“ESTO ES hasta el final” no es sólo una frase o un eslogan de campaña. Esta frase que a diario repite la líder opositora María Corina Machado es el inquebrantable compromiso que, por una transición democrática en Venezuela, adquirió años atrás y reafirmó el pasado 22 de octubre cuando arrasó en las primarias del antichavismo.
El injustificado veto a su candidatura presidencial, la persecución a su equipo de campaña, las amenazas contra ella y su inmediato entorno, así como el inexplicable bloqueo a la inscripción de “la que ella dijo” (la filósofa sin tacha Corina Yoris) fortalecieron la convicción política de Machado, quién mantiene su actividad proselitista evidenciando un masivo espaldarazo ciudadano, el que también se evidencia en las encuestas.
“Siempre luchamos por el plan A. El plan A soy yo", dijo la inhabilitada candidata este jueves a la AFP en la antesala de un acto en San Antonio de Los Altos, vecino a Caracas, donde como en todos los mitines, que ha realizado presencia fue masiva y vitoreado su discurso.
Haga clic aquí para seguirnos en WhatsApp
La fundadora de ‘Vente Venezuela’ es la que goza de la más alta popularidad entre los líderes opositores, muchos de los cuales están en el exilio tras la feroz persecución del régimen. A sus 56 años, esta dirigente es consciente de la responsabilidad que tiene en sus hombros, cual es que la oposición cierre filas tras un solo candidato -aún por definir-, porque solo así se tendrá el chance real de acabar más de dos décadas de régimen chavista.
En el discurso de Machado, el plan B o C no existe. Se niega a decir a qué candidato apoyará en última instancia y es crítica sobre el tema.
"Que sea Maduro quien decide a quién él acepta como contendiente, eso no existe", señaló enfáticamente al periodista de la AFP que le indagó sobre el tema. Y, aunque no mencionó nombre alguno, es fácil deducir que se referiría a Manuel Rosales, el gobernador del estado de Zulia, cuya candidatura fue sugerida por el propio presidente Nicolás Maduro.
Aunque opositor, como Machado, se considera a Rosales cercano al régimen y le cuestionan haberse inscrito como candidato de Un Nuevo Tiempo, uno de los partidos integrantes de la Plataforma Unitaria, sin la debida consulta ni esperar a una decisión de consenso. Por ello, no sólo la dirigencia política sino la ciudadanía considera ‘traicionó’ al antichavismo, causando una división tan innecesaria como inconveniente.
En San Antonio de Los Altos, cientos de personas reunidas en una pequeña calle escucharon a Machado, quien centró su mensaje en el inaplazable cambio que requiere Venezuela para superar años de crisis política, económica y social.
"Pongo mi vida en sus manos", dijo a seguidores que la vitorearon insistentemente y quienes confían en que el 28 de julio se pueda dar la sorpresa en las urnas.
Inelegible por una sanción impuesta por la Contraloría, de línea chavista, Machado había designado a la académica Corina Yoris, para reemplazarla, pero no pudo ser inscrita por razones desconocidas. La coalición entonces registró un candidato "provisional", el exembajador Edmundo González Urrutia, con la idea de cambiarlo antes de la votación.
Machado se aferra a la esperanza de estar en la boleta electoral o al menos tener a alguien de su confianza. El gobierno ha descartado la posibilidad de introducir un nombre distinto a los 13 candidatos inscritos.
"Tenemos hasta 10 días antes de las elecciones para sustituir una candidatura", afirma, confiada en "avanzar y mantener esta negociación en los días por venir" para "que pueda haber una candidatura que tenga el apoyo de todas las fuerzas unitarias".
"Si algo yo he aprendido es que en Venezuela hacemos posible lo imposible", dice en relación a las "primarias extraordinarias" de octubre. "Me decían que era imposible hacer primarias, que el país se movilizara, entusiasmar en un gran movimiento social a una Venezuela que se veía apagada, triste, desconfiada de la política".
La líder opositora, que según la más reciente encuesta (Meganálisis) en una eventual elección con Maduro tiene una intención de voto de 70.8%, 61 puntos más que éste, admite que "es un hecho público y notorio que en la oposición hay desconfianza", pero descartó la posibilidad de un boicot como en 2018, cuando Maduro fue reelecto y, por el contrario, motiva la participación ciudadana a las urnas.
