No se otea en el horizonte el fin de la guerra en Ucrania, pese al elevado costo económico, las víctimas (muertos y heridos) y la crisis humanitaria que ha causado en ambos bandos. A punto de entrar en su tercer año, no hay horario, fecha en el calendario ni la posibilidad de una salida a este conflicto en el corazón de Europa.
Este sábado se cumplen dos años de la ‘ofensiva especial militar’ que ordenó el presidente ruso Vladimir Putin para invadir a su nación vecina argumentando la defensa de los prorrusos del otro lado de la frontera, amenazados –arguye– por la anunciada expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hacia el este, lo que de suyo era un alto riesgo para la seguridad nacional de su país.
Por error de cálculo, el hombre fuerte del Kremlin no logró sus objetivos iniciales, a saber, que fuera una ‘operación exprés’ y tomar el control de las grandes ciudades, entre ellas la capital, Kiev. Su apertrechado ejército chocó con una férrea resistencia ucraniana, que inicialmente en desventaja, concitó el tan rápido como millonario apoyo militar y financiero de Occidente, en una alianza liderada por Estados Unidos.
Con la condena y el cerco económico mundial a Putin, el foco de atención –así como de ayuda– se centró sobre el presidente ucraniano, Volodomir Zelenski, y su ejército reforzado con cientos de voluntarios para modificar la ecuación de la guerra. Parcialmente ello se ha logrado en estos 24 meses de avances, retrocesos, contraofensivas... A hoy, aunque persiste el miedo, son mayores el cansancio y la incertidumbre tanto de los combatientes como de la población afectada.
Estos son los factores que incidirán el tercer año de esta ‘ofensiva militar especial’, como la sigue denominando Putin:
1. Financiación. El hombre fuerte del Kremlin tiene concentrada toda su estrategia –política y militar– en esta ‘ofensiva militar especial’, para la que no escatima recursos monetarios, pese al golpe que ha sufrido la economía nacional por las sanciones. Así, no sólo motiva a voluntarios y reservistas, sino que aumentó el sueldo a los combatientes. También tiene stock de armamento, municiones y equipos de alta tecnología (drones). En el bando contrario, el ucraniano, la situación es muy diferente, ya que dependen de la ayuda occidental y mayoritariamente de la norteamericana, la que actualmente se encuentra trabada en el Congreso por la oposición de los conservadores. Es un nuevo paquete de US$60.000 millones. Entre tanto, la Unión Europea aprobó esta semana 50.000 millones de euros, en forma de subvenciones y préstamos por cuatro años, lo que permitirá a Kiev resistir en el frente y sostener las arcas públicas. Sin embargo, Zelenski asegura que sin el apoyo de EE.UU. “la guerra está perdida”.
2. Combatientes. Se desconoce el número de muertos y heridos –de ambos bandos– que ha dejado la guerra, así como cuántos están hoy en el frente, que solo en el sur y el este de Ucrania es de mil kilómetros. Lo que se sabe es que la gran mayoría de ellos están cansados y que las condiciones climáticas (frío, nieve y lluvia) los tienen extenuados física y moralmente, por lo que quieren volver a sus casas. Igual, que son superiores tanto en número como en armamento los rusos, tal cual lo admitió el recién posesionado comandante de las fuerzas armadas ucranianas, el general Oleksandr Sirski, reconociendo que la situación operativa es "extremadamente compleja y estresante". Y si bien la orden de Zelenski es recuperar el 20% del territorio que tomó el ‘enemigo’, su objetivo inmediato es impedir que sigan avanzando. En tanto, el gobierno de Kiev optó por presentar un proyecto de ley que, de aprobarse, llevaría a combatir a centenares de presos, como a los que tienen antecedentes penales.
3. Resistencia. El año anterior la guerra se estancó, limitándose los rusos a defender el territorio ganado y los ucranianos a impedir el avance de éstos. Pero desde hace dos semanas, el ejército del Kremlin retomó la ofensiva con ataques constantes, especialmente en Avdiivka, en el frente oriental, que según informes de última hora está a días de pasar a su control, lo que sería su avance más significativo desde la conquista de Bajmut en mayo del año pasado. Ucrania se vio forzada el viernes a replegarse al sur de esta ciudad, convertida desde hace meses en símbolo de la resistencia. Varios soldados ucranianos fueron detenidos, confirmó el general Oleksander Tarnavski, encargado de esta zona, admitiendo que la batalla está en una fase "crítica". Rusia espera que su toma dificulte los bombardeos ucranianos sobre Donetsk, bastión de las fuerzas prorrusas en el este de Ucrania.
