NO sorprende que el autodenominado ‘libertario’ Javier Milei lidere la intención de voto, que la presidencia se definirá en balotaje con un segundo tiquete a definir entre el oficialista Sergio Massa y la derechista Patricia Bullrich. Lo que desconcierta en Argentina es el alto porcentaje de indecisos y si el outsider político llegó a su techo.
A exactamente un mes de la cita en las urnas, todas las encuestas coinciden que el candidato populista y outsider político no sólo mantiene el liderato en las encuestas (entre 31 y 34%), superando por más de cinco puntos a sus inmediatos rivales, sino que de los tres es el que tiene la imagen menos desfavorable (52% frente a 64% de Massa y 61% de Bullrich).
Además, también coinciden en destacar algunos sondeos, la mayoría de los que ya se definieron a apoyar a Milei sostienen que lo harán por su programa económico, al considerar que es la única forma de sacar al país de la grave crisis que enfrenta. Vale recordar que la inflación en este país cerró agosto en 12,4%, la más alta desde 1991, siendo el rubro de alimentos y bebidas no alcohólicas el de mayor alza.
Así, el costo de vida acumuló 124,4% en los últimos doce meses y en lo corrido de este año 80.2%. Esos dos datos, de los más altos del mundo, tiene desesperados a los argentinos que buscan que el próximo presidente implemente políticas radicales y efectivas para contrarrestar la pérdida cada vez más acelerada de su poder adquisitivo.
Economista de profesión, Milei comenzó a ganar imagen nacional como analista de ese tema en televisión y para sorpresa de todos –inclusive suya- con una propuesta radical tanto en lo económico como en lo político, dio la sorpresa en las primarias de agosto, superando a los partidos tradicionales. Desde entonces ha ganado un poco más de terreno que los otros dos candidatos.
Así se puede ver en los diferentes sondeos realizados desde comienzos de este mes hasta los de la presente semana. En promedio, Milei tiene una intención de voto del 33%, seguido por Massa que rozaría el 30%, un punto más que la única mujer con chance en esta contienda, ya que la otra candidata, la izquierdista Myriam Bregman no supera el 3%.
Aunque esa es la constante a nivel nacional, también hay que destacar que el termómetro electoral en la capital, Buenos Aires, marca muy diferente. En ese territorio, considerado el de mayor peso en el padrón electoral argentino, según el sondeo de Cricuitos, realizado la primera semana de septiembre, el ganador sería el ministro Massa (37.2%), seguido de la derechista Bullrich (30.4%) y Milei (22.8%).
En dicha ciudad, los indecisos rondan el 5% y los abstencionistas el 1.1%, mientras que quienes ejercerán su derecho al voto, pero será en blanco roza el 2%. A nivel nacional tales índices superan el 25%.
También se midió la intención de voto en los escenarios posibles del segundo balotaje que, de darse, será el 12 de noviembre. Según el Observatorio de encuestas, Milei, con 47.5% se impondría a Massa que lograría 33.6%, mientras que si el duelo es con Bullrich, los guarismos serían 38.5% y 31.5%, respectivamente.
En un hipotético enfrentamiento por la presidencia entre el ministro-candidato y la exministra, se impondría esta última con 47.3%, seis puntos porcentuales de ventaja.
Sin embargo, vale señalar que en todas esas posibilidades, el número de indecisos se ubica entre el 20 y el 30 por ciento.
Propuestas y símbolos
En esta recta final de campaña, el populista afianza su lema de "No vine a guiar corderos, vine a despertar leones”, con un programa económico centrado en dolarizar la economía, privatizar las empresas públicas del Estado y modificar las funciones del Banco Central. Mientras, el oficialista Massa anuncia subsidios para minimizar el efecto político de la galopante inflación y promete maximizar las exportaciones de la riqueza que tiene el país, que va desde productos manufacturados hasta litio, gas y petróleo.
