LA CAMPAÑA presidencial de Estados Unidos sigue avanzando, a tal punto que los problemas judiciales del expresidente Donald Trump ya se convirtieron en un factor permanente que impacta la contienda proselitista pero no la frena.
Por el contrario, tanto los republicanos como los demócratas analizan cómo reaccionar a las contingencias de los cuatro procesos que avanzan contra el exmandatario, sobre todo porque este continúa siendo uno de los más fuertes aspirantes a la Casa Blanca, tanto de cara a las primarias de su colectividad como en la competencia con el presidente Joe Biden.
Tanto el miércoles como ayer fueron prueba fehaciente de esa circunstancia política.
En el primero de esos dos días, ocho candidatos presidenciales republicanos se confrontaron en el primer debate de los conservadores de cara a las elecciones primarias de 2024, con Trump como gran protagonista pese a que rehusó asistir.
La ausencia de Trump arrebató la oportunidad a sus rivales, muy rezagados en las encuestas frente el exmandatario, de enfrentarlo en vivo durante las dos horas de esta cita que tuvo lugar en Milwaukee, en el estado de Wisconsin.
Por el contrario, Trump concedió una entrevista pregrabada a Tucker Carlson, ex presentador estrella de Fox News, que se publicó en la web minutos antes del debate.
"¿Por qué debería permanecer allí durante una hora o dos (...), siendo acosado por personas que ni siquiera deberían ser candidatos presidenciales?", dijo el exmandatario para justificar su ausencia.
Aún así, el expresidente fue nombrado repetidamente en la discusión entre el resto de candidatos, con varias preguntas de los presentadores y moderadores de Fox News sobre sus múltiples procesos con la justicia.
Al preguntarles a los candidatos quiénes apoyarían a Trump si resultara nominado por el partido y declarado culpable de los casos penales, todos levantaron la mano excepto el gobernador de Arkansas, Asa Hutchinson, y el exgobernador de Nueva Jersey, Chris Christie.
"Este es el límite. Alguien tiene que dejar de normalizar esta conducta", dijo Christie. "Creas o no que los cargos penales son correctos o incorrectos, la conducta está por debajo del cargo de presidente de Estados Unidos".
Christie fue abucheado, y también Hutchinson, quien añadió: "Obviamente, no voy a apoyar a alguien que ha sido condenado por un delito grave".
Trump dijo en la entrevista con Carlson que no tenía sentido participar en el debate cuando su ventaja en las encuestas es de entre 50 a 60 puntos.
Se refirió a Biden como "el peor presidente en la historia" de Estados Unidos y sugirió que él podría no ser el candidato Demócrata en las elecciones de noviembre de 2024.
"Creo que está peor mentalmente que físicamente, y físicamente no es exactamente un triatleta", dijo Trump sobre Biden, de 80 años.
El republicano, de 77 años, también desestimó sus cuatro acusaciones penales y las calificó de "triviales y tonterías".
Para su rival más cercano, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, el debate fue una oportunidad para dar vuelta a la tendencia a la baja en sus apoyos que muestran las encuestas y demostrar que es una alternativa viable.
DeSantis, de 44 años, advirtió que el país está "en decadencia" y que esta "no es inevitable". "Es una elección", afirmó.
Con Trump liderando claramente las encuestas, el debate ofreció una vitrina para quienes eventualmente aspiran a ser compañeros de fórmula del expresidente.
El empresario Vivek Ramaswamy, de perfil bajo, aprovechó para presentarse al público. Mike Pence, quien fue vicepresidente del magnate republicano, se dijo el "mejor preparado" para el cargo.
La campaña de Biden pagó costosos espacios publicitarios en Fox News y en el sitio web de la cadena antes del debate, y el presidente dijo que vería el evento "tanto como pudiera".
Fichaje
El segundo hecho que evidencia que Trump continúa siendo el principal factor de la campaña presidencial se estaba registrando anoche. Al cierre de esta edición el expresidente estaba compareciendo en una prisión del estado de Georgia tras ser acusado de intentar revertir el resultado de las elecciones presidenciales de 2020.
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Aunque se trata de la cuarta acusación penal en su contra en pocos meses, el favorito para la investidura republicana para 2024 debió afrontar el hecho inédito de acudir a una cárcel superpoblada e insalubre del condado de Fulton, en Atlanta, que estaba rodeada por un férreo perímetro de seguridad mientras periodistas y decenas de seguidores acudían al lugar.
"Es increíble. Voy a Atlanta, Georgia, el jueves para ser ARRESTADO por un fiscal de izquierda radical", protestó el magnate en su plataforma Truth Social por lo que considera una "interferencia electoral".
Su permanencia en la cárcel fue, de todas maneras, breve. Al igual que los otros 18 coacusados, Trump fue puesto bajo arresto e inmediatamente liberado tras pagar una fianza, fijada en 200 mil dólares en su caso. Acorde con normativa vigente estaba previsto que se le tomaran huellas dactilares.
La gran expectativa era si el exjefe de Estado debería verse obligado también a someterse al "mugshot", la toma de fotografías a los acusados, una práctica a la que pudo escapar en las ocasiones anteriores en las que se entregó a las autoridades en razón de su notoriedad.
"Una farsa"
Ese procedimiento fue el que se aplicó a los coacusados en el proceso de Trump que ya se habían presentado a las autoridades.
Entre ellos figura el exalcalde de Nueva York y exabogado de Trump Rudy Giuliani, cuya fianza se fijó en 150.000 dólares y que llegó el miércoles a la prisión de Rice Street.
"Esta acusación es una farsa", lanzó Giuliani al salir de la cárcel.
Los 19 acusados tienen hasta el mediodía de hoy para presentarse ante las autoridades. Se espera que regresen a la corte la semana del 5 de septiembre, presumiblemente para anunciar si se declaran culpables o no.
La fiscal Fani Willis pretende que el juicio tenga lugar marzo de 2024.
A mediados de agosto, un gran jurado designado por el fiscal acusó a Trump y a las otras 18 personas de intentar ilegalmente obtener la anulación del resultado de las elecciones de 2020, ganadas en este estado clave por el actual presidente, el demócrata Joe Biden.
Trump es objeto de cuatro cargos penales, dos a nivel federal, en Washington y Florida (sureste), uno en el estado de Nueva York y otro en Georgia.
Cada uno de estos proceses le reporta sin embargo millones de dólares en donaciones, aportadas por partidarios convencidos de que es víctima de una "caza de brujas".
Todos los acusados han sido procesados en virtud de una ley sobre la delincuencia organizada que prevé penas de entre cinco y veinte años de prisión.