"La abstención la quieren ellos. La abstención la quiere imponer el régimen con miedo, con candidaturas que no son legítimas o que no tengan el apoyo de la sociedad venezolana. Ellos son los que quieren provocar la división", señaló.
"Unas elecciones en las que (...) el régimen impone al candidato no son obviamente unas elecciones limpias y libres. O inclinamos la cabeza o luchamos por nuestros derechos, por la justicia. Tenemos tiempo, el pueblo está decidido, los venezolanos quieren votar".
"Tengo confianza en el pueblo, no en el CNE. Hemos visto toda la arbitrariedad del sistema electoral. Estamos ante un proceso lleno de obstáculos. ¿Cómo superar los obstáculos? Con organización, fuerza ciudadana, capacitación, preparación, entusiasmo y coraje", agregó la líder de ‘Vente Venezuela”
De otra parte, denunció la creciente persecución a la oposición. Siete miembros de su equipo de campaña han sido detenidos, acusados de conspiración, sumándose a los 269 "presos políticos" contabilizados por la ONG Foro Penal.
Otros seis colaboradores, con órdenes de arresto, se refugiaron en la residencia de la embajada de Argentina.
"Nosotros estamos convencidos de que lo mejor para Venezuela es una transición negociada que pasa por una elección libre y justa, que es lo que estamos demandando", remarcó la dirigente centro-derechista de 56 años.
"Las amenazas son brutales contra mí, contra mi entorno, hasta mi familia", sostuvo, al tiempo que reiteró su férrea convicción en la frase que la caracteriza: "Esto es hasta el final".
Consenso…única vía
Se vislumbra difícil, más no imposible, que la oposición se una en torno a un nombre que genere confianza y represente a plenitud sus ideales políticos. Es el momento y están dadas las circunstancias para que se conviertan en “el gran elector”, con altas posibilidades de imponerse en las urnas.
Actualmente hay dos bloques: Machado con la Plataforma Unitaria, que lograron in extremis inscribir al exembajador González Urrutia tras el bloqueo a Corina Yoris; y el partido Nuevo Tiempo con la candidatura del gobernador Rosales.
La vía a seguir, con inteligencia, moderación y sobre todo conciencia política, es buscar un abanderado de consenso porque si bien no puede asegurarse que los anunciados votos por Machado, que convence por su carisma y trabajo, sean endosables, si es altísima la probabilidad de que ‘elegido’ sea competitivo, dando pelea real y en franca lid al régimen.
Como lo resaltó Piero Trepiccione, subdirector del centro de estudios Gumilla, en Voz de América, “Si la oposición se concentra en una candidatura única va a producir enorme impacto político. Esto no lo quiere el Partido socialista Unido de Venezuela (Psuv), porque significaría una derrota por adelantado de Nicolás Maduro…El intento es fracturar y dividir ese deseo de unificar una candidatura”.
Otro analista, Pablo Andrés Quintero, socio director de LOG Consultancy, destacó a ese mismo portal informativo que una estrategia del chavismo es promover que los candidatos del bloque heterogéneo, llamado también ‘chiripero’, mantengan su campaña hasta último momento para así “diluir el voto y no inyectar entusiasmo en la coalición opositora”.
Pero esos candidatos del ‘chiripero’, nueve en total, no superan el 2.7% en la intención de voto según las encuestas divulgadas.
La medición más reciente, la de Meganálisis, realizada entre el 7 y 12 de este mes a más de un millar de personas, se hizo sobre tres escenarios electorales posibles, a saber: con los candidatos aprobados por el Consejo Nacional Electoral; con la participación de Corina Yoris y con un duelo Maduro-Machado.
La encuesta evidenció, en ese orden de circunstancias que: la intención de voto por Maduro es más de dos veces que la de Rosales, Corina Yoris obtiene triplica el apoyo que recibe el presidente reeleccionista y que Machado no solo lograría 61% más de votos que el líder chavista, sino que bajaría la abstención del 61.9% que se manifiesta en el primer escenario, a tan solo 9.1%.
En cuanto a Rosales, la más alta intención de voto la logra si llegan a las urnas los candidatos actualmente aprobados, ya que obtiene 5.8% frente a 13.2% de Maduro. En la segunda eventualidad, con una candidatura de Yoris (37%), solo 2.5% votaría por él, mientras que, en el tercer escenario, baja unas décimas.
Así las cosas, en Venezuela la única ‘tercera opción’ posible es que la oposición defina un candidato único. Nunca antes volver a Miraflores había estado tan cerca.