¿Qué ha cambiado en Cuba después de un año de la muerte de Fidel Castro? | El Nuevo Siglo
Foto AFP
Sábado, 25 de Noviembre de 2017
Redacción internacional
Los expertos dicen que las modificaciones han sido graduales e irregulares. Lo mismo piensan los habitantes de la isla, provistos de una expectativa media, ante el, por calendario, cambio de gobierno que se dará en tres meses

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CUBA ayer conmemoró discretamente el aniversario de la muerte de Fidel Castro, enfocada en un proceso electoral que implicará un cambio presidencial, en una coyuntura de retroceso económico, hostilidad de Estados Unidos, y estancamiento en sus reformas.

La voluntad del líder de la revolución cubana, hecha ley por el Parlamento, se ha cumplido: ninguna calle, plaza o edificio, lleva su nombre ni existen estatuas o monumentos suyos en Cuba, pero Fidel Castro (1926-2016) es recordado constantemente en los medios y en la realidad de la isla.

En La Habana y Santiago de Cuba, la ciudad del oriente de la isla donde están sepultadas las cenizas del "Comandante en Jefe", se realizaron actividades, culturales y políticas, sin alterar la cotidianidad. 

Carteles de "Fidel entre nosotros" y "Yo soy Fidel" abundaban en las calles de La Habana y en avisos televisivos, en el aniversario de su muerte a los 90 años.

Jóvenes cubanos hicieron la noche de ayer una vigilia en la histórica escalinata de la Universidad de La Habana, mientras se espera que el presidente Raúl Castro se traslade a Santiago de Cuba.

"Fidel siempre presente y Fidel siempre latente, sobre todo que el hizo mucho por la educación cubana", dijo a la AFP Gladys García, 63 años, directora de una escuela primaria.

Malecón y esperanza

Cada noche, la juventud habanera acude al Malecón, la famosa costanera. Allí beben ron, cantan, rehacen el mundo, a veces hasta el amanecer. Pero sobre todo navegan en internet gracias a las zonas wifi instaladas después del verano (boreal) de 2015.

Residente en cardiología en el hospital Calixto García, Ernesto Jiménez, de 29 años, se dice "optimista" sobre futuras transformaciones, pero teme que eso tome "mucho tiempo". "Los pocos cambios en estos tiempos desde que nací hasta los 29 años que tengo, han sido con mucho trabajo", recuerda.

"Lo económico es lo que más golpea a la población cubana y creo que mejorando eso, mejoraríamos mucho", explica este joven, con un salario de 1.300 pesos al mes (52 dólares). 

Ingeniero en una empresa estatal, Mario (nombre modificado a su petición) es uno de esos cubanos que recurren al sector informal de la economía para redondear el mes.

A sus 36 años forma parte de la vasta red de vendedores del "paquete", una compilación de contenidos audiovisuales foráneos y películas estadounidenses en memorias USB, que circula semanalmente de forma tolerada.

Contrariamente a muchos jóvenes, Mario confía a la AFP "querer quedarse" en Cuba, aunque presume que la "isla va a seguir igual". "Creo que va a seguir siendo de la misma línea, no creo que hayan muchos cambios" con los nuevos dirigentes, afirma.

 

Freno y retroceso

En el año trascurrido desde su deceso, el 25 de noviembre de 2016, los cubanos vieron enfriarse varias de sus expectativas: las reformas de Raúl Castro “han terminado siendo demasiado graduales e irregulares”, según un informe del economista cubano Pavel Vidal, de la Universidad Javeriana de Colombia, enviado a la AFP.

En agosto fue congelada la entrega de licencias para el trabajo privado en una veintena de actividades y fueron eliminadas otras. 

Un día después del aniversario de la muerte de Fidel, los cubanos votarán en los comicios municipales, un proceso que terminará en febrero con el primer relevo generacional en 60 años

Según el exdiplomático y académico Carlos Alzugaray, hay "retrasos" en tres metas trazadas: la descentralización estatal, mayor apertura al sector privado y la unificación monetaria, esta última largamente esperada.

En lo político, apunta, hay que superar aún "la vieja mentalidad" y actualizar el ordenamiento legal e institucional, "pues nadie podrá gobernar a Cuba como lo han hecho Fidel y Raúl".

Este frenazo fue más dramático por el deterioro de la economía: la meta oficial de crecimiento anual cifrada en 2% en diciembre, fue ajustada a 1% en julio. La Cepal la calcula recientemente en 0,5% y algunos economistas prevén incluso una cifra negativa, como el -0,9% de 2016.

Eso sin contar los daños que dejó el huracán Irma, aún sin cuantificar, que afectó en septiembre a casi toda la isla, sobre todo las viviendas.

Paralelamente, el presidente Donald Trump endureció el embargo contra Cuba, limitó más las visitas de estadounidenses y regresó al lenguaje de la Guerra Fría, "un retroceso" en la política de su antecesor Barack Obama, según Raúl.

Nuevo presidente

Un día después del aniversario de la muerte de Fidel, los cubanos votarán en los comicios municipales, un proceso que terminará en febrero con el primer relevo generacional en 60 años: un nuevo presidente sin el apellido Castro y que tampoco será una figura histórica de la revolución.

Todos los pronósticos coinciden que el actual primer vicepresidente, Miguel Díaz-Canel, un ingeniero de 57 años, ocupará la presidencia de Cuba, tras una lenta carrera política, pues recorrió paso a paso todos los escalones del poder.

Sin embargo, nada indica que Raúl Castro deje la jefatura del Partido Comunista (único), principal cargo político del país, al menos hasta su próximo Congreso en 2021.

"En ese escenario, en los próximos dos años, la agenda del gobierno y el estilo de operación probablemente no cambiarán mucho", estima Michael Shifter, de Diálogo Interamericano, un centro de análisis de Washington.

Sin embargo, el académico cubano Arturo López-Levy, de la Universidad de Texas-Rio Grande Valley, opina que ese relevo "ofrece oportunidades de cambios de política acorde a la visión de la nueva generación que irá ocupando los puestos cimeros".

Se trata del "cierre de una era política cubana", agrega, aunque tenga una hoja ruta hasta el 2030 aprobada por el Partido.

Raúl Castro dejará pendientes una imprescindible reforma constitucional y otra electoral. También nuevas leyes de empresa, prensa y cine.

"Es posible que estas medidas pendientes serán un lastre, pero también podrían proporcionar una nueva agenda al presidente", dice Shifter. "Puede llegar a ser la carta de presentación", coincide López-Levy.

Y aunque se prevé un "aterrizaje suave" para el nuevo equipo de Díaz-Canel, según López-Levy, la adopción de esas medidas pendientes puede provocar un choque "entre la nueva y la vieja mentalidad" en el poder, que puede ser "mas o menos agudo", opina Alzugaray.

 

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