¿Se gesta divorcio entre Arabia Saudita y Emiratos Árabes? | El Nuevo Siglo
EL príncipe heredero y ministro de Defensa de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman (izquierda) y el príncipe heredero de Abu Dabi, Mohammed bin Zayed Al Nahyan
Foto Consejo del Reino de Arabia Saudita – Bandar Algaloud
Jueves, 8 de Julio de 2021
Redacción internacional

La alianza de conveniencia surgida hace una década entre Arabia Saudita y Emiratos Árabes que, sin duda, ha moldeado la geopolítica del mundo árabe está en alto riesgo de ruptura. Y aunque no es la primera vez que estos dos grandes del Golfo evidencian sus desacuerdos, el reciente en la Opep+ podría llevarlos al divorcio.

La razón de la impensable situación es, como se diría popularmente que se “creció el enano”, como tradicionalmente se ha considerado a los emiratíes frente a los saudíes.  Ocupando el cuarto lugar en el cartel petrolero global, precedidos Rusia, Arabia Saudita e Irak, Emiratos Árabes desechó en la mencionada cita los lineamientos para fijar los niveles de producción. Pero fue más allá al exigir tomar como referencia, para calcular su cuota a partir de abril del próximo año la capacidad de producción que tenía en la prepandemia, 3.8 millones de barriles por día y no la de 2.74 millones que se referenció en el pasado acuerdo.

Inesperada propuesta y posición intransigente desataron la ‘indignación’ del resto de miembros del cartel petrolero, encabezado por los saudíes. De allí que la cita de hace una semana terminó cancelándose. Además, sin fecha prevista para otro encuentro, crecen los temores de que Emiratos se salga de ese cartel de productores, tal cual lo hicieron Catar en 2018 y Ecuador, un año después.

Analistas económicos y políticos han coincidido en señalar que fue novedoso y muy sorpresivo que considerados actores secundarios como Emiratos Árabes muestren músculo en OPEP+ y, por ello, es difícil saber cómo se comportarán los otros países miembros. Por lo pronto podrían darse otros escenarios: que en agosto se opere con las mismas cuotas de julio o que todos decidan aumentar su producción, indiscriminadamente, para aprovechar la reactivación económica mundial que se está dando gracias a la vacunación.



Rivalidad constante

Pero este no es la única desavenencia en la mencionada alianza, surgida durante la primavera árabe. Se han conocido muchos conflictos internos y si bien, con el paso de los años se ha ido debilitando no se vislumbraba, como ahora, la posibilidad de un rompimiento.

Y vale reseñar que si bien en el campo económico, por las obvias razones de su riqueza gracias al ‘oro negro’, es donde han tenido enfrentamientos, también se han presentado en el aspecto político.

Según Helima Croft, analista de RBC Capital Markets, “el actual desacuerdo parece ir más allá de la política petrolera. Emiratos quiere salir de la sombra de Arabia Saudita y trazar su propio camino en la escena internacional”.

La guerra en Yemen -cuando los saudíes retiraron la mayoría de sus tropas-, el fin del embargo a Catar, la decisión emiratí de normalizar sus relaciones con Israel y el anuncio de Arabia Saudita de un proyecto para poner fin al estatus de Emiratos Árabes como centro de las sedes regionales de las multinacionales evidencian que sus desencuentros geopolíticos van ‘in crescendo’.

El presidente del Departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Mardin Artuklu (Turquía), Necmettin Accar agrega recientes hechos que han llevado a que el conflicto de intereses entre las dos naciones árabes, lideradas por el príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, y el príncipe de Abu Dhabi, Mohammed bin Zayed, se profundice más.

“La semana pasada, el príncipe bin Salman anunció el lanzamiento de una nueva aerolínea para desafiar el dominio de Emiratos. A principios de esta semana, Arabia Saudita suspendió todos los vuelos, incluidos las escalas, procedentes de su nación aliada con el pretexto de la pandemia del covid.  Así mismo, el gobierno saudí empezó a implementar aranceles aduaneros a los bienes procedentes de la vecina nación, provocando kilométricas colas de camiones en la frontera entre los dos países. A esto debe añadirse el desacuerdo en la Opep+ y su posición frente a Irán”, manifiesta el académico turco.

