, registrados en el Partido Colorado", señaló.

De familia liberal, Peña es el menor de tres hermanos. Está casado con Leticia Ocampo, con quien tiene dos hijos, el primero de ellos nacido cuando eran apenas adolescentes.

"Fui padre a los 17 años. Fue un momento duro en la vida. No fue planificado, pero me llevó a construir sobre principios muy sólidos del compromiso, de la responsabilidad, de la honestidad, de la integridad, del saber que hay gente que depende de uno. Y sin darme cuenta, con 17 años empecé a desarrollar una vocación de servicio", aseguró.

Rechaza la legalización del aborto porque le parece "lo más fácil, un atajo". Y se declara decidido a defender la familia "en su composición tradicional: mamá, papá e hijos".

En política exterior, como reseñamos, defiende la relación con Taipéi. Este es uno de los 13 países del mundo que reconocen oficialmente a esa isla sobre Pekín, que bajo el principio de una sola China reclama su soberanía.

Taiwán perdió varios aliados latinoamericanos en los últimos años; Honduras fue el último en establecer lazos formales con China.

En contrario, Alegre anunció que si ganaba la presidencial revisaría de inmediato las relaciones con Taiwán, pues considera que Paraguay paga un precio alto al perder el enorme mercado chino.

Peña volvió a plantear el tema del reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel, al anunciar su disposición a mudar nuevamente a esa ciudad la sede de su embajada, una medida que en consonancia con Donald Trump había tomado Cartes al final de su gobierno y que Abdo revirtió.

"El Estado de Israel reconoce a Jerusalén como su capital. La sede del Congreso está en Jerusalén, el presidente está en Jerusalén. Entonces ¿quiénes somos nosotros para cuestionar dónde ellos establecen su propia capital?", dijo Peña en entrevista a la AFP.

Los recursos naturales y su producto insignia, la soja, le dan una solidez a la economía paraguaya.

Es un importante exportador de soja, carne vacuna y energía hidroeléctrica.

Tiene enormes represas hidroeléctricas en el río Paraná, incluida Itaipú, en condominio con Brasil, la segunda más grande del mundo en términos de producción después de la china Tres Gargantas.

También cuenta con la hidrovía Paraguay-Paraná, de unos 3.000 km desde su naciente en Brasil hasta su desembocadura en el Río de la Plata. Con más de 3.000 barcos y barcazas, Paraguay tiene la tercera flota más importante de agua dulce del mundo, detrás de China y Estados Unidos.

Paraguay, que tiene una carga impositiva baja, de no más de 10%, es de los pocos países de la región donde aumentó la inversión extranjera directa durante la pandemia de covid-19.

El FMI pronostica que la economía paraguaya crecerá 4,5% en 2023, muy por encima del promedio de Latinoamérica (1,6%). Pero la pobreza afecta al 24,7% de la población.

Ante esta ‘tranquilidad’ económica, el presidente electo de Paraguay tiene dos retos tan grandes como inaplazables: combatir la corrupción y la creciente violencia por el accionar narco.

El optimismo del retador Alegre comenzó a disminuir en cuanto empezaron los boletines oficiales del escrutinio, que desde el primer momento marcaron diferencia a favor de Peña, tendencia que se mantuvo hasta el final.

Peña no sólo fue el más votado en su país, sino también en el exterior, donde se contó con 17 centros de votación en países como Argentina, Brasil, Estados Unidos o España.

Decantado el triunfo, ahora este líder conservador deberá concentrarse en especificar varias de sus propuestas, para que cuando asuma el mando, el próximo 15 de agosto, implemente de inmediato las medidas para mejorar la seguridad y plantar cara a la corrupción que se ha enquistado en algunas entidades oficiales.

Se espera el resultado de la composición del nuevo Congreso, aunque también se descarta que los conservadores pierdan terreno. Así las cosas, el tercer intento presidencial de Alegre volvió a quedar ‘colorado’.