La bitácora económica de candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich plantea reducir el déficit fiscal, especialmente a través de un recorte del gasto público; impulsar la bimonetariedad, con incentivos para que fluya un mercado de capitales en dólares, así como prohibir al Banco Central la imposición de cepos o ‘corralitos’.
Milei logró en las primarias el 30% de los votos, por delante de Massa, de centroizquierda y carta de la vicepresidenta Cristina Kirchner, y de la exministra del Interior, la derechista Patricia Bullrich, a quienes rotula como parte de la "casta política" argentina que promete ‘podar’.
Este libertario de ultraderecha que capitalizó el descontento social ha aparecido en sus actos de campaña con diversos elementos y símbolos buscando un efecto imagen imborrable. Así, ha estado con guantes de boxeo y con una motosierra, con la que evoca los recortes que quiere hacer en servicios públicos, el tamaño del Estado y la "casta parasitaria" en general.
También apareció con un billete gigante de 100 dólares con su rostro, símbolo de la dolarización que preconiza.
La dolarización es ahora un "sistema de libre competencia de divisas", del que está seguro el dólar saldrá victorioso. Y la sierra se refiere a una "reducción del gasto" dentro de un plan de "reformas de primera generación".
"Oscilan entre mostrarse como una opción antisistema y presentar un programa político viable", apuntó un artículo el diario La Nación.
Entre tanto y ante el positivo vaticinio a su favor en las encuestas, el ministro Sergio Massa, responsable de la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) del programa crediticio por 44.000 millones de dólares, quiere asegurar su tiquete al balotaje amenazado -como señalamos- por el repunte de la derechista Bullrich, anunciando subsidios y exenciones de impuestos que benefician a las clases más pobres ya los jubilados.
Para sus competidores y varios analistas políticos, es inconveniente y hasta ilegal el uso de recursos públicos en la campaña. Según el experto e investigador Raúl Timerman, “Massa está repartiendo a trocha y mocha y creo que esta va a ser la política hasta entrar al balotaje".
Agrega que este candidato actúa como un "presidente que va por la reelección" con actos oficiales que se confunden con mitines de campaña.
La oposición lo llama "plan platita", que incluye una emisión monetaria irresponsable que destruye el ahorro.
El FMI de hecho mostró preocupación por las "desviaciones de la política" y pidió mayor control en el gasto.
“No más kirchnerismo”
La candidata del centroderechista “Juntos por el Cambio” que se ubica en un tercer lugar, pero ‘respirándole en la nuca” a Massa, espera en esta recta final lograr tanto los apoyos de su rival en la primaria, el alcalde Horacio Larreta, como de los que por ‘furia’ política se decantaron por Milei.
Su bandera política es "terminar para siempre" con el kirchnerismo, que señala como “un enemigo común”.
También busca con sus propuestas y moderado discurso, los votos de la Unión Cívica Radical (UCR), el histórico partido socialdemócrata de 132 años, que ha ganado algunas gobernaciones en coalición con su partido. Pero su apoyo está dividido.
"El radicalismo no tiene nada que ver con lo que ella representa o propone", sostuvo Ricardo Alfonsín, hijo del emblemático presidente radical (1983-89) del regreso a la democracia y hoy alineado con el oficialismo.
"Es probable que algunos de ellos apoyen a Massa, que tiene radicales a su alrededor", sostiene Pablo Tigani, politólogo de la Universidad de Buenos Aires.
Complica el pronóstico electoral, las elecciones de gobernadores, pues la política regional y nacional en Argentina se rigen por lógicas distintas. La coalición gobernante perdió media docena, de 24, al tiempo que Milei -que se impuso en 16 provincias en las primarias- ha visto estrepitosas derrotas de sus candidatos provinciales.
Si bien Mileni continúa a la cabeza en los sondeos, sus rivales se le acercan. Iniciaron 30 días de intensa campaña, con alta posibilidad de cambiar el panorama electoral.