Para el reino de Emiratos, el conflicto con Irán es geopolítico y no sectario o ideológico como lo es para Arabia Saudita. “De hecho, existen importantes diferencias de enfoque entre Abu Dabi y Dubái, dos de los siete emiratos que forman los Emiratos Árabes Unidos, respecto a Irán. Si bien Irán es un rival para Abu Dabi, rico en recursos petrolíferos, para Dubái, dependiente del comercio y el turismo, dicho país puede ser un socio importante”, sostiene Accar, al tiempo que recuerda que Dubái perdió su influencia de manera significativa a raíz de la crisis financiera de 2008 y pudo sobrevivir gracias al apoyo de la capital emiratí. El perfil de Abu Dhabi y Zayed dentro de la administración nacional comenzó a ganar importancia a partir de esa fecha”.

Vale recordar que esta conveniente alianza fue promovida por los dos príncipes herederos y que Zayed estaba considerado como el mentor de su par de Riad. Expertos consideran que la influencia del primero ha disminuido notablemente mientras la administración saudita se ha puesto como objetivo frenar el éxito del modelo económico emiratí.



Diversificación económica

Sin duda, la económica es el área donde la rivalidad entre los doses más obvia. Ambos países llevan años elaborando programas y proyectos para salvar a sus economías de la dependencia del petróleo y producir productos de valor agregado. Parece difícil que Arabia Saudita sea capaz de hacer frente a los largos años de experiencia y conocimiento en el campo de la economía y el comercio de Emiratos, a pesar de su gran esfuerzo en este sentido. La administración saudita se ha dado cuenta de que no es posible desarrollar su economía sin desafiar a su vecina no sólo en este aspecto, sino en el comercial y turístico.

El turismo destaca como el área de inversión más importante para el Gobierno saudí, que busca salvar a su economía de la dependencia del petróleo. De esta forma pretende convertirse en el centro turístico más grande de la región con su megaproyecto NEOM: una ciudad en la costa del mar Rojo con un presupuesto de inversión de USD 500 mil millones.

El objetivo a un futuro cercano es lograr que sus ciudadanos pasen sus vacaciones en el país en lugar de otros lugares del Golfo. Según un estudio global, aproximadamente 4,5 millones de turistas sauditas viajan al extranjero cada año y gastan USD 25.100 millones. Los turistas sauditas son los que más gastan en el mundo, con un consumo medio de USD 5.866 por persona, aproximadamente seis veces más que los turistas occidentales.

Emiratos es el segundo socio comercial más grande de Arabia Saudita después de China. La implementación saudí de aranceles es un severo golpe a la economía, sobre todo a sus zonas francas. Por ejemplo, la zona franca de la ciudad portuaria de Jebel Ali proporciona empleo a 135.000 personas y contribuye al Producto Interno Bruto del emirato de Dubái en un 30%.

El académico Accar sostiene que “mirando de cerca al régimen saudí se puede ver que la estabilidad de éste tiene como base el islam (wahabismo-ideología) y el petróleo (economía-renta). Por lo tanto, el régimen es extremadamente sensible a las amenazas ideológicas y económicas. Emiratos Árabes se ha convertido en el rival económico más importante de Arabia Saudita como consecuencia de sus recientes políticas. Y aunque la actual desavenencia podría finalizar con una especie de reconciliación, hay una cosa cierta: los intereses de estos dos grandes del Golfo en áreas como la economía, la seguridad y la energía ya no coinciden en nada”.

Los forjadores de esta alianza de gran peso geopolítico, los príncipes herederos, Salman y Zayed, tienen la ‘última palabra’ sobre la misma y aunque nadie se atreve apostar a un divorcio, por las razones anteriormente expuestas parece que esa será la salida.