¿Qué energía limpia encenderá Alemania tras apagar la nuclear? | El Nuevo Siglo
AFP
Martes, 11 de Abril de 2023
Redacción internacional con AFP

ALEMANIA pondrá en definitivo ‘off’ este sábado los switches de sus últimas tres centrales nucleares, en una apuesta por una transición verde sin estos reactores atómicos, pero ello no significaría un real paso hacia la energía limpia y que contribuya al enfriamiento planetario.

Si bien el mundo se encuentra en los inicios de una transición verde que se define como el período de tiempo que transcurre entre el momento actual, donde nuestra forma de vida es insostenible a largo plazo hasta lograr que la actividad del hombre no ponga en peligro la salud del planeta y, por ende, de la humanidad, la producción de electricidad -cuya demanda se ha triplicado en los últimos 50 años- seguirá basándose en los llamados combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas natural), con su consabida alta factura climática.

Hay conciencia global de que es urgente cambiar la llamada “canasta energética”, es decir generar electricidad de forma “limpia”, sin que produzca emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, por razones que van desde su menor costo hasta las presiones por la guerra en Ucrania, muchas naciones -sobre todo europeas- retomaron el uso del carbón, que hoy es la mayor fuente de generación de electricidad a nivel mundial, tanto para hogares como industrias.

La Agencia Internacional de Energía Atómica ha explicado que el desafío de la transición a una energía limpia es doble: se trata de eliminar el uso arraigado y constante de combustibles fósiles aumentando al mismo tiempo las fuentes de bajas emisiones de carbono, como las renovables (por ejemplo, la energía hidroeléctrica, la solar, la eólica) y la energía nuclear. Y en ese aspecto resalta el logro de la provincia de Ontario (Canadá), que desde 2014 produce energía sin carbón, gracias a una canasta energética compuesta principalmente de energía nuclear e hidroeléctrica.

Sin embargo, desde la tragedia de la central de Fukushima, tomó fuerza la política de abandonar la energía nuclear, cerrando sus centrales, que es lo que se apresta a hacer este sábado la mayor economía europea al desconectar las tres que tiene. Y aunque teóricamente ello debe promover el uso de fuentes de energía renovable, no forzosamente ha sido o será así.

Vale recordar que abandonar la energía nuclear fue planteada por Suecia, en 1980, y seguida por Italia, Bélgica, Alemania, Suiza, Austria, Países Bajos, Polonia y España, entre otros. En algunos de ellos no se cumplió o se limitó a una legislación para prohibir la construcción de nuevas centrales. Excepción a la regla es Nueva Zelanda que hace 39 años no utiliza reactores nucleares para generar energía.

 

“No va más”

Este sábado Alemania se despide definitivamente de la energía nuclear. Así, a orillas del río Neckar, a una hora de ruta de Stuttgart, comenzó la cuenta regresiva para que el humo blanco que se eleva desde 1989 de la central de Bade-Wurtemberg lance su última emanación. Igual ocurrirá más al este en el complejo bávaro de Isar 2 y al norte en Emsland, del otro lado del país, cerca de la frontera con Países Bajos.

Pese a que esta decisión ha provocado grandes controversias, avivadas por un poderoso movimiento antinuclear con los temores de un conflicto vinculado años atrás con la Guerra Fría y ahora con las amenazas rusas tras su invasión a Ucrania, ese país da vuelta a la página, concluyendo un camino iniciado en 2002 y que aceleró en 2011, tras la catástrofe de Fukushima, la entonces canciller Ángela Merkel.

Precisamente la invasión rusa a Ucrania hace trece meses, que supuso el fin del gas barato y un recorte drástico de los suministros rusos, la obligaron pese a todo a aplazar unos meses el calendario de desconexión final inicialmente previsto, el pasado 31 de diciembre.


Le puede interesar: Increíbles detalles de Urano y estrella revela webb


Se trataba de evaluar escenarios sombríos, que incluían la parálisis de sus fábricas o la falta de calefacción en pleno invierno, y de medir el impacto de la crisis en la opinión, que daba señales de vacilar.

"Con los precios elevados de la energía y el tema candente del cambio climático, se levantaron por supuesto voces para prolongar las centrales", admite Joseph Winkler, alcalde de la comuna de Neckarwestheim, donde la central del mismo nombre vive sus últimas horas.

El gobierno de Olaf Scholz, en el que participa el partido de los Verdes, el más hostil al sector nuclear, decidió finalmente extender la explotación de los tres reactores hasta el 15 de abril.

"Si hubiese habido un invierno más difícil con cortes de electricidad o escasez de gas, quizás se hubiera producido una nueva discusión. Pero lo pasamos sin demasiados problemas" gracias a la importación masiva de gas natural licuado, explica Winkler.

