Tras cinco años, Acuerdo Climático de París necesita reforma | El Nuevo Siglo
Si Estados Unidos va a trabajar por el clima en el escenario global, debe impulsar un cambio en la obligatoriedad de los compromisos.
Foto AFP
Viernes, 11 de Diciembre de 2020
Redacción internacional

Han pasado cinco años desde que se firmó el Acuerdo Climático de París. Negociado a finales de 2015, el acuerdo reconoció la necesidad de una acción decisiva para limitar el calentamiento global promedio a “muy por debajo de los 2 grados centígrados” y tratar de limitar el calentamiento a solo 1,5 grados.



Casi todos los países, 184 en total, incluido Estados Unidos (EU) ratificaron el acuerdo y cada uno se comprometió a presentar una meta, conocida como Contribución determinada a nivel nacional (NDC) que, en el caso de los países ricos, reduciría emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y en el de los países en desarrollo, frenar sus niveles de aumento. Se dio a los países la libertad de diseñar y desarrollar sus propias formas de lograr sus respectivas NDC.

El acuerdo fue aclamado como un logro diplomático sin precedentes. En palabras del canciller francés Laurent Fabius, París marcó "un gran paso adelante para toda la humanidad". El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, describió el acuerdo como un "triunfo monumental para las personas y nuestro planeta". Y a principios de 2016, Achim Steiner, entonces director del Programa de Medio Ambiente de la ONU (PNUMA), declaró que, significaba "el triunfo de la ciencia sobre la política".

Problemas

Los problemas comenzaron cuando en junio de 2017, la Casa Blanca anunció que comenzaría el proceso de retirada EU del acuerdo con el argumento de que atentaba contra su economía y favorecía a sus competidores. Los compromisos, afirmó Trump, “atrapan a millones y millones de familias en la pobreza y el desempleo".

Las acciones de Trump llevaron al presidente Jair Bolsonaro a hacer campaña para retirar a Brasil del acuerdo y en las elecciones australianas de 2019 los votantes devolvieron al poder a la coalición Liberal-Nacional abiertamente pro-carbón.

Ante este panorama el presidente electo de EU ha dicho que su primera acción de gobierno será retornar al Acuerdo a lo que expertos como Peter Betts, un exnegociador climático y líder de la UE y el Reino Unido dijo que “si la nueva administración hace del cambio climático una prioridad máxima y todas las señales muestran que lo hará, atraerá la atención de aliados tradicionales como Japón, Canadá, Australia".



Pero si Estados Unidos va a ser una fuerza verdaderamente progresista sobre el clima en el escenario global, debe basarse en una evaluación sobria de dónde están las cosas en términos del desafío climático general y la capacidad del acuerdo para impulsar un esfuerzo global, considerando que los últimos cinco años han comenzado a visibilizar algunos problemas importantes, entre los que destaca que el acuerdo se basa en compromisos voluntarios.

En este momento, existe un peligro real de que Biden simplemente continúe donde lo dejó Obama, como si los últimos 5 años no hubieran cambiado nada. Alternativamente, EU podría reconocer cómo la arquitectura no vinculante del acuerdo, que la administración del exvicepresidente propuso, debe ser reelaborada radicalmente si se quiere que el acuerdo haga lo que se propuso.

Emisiones

Es importante señalar, por supuesto, que la capacidad de cualquier acuerdo global para abordar el cambio climático es muy cuestionable dado lo que sabemos sobre el uso global de energía y las tendencias de emisiones.

Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), para tener alguna posibilidad de cumplir con el objetivo de reducción del 45% para 2030, las emisiones deberían haber alcanzado su nivel máximo en 2015, pero durante los primeros cuatro años después de París, las cosas no iban bien. A fines de 2019, el optimismo que rodeaba el acuerdo había sido abandonado tras constatar que las emisiones habían seguido aumentando.

A nivel mundial, las emisiones de combustibles fósiles aumentaron en un 60% entre 1990 y 2013, y las emisiones de CO2 del sector energético, en más del 45% entre 2000 y 2016. Las emisiones de todas las fuentes se estabilizaron entre 2014 y 2016 (principalmente debido a la desaceleración económica en China) pero volvieron a aumentar en 2017, en un 2% y en 2018 alcanzaron niveles récord, superados cada año.



Como resultado de las consecuencias económicas de la pandemia, se espera que las emisiones de CO2 disminuyan en un 8,5% en 2020 pero al parecer esta meta no se alcanzará y de lograrse no contribuirá demasiado a la meta global a largo plazo.

Claramente, que EU vuelva al Acuerdo de París marcará un movimiento significativo que celebran muchos sectores, pero es importante no perder de vista el hecho de que el acuerdo fue débil desde el principio, y la administración Obama se aseguró de que así fuera. El tono de la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton en una intervención en Copenhague a fines de 2009 y que condujo al “Acuerdo de Copenhague”, acabó con la idea del acuerdo vinculante.

Aunque hoy el mundo culpa a la administración de Trump de cualquier retroceso ambiental, el texto del Acuerdo de París se modificó ampliamente para satisfacer las preocupaciones de la administración Obama.

Futuro

Seguramente lo que importa es cómo avancen las cosas a partir de ahora. La victoria electoral de Biden puede prepararía el escenario para un regreso de EU a una posición de liderazgo sobre el cambio climático, sin embargo, los demócratas deben revisar a fondo el Acuerdo para evitar que la historia se repita.

El plan climático "Reconstruir mejor" de Biden no puede dejar de lado el exitoso nacionalismo económico y su compromiso con la creación de empleo y la recuperación económica. No es una casualidad que en el plan no se menciona el compromiso de EU con el Acuerdo, ni se establece un objetivo de emisiones para 2030.

EU no fue el único país que presentó una NDC débil en París hace 5 años. Como lo señaló la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en ese momento, incluso si todas las NDC presentadas se implementaran por completo, las emisiones aumentarían hasta 2030 y más allá, aumentando la probabilidad de 2.7° o más de calentamiento para fines de siglo, muy por encima del umbral de 2° C “más seguros”.



Según el influyente "Climate Action Tracker", las NDC de la mayoría de los países son, cuando se consideran con estos dos umbrales en mente, "críticamente insuficientes" o "muy insuficientes". La lista de "críticamente insuficientes" incluye actualmente a Corea del Sur, Alemania, Argentina, y la lista de "muy insuficientes" incluye a China, Japón, Indonesia y Sudáfrica. Solo ocho países están reduciendo o estabilizando las emisiones de una manera que podría ser compatible con los objetivos de París, y estos ocho incluyen países como Bután, Costa Rica y Marruecos.

El Acuerdo de París estipula que los países deben, para fines de 2020, presentar nuevas NDC, una vez que EU se reincorpore al Acuerdo, su nuevo NDC deberá ser mucho más ambicioso que el presentado en París pero a la vez que no afecte a su economía. Este será sin duda el primer pulso de Biden con la opinión y los miembros más radicales de su partido.

Si EU quiere mostrar un liderazgo global genuino a largo plazo, deberá impulsar un cambio del sistema voluntario que si bien trajo consenso hace cinco años, la falta de sanciones lleva a que el acuerdo no esté funcionando.