Dos días después de que delegados de su gobierno se reunieran con el presidente venezolano, Nicolás Maduro para, tal cual éste lo confirmó, ‘activar el tema energético’, el mandatario de Estados Unidos, Joe Biden tomó la sanción más arriesgada: la prohibición norteamericana a importar petróleo, gas y carbón de Rusia.
Estados Unidos y sus aliados europeos son dependientes, aunque en diferente medida, de esos combustibles fósiles suministrados por Rusia y, de allí que el embargo a éstos decidido por Biden privará al Kremlin de miles de millones de dólares, pero también tendrá un efecto, casi inmediato en la economía global.
Biden se dijo consciente de las ‘molestias’ que causará en su país esta sanción y el aumento que se prevé tendrá el precio de la gasolina y otros combustibles, fruto de las presiones que sobre la oferta petrolera global tendrá este embargo, pero enfatizó que “defender la democracia tiene un costo que debemos asumir”.
En rueda de prensa en la Casa Blanca, el mandatario demócrata justificó su decisión porque ante la imparable ofensiva de Putin, “que ha decidido seguir asesinando en Ucrania” era necesario aumentar las sanciones a Rusia y con el cierre a las mencionadas importaciones se “le asestará otro duro golpe”.
Aseguró que esta decisión se tomó "en estrecha coordinación" con los aliados de Estados Unidos y aunque admitió que puede haber algunos de ellos que, como los europeos, no pueden tomar aún una medida de este calibre. Pero instó a hacerlo en el mediano plazo porque “no podemos contribuir a subvencionar la guerra de Putin".
El petróleo ruso representa solo el 8% de las importaciones estadounidenses y el 4% del consumo de productos derivados del petróleo en Estados Unidos, que no importa gas ruso.
Por el momento, Europa se niega a decretar un embargo sobre estas importaciones rusas, que cubren el 40% de sus necesidades de gas natural y el 30% de petróleo.
Por su parte el Reino Unido, a través de su ministro de Energía, dijo que lo hará gradualmente" para cerrar totalmente la importación de combustibles de Rusia a finales de este año.
En su cuenta de la red social Twitter, el ministro británico ha asegurado que este plazo dará al mercado, las empresas y las cadenas de suministro "tiempo más que suficiente" para reemplazar las importaciones rusas, que representan el ocho por ciento de la demanda de Reino Unido.
Manifestó que las empresas británicas deberían emplear este año para asegurar que la transición se da de manera "suave" y los consumidores no se ven afectados.
Simultáneamente, en Bruselas, la Unión Europea (UE) dio a conocer que tiene la intención de reducir este año en dos tercios sus importaciones de gas de Rusia, antes de una cumbre del bloque en la que se examinará cómo poner fin a la dependencia de los hidrocarburos rusos.
En otro acápite de su intervención, Biden recordó que Estados Unidos es un exportador neto de energía, es decir que produce más petróleo y gas del que consume. Sin embargo, explicó que trabaja, en estrechamente alianza con Europa y otros socios “para poner en marcha una estrategia a largo plazo que nos permita reducir la dependencia de la energía rusa".
"Seguimos unidos en nuestra intención de mantener una presión creciente sobre Putin y su maquinaria de guerra", agregó el jefe de Estado estadounidense, quien también enfatizó que “Rusia nunca podrá controlar toda Ucrania…Puede seguir avanzando a un precio horrible, pero esto ya está claro: Ucrania nunca será una victoria para Putin”.
Insistió, así mismo, que "Putin puede ser capaz de tomar una ciudad, o más, pero nunca podrá controlar el país".
Para contrarrestar el impacto que tendrá el cierre de las importaciones de combustibles rusos, Biden dijo que el país aumentará la producción de petróleo y que ha tenido conversaciones con otros países que podrían suministrárselo para evitar un déficit.
De otra parte y tras señalar que “la gente ucraniana ha inspirado al mundo con su valentía, patriotismo y determinación de vivir libres” pidió al Congreso de Estados Unidos aprobar el paquete de asistencia para Ucrania de USD12 mil millones. “Seguiremos dando asistencia humanitaria y económica a ese país… La gente en todo el mundo está la voz para la libertad. Cuando se escriba la historia de esta guerra, Putin habrá dejado a Rusia como paria”, puntualizó el mandatario norteamericano.
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Venezuela, ¿la clave?
Sin revelar detalles, tanto la Casa Blanca como el Palacio de Miraflores confirmaron que el tema energético estuvo sobre la mesa del diálogo que sostuvieron la delegación norteamericana y el gobierno Maduro, con él a la cabeza, este fin de semana.
Esta nueva movida política de Washington tendría como trasfondo asegurar, en un futuro cercano, retomar el petróleo venezolano, cuyo grifo está cerrado por las sanciones impuestas al régimen venezolano, desde abril de 2019, y que representan el 96% de los ingresos de ese país.
Tras el encuentro, Nicolás Maduro informó a su país que “estamos activados en el tema energético. Venezuela estará al frente en las iniciativas para estabilizar el mercado petrolero”.
En este sentido, ratificó la capacidad que tiene Venezuela para elevar su producción de crudo a más de 3 millones de barriles diarios "si hicieran falta para la estabilidad del mundo", sostuvo.
De igual forma, y de seguro en el marco de los acuerdos alcanzados con la delegación norteamericana, Maduro anunció la reactivación "con mucha fuerza" de un proceso de diálogo con la oposición, paralizado hace cinco meses.
Maduro ordenó suspender las negociaciones, que se llevaban a cabo en México, en represalia a la extradición a Estados Unidos por Cabo Verde del colombo-venezolano Alex Saab, un cercano colaborador acusado de lavado de dinero y señalado de ser testaferro del mandatario chavista.
"El diálogo de México recibió un golpe tremendo como saben ustedes, pero si estamos pidiendo diálogo para el mundo tenemos que dar el ejemplo en el país y vamos a un reformateo del proceso de diálogo nacional", indicó Maduro en una alocución transmitida en la televisión estatal.
Por su parte la portavoz de la Casa Blanca confirmó que el suministro de energía estuvo sobre la mesa en las conversaciones de este fin de semana con Caracas.
"El propósito del viaje que realizaron los funcionarios de la administración fue discutir una variedad de temas que incluyen ciertamente energía, seguridad energética", declaró Jen Psaki.
Agregó que la delegación también habló sobre la situación de ciudadanos y residentes estadounidenses detenidos por el gobierno de Maduro, entre los cuales hay seis ejecutivos de Citgo arrestados en Venezuela en 2017. Pero enfatizó que las conversaciones sobre energía y el destino de los detenidos son "conversaciones separadas".
Se puede visualizar que lo acordado en el diálogo ‘cara a cara’ como lo calificó Maduro a su encuentro con la delegación norteamericana será el tema central a negociar en la mesa de México con la oposición.
Los anuncios de Maduro, así como su declaración en torno a que "estamos gravemente preocupados por la posibilidad de una guerra en Europa y una extensión... de esta confrontación armada, pareciera enconarse, incubarse una campaña pública mediática de odio…Hay que evitar una tercera guerra mundial”, tan solo días después de que diera un irrestricto respaldo a Vladimir Putin ponen a tambalear la alianza que crearon y fortalecieron desde 2019.
Así, el mandatario venezolano hizo hincapié en que "es el tiempo de la diplomacia, de la palabra, de la verdad y para reconstruir la paz" y que "no se puede estar a favor de una guerra que afecte a nuestra paz”.