Para el alcalde de este pueblo de 3.500 habitantes, de los cuales más de 150 trabajan en la central, "las cosas han cambiado" y ya ha pasado el momento de una eventual "vuelta atrás" en el proceso de abandono del sector nuclear, en gran parte ya implementado.

El sector nuclear representaba el 30,8% de la energía generada en Alemania en 1997, en su nivel más alto, y solo el 6% el año pasado.

Y desde 2003, ya cerraron dieciséis de los 19 reactores que llegó a tener el país.

El porcentaje de energías renovables en la producción alemana pasó en cambio de 25% diez años atrás a 46% en 2022.

Sin embargo, el ritmo actual de la transición verde no satisface al gobierno ni a los defensores del medio ambiente. Y sin un fuerte impulso, Alemania no alcanzaría sus objetivos climáticos.

Esos objetivos "ya son ambiciosos sin el abandono del sector nuclear y cada vez que nos privamos de una opción tecnológica las cosas se vuelven más difíciles", explica Georg Zachmann, especialista en cuestiones energéticas para el centro de reflexión Bruegel con sede en Bruselas.

La ecuación es aún más compleja si se tiene en cuenta el objetivo de detener todas las centrales del país que funcionan con carbón en 2038 a más tardar, con una primera ola de cierres en 2030.

El carbón representa aún un tercio de la producción eléctrica alemana, con un alza de 8% el año pasado para compensar la ausencia de gas ruso.

Alemania necesita instalar "4 o 5 turbinas eólicas por día" en los próximos años para cubrir sus necesidades, advirtió Olaf Scholz. La vara está alta si se compara con las 551 unidades instaladas en 2022.

 

Panorama atómico

En el otro extremo frente al uso de centrales atómicas para uso civil están varias naciones, lideradas por tres gigantes: Estados Unidos, China y Rusia.

Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la energía nuclear representa actualmente el 10% de la electricidad mundial y es producida en 32 países. Si bien sufrió un frenazo tras el sismo, tsunami y el desastre que provocó en la central japonesa de Fukushima, actualmente hay 422 reactores en funcionamiento a nivel global, apenas 19 menos de los que había en 2002.

El organismo también revela que la producción nuclear total llegó a su nivel máximo histórico hace dos años, pero el parque de reactores está envejeciendo y su renovación desacelerándose. El año pasado se anunciaron diez proyectos, la mitad de ellos en China, mientras que en 1976 fueron casi medio centenar.

Estados Unidos sigue siendo la primera potencia nuclear civil, con 92 reactores. Su edad media de actividad de 42 años y solamente tiene dos en construcción, mientras que Francia tiene 56 reactores, con una edad media de actividad de 37 años. Es el país con más energía de origen nuclear por habitante en el mundo.

Hasta el año pasado, el país galo planeaba reducir paulatinamente su dependencia del átomo, pero el presidente Emmanuel Macron dio un giro y anunció la construcción de seis reactores como mínimo. El primero debería empezar a funcionar entre 2035 y 2037.

Gran Bretaña, otro pionero de esta energía, tiene nueve reactores en funcionamiento, la mayoría en ciclo final y espera construir ocho en un plazo de tres décadas, pero el alza estratosférica de los costos puede frenar ese plan.

Entre tanto, los dos países más activos actualmente en el frente nuclear son China, para su mercado interior, y Rusia, que se ha especializado en la construcción de centrales en el extranjero.

De los 25 reactores cuya construcción arrancó en los últimos tres años, los que no están localizados en China están a cargo de una firma rusa, según el informe independiente World Nuclear Industry Status Report.

China tiene 57 unidades y utiliza indistintamente tecnología rusa, francesa, estadounidense o canadiense.

Rusia está construyendo cinco reactores en su territorio y 20 en una amplia variedad de países: Bangladés, Bielorrusia, China, Egipto, India, Irán, Eslovaquia y Turquía.

"La novedad es la entrada de países que hasta ahora no tenían energía nuclear: Bangladés, Egipto...", explica Mycle Schneider, autor principal del WNISR, que señala lo que parece una estrategia rusa para "crear interdependencias a largo plazo".

La crisis energética provocada por la guerra en Ucrania ha llevado a muchos países a anunciar la reactivación de los programas de desarrollo de la energía nuclear, aunque por el momento se trata solo de declaraciones de intención.

Ejemplo de ello, Bélgica que hace dos décadas dijo renunciaba a los reactores no solo los mantiene, sino que prorrogó su funcionamiento otros diez años; Polonia, República Checa, India, Suecia y Países Bajos implementan acciones para eliminar su dependencia del carbón, pero sin abandonar, por ahora, la energía nuclear.

De esta forma, el continuo uso de carbón, petróleo y gas seguirán dificultando la transición verde y hacia las energías limpias.