4. Sin solución. Con el convencimiento radical de que pueden ganar la guerra, tanto Putin como Zelenski descartaron, básicamente desde el comienzo, una solución negociada al conflicto, tras intensas gestiones diplomáticas, que hoy no existen. Para el mandatario ucraniano, la victoria es forzar el retiro ruso de la zona que controla (Jersón, la región del Donbás) e inclusive Crimea, mientras que para Putin, además de asegurar el control territorial del sur y el este, es “volver a dominar Ucrania desde el punto de vista geopolítico”, según consideró el politólogo y analista internacional Abel Riu, presidente del Catalonia Globe Institute. A ello hay que sumarle que el foco global está hoy sobre Gaza y esta guerra europea, de largo aliento y mucho desgaste, ha quedado relegada.
5. Presidencial en EE.UU. Aunque el gigante norteamericano está a kilómetros de distancia y la elección del inquilino de la Casa Blanca es una decisión interna, influirá en el curso de esta guerra quién resulte ganador. Putin dijo esta semana que prefiere al "predecible" Joe Biden sobre Donald Trump como dirigente de Estados Unidos, pero aseguró que el Kremlin está preparados para trabajar con cualquiera de los dos. "Biden tiene más experiencia. Es un político de la vieja escuela", sostuvo pese a ser blanco del cerco económico a Rusia liderado por ese gobierno demócrata. Pero analistas consideran que su real ‘voto’ es porque gane Trump, quien en varias ocasiones ha expresado admiración por el líder del Kremlin y recientemente insinuó que animaría a Rusia a atacar cualquier país de la OTAN que no contribuya suficientemente a la alianza militar, causando obvio revuelo en los miembros de dicha alianza. En tanto, en Europa surgen grietas sobre el apoyo a Ucrania. Los partidos de extrema derecha, vistos como menos duros con Rusia, están en alza en Francia y Alemania.
6. Reconstrucción. Naciones Unidas, la Comisión Europea, el Banco Mundial y el Gobierno ucraniano han estimado en 486.000 millones de dólares (452.000 millones de euros) el precio de la reconstrucción de Ucrania durante la próxima década. Esta estimación es algo superior a los 411.000 millones de dólares (382.000 millones de euros) que se barajaron hace un año. Solo en 2024, de acuerdo con las autoridades ucranianas, creen que el país necesitará 15.000 millones de dólares (13.000 millones de euros) para la restauración de viviendas, infraestructuras y servicios básicos, así como para impulsar el sector privado. Hasta el momento, de esos 15.000 millones de dólares, unos 9.500 millones (8.800 millones de euros) están sin financiar. Los daños directos de la guerra suman ya los 152.000 millones de dólares (141.000 millones de euros), siendo la vivienda, el transporte, el comercio, la industria, la energía y la agricultura los sectores más afectados.
7. Reorganización. Lo que se visualiza, al menos para este primer semestre, es una carrera de ambos bandos para reconstruir su capacidad ofensiva. Para Andrea Kendall Taylor, investigadora del Center for New American Security, “si Ucrania puede mantener sus líneas en 2024, podría presionar más a Rusia en 2025 si llegan nuevos recursos. Desde la perspectiva de Putin, este es un año crucial. Tatiana Stanovaya, fundadora de la consultora R. Politik, asegura, por su parte, que Putin ve una "ventana de oportunidad" para cambiar el curso de la guerra a su favor, en parte debido a la debilidad de Occidente. El presidente ruso "anticipa una brecha temporal en el apoyo militar occidental, con una producción de municiones que no aumentará hasta principios de 2025", señala la experta, destacando que "el ciclo electoral en Estados Unidos podría llevar a una estrategia geopolítica estadounidense menos decidida sobre su apoyo a Kiev y es poco probable que la Unión Europea, que se enfrenta a sus propios desacuerdos internos, compense este apoyo por sí sola”. /